Las opiniones e imágenes de este artículo son responsabilidad directa de su autor.

Dicen que el amor es para toda la vida, en la salud y en la enfermedad, en la pobreza y en la riqueza, y aunque eso pareciera ser muy lejano, hay una pareja en especial que lleva casada más de 50 años. Ellos han luchado contra todo, principalmente con enfermedades, con tal de seguir juntos y que su amor continúe.

Antonio González y Esmeralda de González se conocieron desde que iban a la escuela. Él es un año mayor que ella, pero desde la primera vez que la vio supo que iban a estar juntos toda la vida, pues le pareció la mujer más hermosa del mundo.

Cuando la vi en la escuela, ella llevaba el pelo algo suelto, como medio agarrado, y tenía unos ojos negros muy grandes. Ella no había visto que yo la estaba mirando, y justo en ese momento supe que sería mi mujer”. Antonio González

Su historia de amor inició cuando Antonio invitó a Esmeralda a comer una granizada en el parque central. Pero ella no podía ir sola, por lo que debía ir acompañada por su hermana. Se sentaron cerca de la fuente y platicaron de sus planes, momento en que a él le gustó mucho más.

Al poco tiempo se hicieron novios y duraron así seis meses. Cuando él le pidió que se casaran, ella aceptó muy emocionada y así comenzó su historia de amor.

Durante sus años de matrimonio tuvieron cuatro hijos: tres hombres y una mujer. Su hogar siempre ha sido muy respetuoso y lleno de amor.

Ella siempre se portó muy bien conmigo, amorosa, cariñosa y atenta. Ahora que está enferma, yo la tengo que cuidar, como ella siempre lo hizo”. Antonio González

Hace 20 años, Esmeralda empezó a enfermarse. Primero le dolían las piernas, luego el estómago y cada vez era peor su situación física, pero eso no iba a detener su amor. Empezaron a pasar los años y los doctores les daban resultados diferentes.




“El primer diagnóstico fue cáncer, luego gastritis, después cirrosis, pero a la larga no sabíamos qué era. Lo que sí sé es que mi amada estaba cada vez peor”, cuenta Antonio.

Esmeralda fue diagnosticada finalmente con cáncer de estómago, por lo que debido al dolor ya no pudo continuar con sus labores dentro de la casa. Ante esta situación, sus hijos decidieron contratar a una persona que cuidara de ella y que fuera su enfermera, pero ella no quiso, ya que le daba pena que la vieran y el único que tenía la paciencia para atenderla era su esposo.

Sus hijos, entonces, decidieron contratar a una persona que se encargara de hacer la limpieza de la vivienda y así Antonio se dedicó a cuidar a su amada. En los primeros años fue más fácil, pues él tenía las fuerzas para moverla, cambiarla y bañarla.




Pero de eso han pasado 20 años. Esmeralda dejó de caminar, ya casi no se levanta, y Antonio le debe cambiar el pañal cada seis horas. Le da de comer cinco veces al día y cuida que el pañal no la irrite.

Yo la cuido porque la amo; además, cuando nos casamos le prometimos a Dios cuidarnos en la salud y en la enfermedad. Ella me aguantó muchas cosas y por eso ahora la cuido”. Antonio González

Antonio reconoce que no han sido fáciles estos últimos años, pues ya está cansado y agotado de cuidarla, no porque no la ame, sino porque su condición física ya no es la misma. Él, confiesa, ya está a la espera de que su esposa sea llamada ante la presencia de Dios.

Todas las noticias, directamente a tu correo

Recibe todas las noticias destacadas de Relato.gt, una vez por semana, 0 spam.

¿Tienes un Relato por contar y quieres que nosotros lo hagamos por tí?

Haz click aquí
Comparte
Comparte