Nació en 1960, y a los 14 ya trabajaba en una tipografía. Aprendió el oficio y durante 27 años vistió y sostuvo a su esposa y dos hijas con el modesto salario. Pero los tiempos cambian, comenta Juan Ixcolín, un abuelo de 57 años.
Los sueldos de la tipografía fueron a la baja y honestamente no alcanzaba para mantener la casa, confiesa. Pero fue la alegría de un mensajero la que le dio un nuevo aire.
“Siempre llegaba contento y se veía que le gustaba lo que hacía”, confiesa el padre de familia. Al poco tiempo los recortes de la empresa llegaron al puesto de Don Juan, “me despidieron y pues nada a empezar de nuevo”.
Su única experiencia era los trabajos litográficos, pero como quien no tiene miedo se recordó que la mensajería era una opción alegre. “Me animé y busqué trabajo de mensajero”, no fue fácil.
Corría el año 2001 y en algunos lugares le contrataban por día y para hacer ciertos repartos, nada fijo. “Los mandados me daban, a veces, Q10 por el día, pero no era estable”, recuerda con una sonrisa en el rostro.
Así cambió la década y pasó el tiempo, mandados y trabajos cortos para ganar el sustento de la familia se volvieron la constante. “Fueron tiempos difíciles, pero con la familia unida siempre sale uno adelante”, asiente orgulloso.
A mediados de febrero, ya con 56 años vividos, el anuncio de una plaza para mensajero en San Vicente de Paul le llenó de esperanza. La encargada del lugar fue quien le dio la mala noticia, la plaza había sido tomada.
Triste, pero no rendido, Ixcolín agradeció la atención y cuando estaba a punto de irse una frase le llamó la atención. Por qué no prueba con los de “Contrata un Abuelito, son buena gente y funciona”, me dijeron.
Así nació “Contrata un abuelito”
La idea le vino cuando su madre le pidió ayuda para conseguirle un trabajo a su jubilado tío. “Ayúdame a conseguirle un trabajo así tiene algo que hacer”, dijo.
Recomendar a su tío era una buena idea, sin embargo, no sabía en ¿qué? Y ¿para hacer qué?. Durante una plática con su socio “Güicho”, se dio cuenta que había una gran cantidad de adultos mayores con disposición y tiempo para invertir.
Con esto surgió la idea de un directorio de personas mayores, que podía contratarse para trabajos. “Contrata un Abuelito”, era la frase que resonaba en la cabeza de Mariela Quintero, su fundadora.
“Empoderar a los abuelitos, aprovechar sus conocimientos y lograr personas más felices es nuestra misión”, señala.
Sin un norte claro, la idea seguía en análisis y planificación. Sin embargo, bastó abrir una cuenta en Facebook para que la idea se viralizara.
“Las redes sociales fueron el detonante”, asegura Quintero. No lo trabajamos como un directorio, sino más bien propiciamos contactos entre los abuelitos y los interesados.
Además, la organización cuenta con una base de datos, privada, donde los abuelitos se inscriben. “Les pedimos que elaboren una ficha con sus datos y la información de sus habilidades, las cuales luego hacemos llegar a las empresas de acuerdo a sus necesidades”.
Juan Ixcolín tiene hoy tres meses de trabajar como mensajero y todo gracias a “Contrata un Abuelito”. “Estoy reocupado, voy en la moto para realizar mandados y gano dinero para mi familia”.
Don Juan aún sabe de tipografía, pero la pasión por los mandados lo ha convertido en un abuelito feliz.
La necedad de mi mamá, de que hiciéramos algo por mi tío, es hoy una realidad que ha beneficiado a más de 20 abuelitos.
Mariela Quintero
Requisitos que deben llenar los abuelitos:
1. 1. Inscribirse en el formulario de “Contrata un abuelito” https://www.emailmeform.com/builder/form/b8c07VH98xWcF3t7a47neUy9 .
1. 2. Luego de inscribirse, los abuelitos pueden hacer autoanuncio para la página de Facebook. Aquí deben hablar de sus capacidades y los horarios de disponibilidad.
1. 3. Cuando alguna empresa o persona solicite alguien con su perfil, le contactaremos para pedir su currículo.