No soy una atleta profesional, simplemente me encanta el deporte, para mí es una pasión que llena tu vida y te sirve para el diario vivir. He hecho varias carreras y este año mi novio me inscribió a la Media Maratón de la Correcaminos, que se realizó este domingo 9 de julio. Es muy famosa, desde el 2010 se ha llevado a cabo con éxito y por segundo año consecutivo, la maratón.
En cuanto llegué a Costa Rica dije: Esto va a estar duro ¡QUÉ CALOR Y QUÉ HUMEDAD! Y luego viendo las calles de la ciudad pensé: ¡PUTA! Esto es pura subida. Desde ese momento sabía que sería todo un reto.
La madrugada de la carrera ya no aguantaba los nervios, quería romper mi récord, algo muy personal en los deportistas y mi novio también. Realmente a eso íbamos y claro, a disfrutar. Sonó el pitazo de salida y no estaba aún en el corral. A los pocos minutos, nos fuimos al arco de salida, cronómetros listos y aplausos del público fueron parte del momento. Un beso de buena suerte de mi novio y un “nos vemos en la meta, con todo guapa” fue la despedida.
Participantes de diferentes países estuvieron en la carrera y Guatemala también dijo presente. Tuve la oportunidad de ver algunos corriendo y de poder conocer a otros. Rossana López, me contó que corría en Costa Rica para hacer su vigésima maratón. Me impresionó que en los últimos 3 o 4 años había hecho de 3 a 4 maratones y que acababa de regresar de correr la maratón de Tokio. Su mejor tiempo había sido de 3 horas 38 minutos, que le permitió clasificar a Boston, una de las maratones más duras y de las carreras más top en este mundo, ya que únicamente se entra por clasificación.
El espíritu de los ticos es impresionante. No faltó una sola porra durante la carrera. Al final aproveché cada bajada para ganar segundos y cada recta que encontraba porque sabía que encontraría subidas que serían retadoras. Terminando la carrera, había una larga subida que se sintió eterna, con los ojos cerrados corrí con todas mis fuerzas y de pronto escuché una sirena. Me di cuenta que un corredor de azul que iba en primer lugar de la maratón y solo pensé “¡Qué increíble, qué tiempazo!”. La verdad es de admirar a todos los que hacen este deporte, no es fácil.
Ese corredor que me rebasó era Alfredo Arévalo, un chapín, quien había ganado la maratón de Correcaminos con un tiempo de 2:26:46 minutos. Durante el vuelo de regreso a Guatemala, me di cuenta que venía y aproveché para entrevistarlo. Arévalo me contó que era su maratón 45 y por primera vez hacía esta carrera. Me cuenta que iba corriendo al lado del corredor tico hasta el kilómetro 20 y que en eso el corredor paró para ir al baño y se detuvo con él porque pensó que estaba lesionado. “Le pude haber llevado ventaja, pero no iba a sentirme bien ganando de esa forma, yo quería ganar luchando”. Este orgullo guatemalteco tiene una impresionante trayectoria, tiene el récord centroamericano conseguido en Canadá de 2:12:53 y su próxima meta será la Maratón de Houston.
Al llegar a la meta, fui feliz al ver mi tiempo, había logrado romper mi récord. El sacrificio de las madrugadas, las dietas y los entrenos locos, valieron la pena. Ahora queda continuar y seguir luchando para alcanzar mis metas.
¡De aquí a mi próxima maratón!