Siempre he sido un tipo austero, trato de darle más valor a cada centavo, invertir de la mejor manera y encontrar réditos por cada peso. ¿Tacaño? Para nada, como a cualquiera me gusta gastar, pero quiero que cada desembolso sea una experiencia de vida, saber que aproveché al máximo mis diezmados recursos.
¿A qué viene esta retahíla de incoherencias? Aún no encuentro mejor inversión que en realizar un viaje, sea cual sea las razones, por supuesto que es mejor cuando estos tienen fines vacacionales. Hace pocos días hice un viaje al que llamaré híbrido: debía realizar una serie de exámenes para poder culminar unos estudios de maestría en Colombia. Cuando supe que tendría que viajar, mi esposa no trabajaba y no teníamos con quién dejar a nuestra hija así que darle valor a cada centavo era un aspecto clave desde el principio.
Mi esposa siempre dice que soy experto en buscar rentabilidad con poco dinero. El Excel de este viaje me dejó satisfecho y quise compartir algunos trucos que hicieron que mi paseo fuera quizás, uno de los más beneficiosos en cuanto al aprovechamiento de los recursos.
Truco uno:
Para encontrar mucha rentabilidad en poco dinero fue: comprar los boletos con un casi absurda antelación. Los tres boletos Guatemala-Bogotá-Guatemala los encontré a una tercera parte del precio. (Sonrisa victoriosa dibujada en mi rostro).
Truco dos:
Aprovecha al máximo cada desplazamiento: viajar de Guatemala a Cartagena de Indias puede costarte hasta US$500 dólares, pero si estás en Bogotá, tomar un vuelo a esa ciudad colonial a las orillas del mar Caribe, te costará entre US$80 y US$100. Le das rentabilidad no solo a tu dinero, sino a tu tiempo y a tu esfuerzo de desplazamiento. Viajas de noche y regresas de noche para disfrutar lo más que puedas un paseo por un lugar turístico.
Truco tres:
Selecciona bien tu hospedaje, a veces es mejor quedarse en un lugar céntrico y modesto, que en uno de “mejor categoría” pero lejano. Te aseguró que el desplazamiento hacia los puntos de interés, en taxi u otros medios de transporte te saldrán en unos cuantos pesos no presupuestados.
Esto con el agravante perder tiempo, que pudo ser aprovechado en conocer sitios de interés. Me ocurrió más de alguna vez, pero te garantizo: aprendí la lección. Un consejo asociado a este tercer truco es que camines lo más que puedas y evites pagar por sus desplazamientos. Guardarás más detalles de los sitios, disfrutarás más el paseo y hasta quemarás las calorías sobrantes de los excesos culinarios.
Truco cuatro:
Invertí en un solo tiempo de comida. ¿Qué cosa? A estas alturas creerás que me he vuelto loco. Claro que debes comer tus tres tiempos, pero procura que dos de esos tres sean informales. Mi familia y yo desayunamos y cenamos las dos noches que estuvimos en Cartagena de Indias en una panadería (La Esquina del Pan De Bono) donde vendían licuados naturales (para el desayuno) y panes rellenos, dulces y salados (nos sirvieron para ambos tiempos).
También puedes comprar sodas y “chucherías” en tiendas como entretiempos, por si se dé el improbable caso de que tu estomago te exija más.
Esto te permitirá tener un margen de maniobra para darte uno de esos gustos que seguro te mereces como el de almorzar en un lugar costoso y de nivel como el Restaurante El Carmen, un sitio gourmet, cuyos propietarios y chefs son egresados de la prestigiosa escuela de cocina Le Cordon Bleu. Acá sentirás un mazaso en la cabeza (US$50 dólares por persona aproximadamente), pero poco te importará al recordar esos sabores distintos y muy ocasionales que tu lengua experimentará.
Truco cinco y más importante:
Aunque la recreación es muy importante en estos viajes cortos asegúrate de cumplir el objetivo: gana los exámenes de maestría, cueste lo que cueste y así no deberás matricularte de nuevo y ahorras tiempo y dinero. (Sonrisa apoteósica dibujada en mi rostro).