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La violencia es el pan de cada día en Guatemala, se escucha que dentro de los asaltos más comunes hay en los buses, los motocacos, los comercios y extorsiones.

A diario vemos que debido a la violencia las familias quedan incompletas y los comercios son cerrados por el cobro de la extorsión. Incluso, hay quienes abandonan sus casas porque los mareros amenazaron a los propietarios. No olvidemos, el calvario que sufren las personas que son asaltadas dentro de los buses. De esto se trata la historia de hoy.

El 3 de enero de 2014, la vida de Fernando cambió.

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Una historia como muchas, en la que los guatemaltecos salen a ganarse el pan con el sudor de su frente, para poder alimentar a su familia.




Abordó sobre la Avenida Reforma un bus de la ruta 40.  Cuando subió pudo percibir a pasajeros algo sospechosos, pero no les dio importancia y continuó avanzando dentro del bus para poder ocupar los últimos lugares.

Al llegar por el Reloj de Flores, un muchacho se paró en la puerta de atrás, bien vestido y con una cadena de plata.  Se dirigió a Fernando para preguntarle la hora. Él respondió que eran las 3:25 de la tarde. Siguió su camino, pero al pasar debajo de la pasarela del Zoológico La Aurora levantó la mano, este joven hizo señas como dando un aviso a sus compañeros que iban en el bus. Ellos, sin esperar, se levantaron, somataron los vidrios, el techo del bus y amenazaron con palabras fuertes y soeces: ESTE ES UN ASALTO HIJOS DE…

Al escuchar lo que estaba pasando, los pasajeros sintieron temor y empezaron a gritar; el piloto del bus frenó de golpe al observar lo que sucedía y algunos pasajeros comenzaron a bajar de la unidad.

Fernando, en la espalda llevaba una mochila con sus pertenecías, al intentar bajarse uno de los ladrones lo agarró del tirante. El piloto decidió continuar la marcha, sin embargo, él seguía luchando para liberarse del delincuente.  Al final lo consiguió, pero no como esperaba, porque se cayó de la camioneta.

Los peatones que se encontraban en el lugar acudieron a ayudarlo y llamaron a los bomberos, quienes lo trasladaron al hospital. Al llegar su esposa ya lo esperaba. A Fernando lo ingresaron a emergencias donde fue evaluado y le realizaron varias radiografías, que dieron como resultado fractura y luxación de la muñeca.

Al ver la gravedad de la fractura, le tuvieron que realizar una operación para colocarle una placa, clavos y tornillos.

Esto lo mantuvo en el hospital 10 días.

Pero, eso no fue todo. La recuperación del incidente dejó a Fernando sin la posibilidad de trabajar durante 3 meses. Al finalizar el tiempo tuvo que cumplir con la terapia del brazo durante 2 meses en su casa, para recuperar la movilidad.

La historia de Fernando es una de las afortunadas, que aunque se fracturó el brazo, él pudo seguir con su vida apoyado por su familia, hay otros que no cuentan con la misma suerte y dejan sus sueños, anhelos y aspiraciones por culpa de los delincuentes.




Las denuncias son colocadas, pero pareciera que las autoridades hacen caso omiso a la exigencia de SEGURIDAD. 

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