Una madre lloraba en el funeral de su hijo, quien murió en manos de supuestos pandilleros. Según Ana María Alvarado, al ingresar a la Policía Nacional Civil (PNC), uno de los mayores deseos de su hijo era poder cumplir con su labor, resguardar a un ciudadano y desempeñar las funciones que se le dictaran. Unos agentes logran cumplir años dentro de la institución, otros en cambio, apenas en meses le dicen adiós a sus sueños.
La noche del pasado lunes 20 de Marzo, supuestos pandilleros atacaron varias comisarías y patrullas dejando un saldo 3 agentes fallecidos y 8 heridos
El primer agente que falleció fue Mario Antonio González Alvarado de 30 años de edad, quien apenas tenía 3 meses de servicio Él pertenecía a la comisaría 14. Sus compañeros, a quienes apenas acababa de conocer; aseguraron que era un hombre con un sueño: ser comisario de la Policía Nacional Civil.
La madre del agente Mario Alvarado, quien se encontraba en el funeral que organizó la Dirección General de esa institución, aseguró que nunca se imaginó ver a su hijo en esa situación y que soñaba con el día en que llegara a convertirse en un gran oficial,pero nunca pasó por su mente verlo en una caja fúnebre.
Uno más de los agentes que murió llevaba 17 años de servicio y era muy conocido en la PNC. Sus compañeros aseguran que era un hombre ejemplar, que se había desempeñado de la mejor manera, sin embargo, le apagaron la ilusión de servir por más tiempo. Se trata del agente Julio Aroldo Monzón Godoy, de 42 años, quien murió debido a otro ataque armado contra la comisaría donde se desempeñaba.
Candy Margoty Sánchez González de Gaytán, una mujer de 22 años, quien tenía un año con 3 meses de servir al pueblo de Guatemala, es otra de las agentes que perdió la vida en el cumplimiento de su deber. Ella era una madre que tenía que estar presente en los primeros años de vida de su pequeño hijo, pero delincuentes le arrebataron sus ilusiones y sueños.