La primera impresión cuando uno llega por la vía aérea a un país, es la que se tiene en los aeropuertos. Se observa como son las instalaciones y la limpieza del lugar. Para cualquier viajero eso es fundamental, incluso, es un factor importante para sentirse a gusto o no.
Las terminales aéreas deben ser impecables y que funcionen bien, para que las personas estén cómodas.
Hay aeropuertos que se han convertido en una atracción turística, pues sus modernas construcciones hacen que sean apreciadas en toda su dimensión, ya sea por sus llamativos edificios o por la decoración. Los hay en América y Europa o en otras partes del mundo.
El Aeropuerto Internacional la Aurora, de la Ciudad de Guatemala es el más importante del país, pero parte de sus instalaciones están prácticamente abandonadas y contrastan completamente con las de otros países.
En la parte norte y sur hay murales del maestro Efraín Recinos, que fueron inaugurados en 1968, pero que no tienen el mantenimiento adecuado.
La Aurora da un sentimiento de soledad. Desde que se ingresa a migración no hay decoraciones adecuadas, más que unas descoloridas imágenes puestas por el Instituto Guatemalteco de Turismo (Inguat) y las cabinas en donde atienden, quienes te sellan el pasaporte, están sucias y desordenadas.
Al pasar a las fajas para recoger el equipaje se nota la falta de mantenimiento y como se dicen coloquialmente hasta “rechinan”.
Pero sin duda, la peor imagen que las personas se llevan del aeropuerto es al salir, quienes reciben a sus familiares no tiene un lugar adecuado, mucho menos limpio.
“Mi hija se fue a vivir a Suecia, hace 20 años y hoy vino su esposo que es de allá, pero mire que feo recibirlo aquí”, dice Josefina Arriaza, para colmo de males es julio y la lluvia de esa noche era fuerte y con viento. Las gotas llegaban hasta el lugar de espera.
En la salida del edificio hay vendedores informales y cada vez hay más, entre ellos, chicleros y quienes ofrecen globos de metal, “vengo a vender dulces porque es la única forma que tengo para sostener a mi hijos y aquí por lo menos logro juntar un poco de dinero”, relata una señora.
Según los comerciantes, ellos no se van a mover del lugar porque tienen necesidad de trabajo y no le están haciendo daño a nadie.
El aeropuerto fue construido durante el gobierno de Jorge Ubico y sus mayores remodelaciones fueron durante la gestión de Óscar Berger, tema que aún el Ministerio Público (MP) investiga, por las anomalías que se dieron en ese proceso.
Quienes llegan a recoger pasajeros también colaboran en el desorden y caos que se vive a diario en la terminal aérea, ya que se estacionan en la vía pública. Hay suficientes parqueos a los alrededores, pero muchos no lo utilizan, incluso, se estacionan en doble fila. Agentes de la Policías Municipal de Tránsito (PMT) llegan eventualmente a poner multa o advertir a los conductores, pero no es todo el día y menos en la noche.
Los comerciantes también se han instalado en el segundo nivel del aeropuerto, sobre todo en la entrada principal en donde los pasajeros ingresan para dirigirse a las distintas aerolíneas.
Además de ello, la suciedad es evidente tanto en la entrada como salida del aeropuerto, pues el personal de limpieza de la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC), no cumplen bien con su labores.
El vocero de la DGAC, Conrado Monroy, justifica el desorden en el aeropuerto porque no han podido sacar a los vendedores y no hay un espacio para ubicarlos, pero que se trabaja en ello.
Una parte de las remodelaciones del edificio no se concluyeron durante la gestión de Berger, pero Monroy asegura que esa será la sala de espera para los familiares y amigos de los viajeros, además se construirán lugares especiales para los comerciantes.
Monroy también resaltó, que van hacer cambios dentro de las instalaciones del edificio aeroportuario, pero no supo dar la fecha de inicio en la que supuestamente iniciarán con los trabajos.
Mientras solucionan esto, el desorden y el caos, seguirá en la terminal aérea.
