Según la OMS, en el 2017, se estimaba que el 75 por ciento de los perros en el mundo eran callejeros, casi unos 23 millones.
Verónica Ruano es una guatemalteca de gran corazón, que ha dedicado parte de su vida a cuidar y proteger a los perros callejeros.
“Me motivó ver el sufrimiento de los animalitos, son seres indefensos que no pueden cuidarse solos”.
El amor por los animales hizo que desde pequeña buscara los medios para ayudarlos. Durante el tiempo que trabajó, el sueldo que devengaba lo utilizaba para alimento y cuidado médico de los perros; pero en el 2010, el Instituto Nacional de Estadística, lugar donde estuvo por nueve años como encuestadora, ya no le renovó contrato.
“Con el sueldo que ganaba, me ayudaba a comprarles sus cosas, pero luego tuve que ver qué hacía”.
Verónica no se rindió y comenzó a buscar la manera de poder conseguir dinero. Al ser una persona con estudios universitarios, no le importó y decidió pedir limosna para comprar lo que necesitaban los animales.
“Mi misión es poder salvar perritos abandonados, porque en Guatemala hay mucho maltrato hacia los animales”.
Todos los días se levanta y les da de comer a cada uno de los perros, luego camina kilómetros desde la Primero de Julio, hacia la Universidad de San Carlos de Guatemala, para recolectar dinero, lugar donde la comunidad sancarlista la ha apoyado.
“Yo les demuestro con las facturas que todo lo que recaudo, lo uso para los animalitos”.
El tiempo que pasa en la universidad le ha dado fama entre estudiantes y catedráticos. A veces, algún saludo le llega, mientras ella permanece sentada en un rincón de los pasillos.
“Algunos me apoyan y otros dicen que es una tontería lo que estoy haciendo”.
Desde 1998, Verónica ha venido cumpliendo la misión de ayudar a los perros callejeros. Actualmente, tiene seis enfermos, entre ellos, uno con fallo renal.
No ha sido fácil, pero Verónica lucha cada día para poder suplir las necesidades de cada uno. De lunes a sábado, se le puede encontrar en la USAC. Si desean apoyar, pueden hacerlo llevando concentrado, medicina o dinero, para que continúe haciendo esta noble labor.
“Nunca pensé que pediría limosna para perros, pero el amor me motivó a hacerlo, por esta causa tan noble”
