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A 84 kilómetros de la cabecera municipal del departamento de Quiché se encuentra la aldea San Antonio la Nueva Esperanza. Después de los 36 años de guerra interna, 410 familias de las Comunidades de Población en Resistencia (CPR) fueron repatriadas allí y estaban en busca de un proyecto educativo para sus hijos. En el 2000, la Asociación La Libertad (ALAS) encontró la oportunidad perfecta para ayudar.

ALAS fundó dos institutos para nivel medio con un alto nivel educativo. Sin embargo, lo que los diferencia es la educación enfocada en el emprendimiento y la productividad holística a través del programa Cooperativas Agrícolas. Cada grado tiene designado un lugar dentro del instituto donde aprenden prácticas agrícolas. Desde su fundación, los niños y jóvenes se dedican a sembrar y cosechar chile jalapeño, con el cual fabrican el picante gourmet Afripica.







La comunidad cuenta con una planta procesadora artesanal muy bien equipada en donde se produce y empaca el picante. Ahí trabajan 21 personas, la mayor parte, viudas y madres solteras que antes no tenían ninguna fuente de ingresos. “Estamos transformando destinos con este producto a través de las cooperativas”, comentó Esdras Molina, representante de la asociación.

AFRI: la receta es una mezcla de sabores de Sudáfrica y Guatemala.
PI: es el número irracional. Significa la educación.
CA: el producto se comercializa en Centroamérica.

Además de comercializar un producto de alta calidad, natural y de gran sabor, la población recibe el 100 por ciento de las ganancias por la venta del picante. Estas sirven para mantener sus proyectos educativos, también de salud.

En el 2016, la asociación fundó el Centro de Atención a Niños y Adultos con Capacidades Especiales Las Maripositas, en el municipio de Canillá, Quiché. Este brinda atención a personas con discapacidades físicas, autismo, síndrome de Down, sordoceguera, desnutrición y parálisis cerebral.







Alrededor de 65 personas se benefician directamente del centro. “Más de 500 personas también son atendidas indirectamente a través de las jornadas médicas que organizamos”, agregó Molina. Todo gracias a la venta del picante que antes se vendía en tiendas selectas del país.

“Los restaurantes son ahora nuestros puntos de venta. La gente lo prueba en su comida, les gusta y lo compran”, comentó el representante. Restaurantes como El Rincón del Steak o Cevichín colocan un frasco del picante en las mesas y es así como las personas conocen el producto. “Nuestro siguiente paso es trabajar con nuestra imagen en las redes sociales y despertar el interés en las personas”, finalizó Molina.

¡Qué esperas para probarlo y apoyar esta gran causa!

Fotos: Elena Gaytán y Asociación La Libertad

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