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Habrá quien diga que el Presidente del Congreso de la República, Mario Taracena, es insufrible incluso, quien considere que para callarlo hay que lanzarle un vaso de agua en el rostro (a media sesión plenaria); encima acosador, machista y mal cayente. Pero a fin de cuentas, no todos somos tan malos ni tan buenos, ya usted decidirá como espectador.
Con Taracena, pasa como con el resto de habitantes del globo, hay quien dice que es, con perdón del slang “un cague de risa”, que algo de razón tiene en lo que dice porque la verdad duele, y que se pone “alegre” cuando habla. A fin de cuentas, eso cada quien lo decidirá. Este Relato presenta qué piensa de una de sus cualidades, el arte de discutir y de otras cosas.
Tiene 30 años en el Congreso entre ser diputado y ahora presidente pero ¿En qué momento se inició en el arte de sacar canas verdes al prójimo? Ahora, una lista de sus porqués.
Si prefiere ver la entrevista, véala aquí:
15 ideas
“Desde el colegio me defendía como podía. Siempre traté de expresar y poner mis puntos de vista. La vida me ha enseñado los reveces de las cosas buenas y malas”.
“Hay gente más capaz que yo [para discutir], pero les daría la batalla… y les va costar”.
“Eso fue por mala fe [el señalamiento de ser acosador], el Smiley Baldizón puso mujeres a atacarme y fue terrible. Me acosaron y provocaron. Lo que sí es que soy servido. Me gusta que me atiendan (…) Soy un príncipe en mi casa, sí soy puro macho”.
“La prepotencia en la política es el peor consejero”.
“A todo el mundo le contesto el teléfono, a todos, incluso a los que les debo”.
“Tengo un don dicen, de desespera a la gente, de sacarla de quicio… Es probable”.
“Me llamaron la atención. Que no estuviera involucrando a otras naciones. Pero sí, he tenido instrucciones en inglés, colombiano, noruego… Guatemala no es un país aislado”.
“[Acerca de negociar] Qué le puedo dar al otro, no qué le saco. Hago un análisis, con que le puedo agradar quedar bien, negociar y agradar en buena lid, cosas sobre la mesa política, y no qué le saco. Ese es el error”.
“Jamás en mi vida he dicho amen. Con besitos lo que quieran, a la fuerza nada”.
“Lo juro, desde el principio, tenía 26 años cuando entré al Congreso. Hay la idea equivocada que todo político se realiza como presidente de la República. Diputitis sí tengo, Presidentitis no. Me prometí dedicar mi vida al Congreso, llevo 30 años metido aquí. Ser presidente no está en mis planes”.
“Aquí [al Congreso] hay que venir sin colas. Y eso es en todos lados. Ha pasado que gente que son soldados del crimen organizados vienen y ahora, presos están”.
“Soy irritable lo que sí es que lo controlo. Soy bravo, pero en política el que se enoja pierde. Hay que controlar los sentimientos”.
“[Acerca del presidente Jimmy Morales] es un buen hombre. Es producto de un rechazo a toda la clase política del país. Es un presidente de la indignación y el problema es que el electorado es volátil. Cualquier cosa que hace o se le aplaude y se le destruye”.
“Es un presidente que no se le dice presidente, le decimos Jimmy (…) Pero el presidente Morales es una persona bien intencionada, va tener que aprender durante el ejercicio de ser presidente. Aprende sobre el camino”.
“Ahora es nuestro presidente y mejor vayan aceptándolo. Lo van aguantar tres años y medio, es el presidente de Guatemala”.
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