El colecho ¿Has escuchado esta palabra antes?, pues no es nada más que la práctica en la que lo niños pequeños duermen con sus padres en la misma cama, en camas continuas o en cunas unidas.
Esta práctica es avalada por Unicef quien regula algunas disposiciones respecto a las familias que lo implementan. Por ejemplo hijos de padres fumadores o que estén alcoholizados no pueden practicarlo.
El colecho ha existido siempre, es una práctica que se dejó de hacer por la revolución de las normas, ahora los psicólogos nos dicen que los niños deben ser independientes y asociado a eso la era del consumismo nos ataca constantemente. La venta de los cuartos para bebés están en todos lados y la ilusión de decorarlo forma parte de ese sentimiento de madre primeriza.
En mi caso, el colecho ha sido parte de mi vida. Lo he visto en mi familia por años, cuando un bebé llegaba se compraba la cuna que fuera acorde al tamaño del cuarto de los papás y así pasaban años.
Cuando nació mi primera hija, sabía que el colecho era nuestra primera opción. Aunque debo admitir que caí en la trampa de la cuna, que meses después sirvió como tendedero de ropa para la época de invierno, tenía claro que nuestra hija dormiría con nosotros sin tener un tiempo determinado.
En Japón se practica el colecho hasta que los niños tienen 7 años. En muchas partes del mundo es mal visto y en Guatemala no es la excepción.
Ahora que tenemos un nuevo bebé en camino decidimos ampliar la cama y en unas semanas nos estaremos acomodando, los comentarios llegan a cada rato: “Perderán su vida en pareja”, “qué incómodo”, “los niños necesitan independencia”, “los psicólogos dicen…”
Los comentarios nos vienen del norte, la vida en pareja no se pierde por no tener una cama donde tener sexo, sino por perder las virtudes propias del matrimonio. “Ya en la noche salimos del cuarto y nos ponemos creativos” dijo una amiga con la que nos bombardearon la otra noche con comentarios en contra de nuestra “práctica hippie”.
Lo que si les puedo decir es que el colecho no es para todas las familias, algunas encuentran la comodidad cuando sus hijos están lejos mientras que otras la encontramos al lado de ellos.