Los aviadores, el otro punto de vista de la tragedia imagen

Una mirada desde el punto de vista de los aviadores, quienes fueron los primeros en reconocer el daño provocado tras la erupción del Volcán de Fuego.

Las opiniones e imágenes de este artículo son responsabilidad directa de su autor.

“Cuando hicimos el primer vuelo de reconocimiento no lo podíamos creer: en donde antes había casas y pueblos ahora solo eran cenizas”, relata Fernando Castillo, Coordinador de Emergencias del Aeroclub.

Todos ellos, son socios del club experimentados, con varias horas de vuelo acumuladas en su experiencia. Pilotar es una de sus pasiones, un deporte, una de las cosas que más disfrutan hacer. Ellos tienen el privilegio de ver el mundo desde otro punto de vista, y ver cómo lo más grande se hace pequeño, como un todo se convierte en una pequeña partícula.




También, ven con otros ojos las imágenes más fuertes de las catástrofes, cómo grandes poblados quedan reducidos a la nada, en este caso específico, mirar las consecuencias que el gran coloso, el Volcán de Fuego dejó tras la erupción.

El lunes que se hicieron vuelos de reconocimiento para establecer la magnitud del problema, se dieron cuenta que era mayor a lo que se esperaba. Ante estas emergencias, no hay algo que se haga antes, no se pueden prever.

“Fue impactante ver como El Rodeo prácticamente desapareció, se convirtió en cenizas. Observar como algunos cauces ya no existen, barrancas de 150 metros de profundidad ahora están llenas de ceniza”, dice Fernando.

“Cuando hacíamos los vuelos de reconocimiento vimos a las personas que quedaron petrificadas, que con todas sus fuerzas trataron de huir, pero que no pudieron, porque a raíz de las altas temperaturas perdieron la vida”.




“Durante los 20 años que tengo de coordinar emergencias, nunca había visto una erupción de esta magnitud, fue atípica porque arrojó flujo piroclástico, que es un polvo encendido que si se respira quema por dentro”, explica Fernando.

“Nosotros actuamos por amor al país y por sentido común”.

“Como socios del Aeroclub hemos movido alrededor de 70 toneladas de alimentos entre las comunidades afectadas, distribuidas en bolsas de 20 libras por familia, que contienen lo necesario para que puedan alimentarse bien. Todo esto es un voluntariado”.




Fueron varios los socios que han sobrevolado el lugar, todos tienen un factor en común: reconocen no haber visto algo como esto en años. Tienen muy claro que su misión es ayudar, pero que el tiempo es un factor en contra.

Eduardo Coen dice: “Los pilotos tenemos pasión por volar y ayudar. No nos imaginábamos lo que íbamos a ver: casas soterradas, una magnitud de desastre que nos toca el corazón, nunca habíamos visto una catástrofe así. Ahora, solo queremos apoyar a los que quedaron con vida”.

Ricardo recién empieza como piloto, esta fue una de sus primeras experiencias volando un helicóptero. “Es impactante ver a las personas perder todo lo que han construido en un instante, pero creo que no es tiempo de lamentarse sino más bien de ayudar tanto como sea posible, de trabajar duro para poder rescatar un poco de lo que perdimos”.

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