Luis Carlos Rivero: una tragedia, una duda y una carrera deportiva imagen

Alzó sus manos desde lo más alto del podio en Alemania, impuso un nuevo récord pero un episodio doloroso en su vida lo llevó al atletismo.

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Su vida parecía muy tranquila. Vivía cómodo rodeado de una familia unida, el deporte y disciplina. Imaginó cientos de formas para vivir en el futuro, pero el destino lo convirtió en uno de los fondistas más reconocidos de Guatemala.



Foto tomada de COG en Flickr

Luis es originario de San Marcos, su madre es psicóloga y su padre por mucho tiempo fue uno de los abogados más reconocidos y queridos de aquella región. Es el tercero de cuatro hermanos y se graduó de ciencias jurídicas y sociales en la Universidad de San Carlos. Soñaba con replicar los pasos de su padre pero jamás imaginó el giro que darían sus días.



Tiene 32 años pero el deporte siempre lo acompañó. Practicó ajedrez, balonmano, natación y fue un enamorado del fútbol. Perteneció a las fuerzas básicas de Deportivo Marquense pero decidió dedicarse por completo a sus estudios. Irónicamente a Luis Carlos no le fascinaba correr pero su padre no perdía una sola mañana sin su sesión de ejercicio.



Foto tomada de FB – Luis Carlos Rivero


Foto tomada del fb de Luis Carlos Rivero


Foto tomada del fb de Luis Carlos Rivero

El 21 de octubre del 2007 fue un día gris para todos en casa. El padre de Luis Carlos fue secuestrado y comenzó un periodo de desconsuelo. Tan solo 15 días más tarde apareció el cuerpo y como parteaguas, cambió la forma en que Rivero vería hacia el frente.

Tras el duro golpe que atravesó este atleta y que lo obligó a enfrentar la realidad, decidió resolver una duda que se plantó en su corazón. ¿Por qué su padre disfrutaba tanto correr? Luis inició una nueva etapa. Se inscribió en algunas carreras locales y a finales de noviembre de ese mismo año un entrenador le ofreció su apoyo.



Foto tomada del fb de Luis Carlos Rivero

El 2007 finalizó con la San Silvestre, competencia en la que Luis Carlos obtuvo el segundo lugar. Su primer podio. La experiencia fue un detonante en su vida. No solo había cumplido la meta, se había sentido bien y recibió más que aplausos, un premio económico que le abrió los ojos para entender que podría dedicar su tiempo a la disciplina.

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Con el paso de los años continuó preparándose, entrenando, madrugando y soñando. Su primera competencia fuera de San Marcos fue en Cobán, durante la Media Maratón. Una noche antes durmió en un albergue, acostado en el suelo y tapado con algunos costales. Nada frenó su ímpetu.



Pese a que sus resultados iban en ascenso, Luis no tenía patrocinadores que resolvieran su vida. Había incluso pensado en retirarse y comenzar a ejercer su carrera de abogado. En enero de 2013 aceptó su “último reto”. Uno de 42 kilómetros en Miami, Estados Unidos. Había muchos sentimientos enredados. Era la primera vez que viajaba tan lejos para competir y la máxima distancia que se había trazado.



Foto tomada del fb de Luis Carlos Rivero

Escuchó el silbatazo inicial y comenzó a trotar. El viento se topaba ligero con su rostro y de a poco se posicionó entre los primeros, junto a cinco africanos que anhelaban el jugoso premio. Con cada metro se distanciaba más de los rivales y cumplido el tiempo empujó el banderín en la meta. ¡Ganó la competencia! Con ello también la confianza de uno de sus patrocinadores más fuertes que no le permitió decir adiós al atletismo.

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Más que la satisfacción propia, Luis Carlos es un hombre comprometido con el país, con su familia y su entrenador.



Foto tomada del fb de Luis Carlos Rivero

Guatemala necesita buenas noticias, espera cosas buenas de nosotros y siempre me enfoco en el compromiso de lograr buenos resultados. No importa contra quiénes nos enfrentamos.

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Aunque su entrega es indudable y su talento lo convierte en un referente del deporte nacional, Luis Carlos aún no ha logrado presentarse en una justa olímpica. Barranquilla 2018 es su siguiente paso y no pierde la vista de Tokio 2020.



Foto tomada del fb de Luis Carlos Rivero

Rivero no solamente es atleta, hijo, hermano y esposo exitoso, también es padre de una nena y un bebé con quienes comparte únicamente los fines de semana pero por los que lucha cada día. Su última gran victoria en Alemania, confirmó que su sacrificio lejos de la familia, sus campamentos por Europa y en Quetzaltenango, además de su esfuerzo físico y mental en todo momento, están dejando una huella de oro en el deporte nacional. 



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