Por: Jesús Toledo
Recuerdo perfectamente que desde hace unos dos años aproximadamente, las personas comenzaron a darle más Likes y Shares a las historias y leyendas de miedo nacionales, sobre todo para esta época. Guatemala es un país lleno de misterio y relatos sobrenaturales. Muy pocos eran los que se sentían atraídos a toda esta clase de historias que tenían como punto en común la época del dominio español dentro de Guatemala. Al mismo tiempo era una actividad increíble sentarse a escuchar a las abuelitas relatar como ellas y sus parientes más allegados fueron víctimas de las travesuras e incluso de las malas intenciones de estos espíritus. La conversación se disfrutaba mucho mejor cuando era acompañada de un buen cafecito con champurradas o panito dulce, el terror alcanzaba su punto más alto cuando nos enterábamos de que la víctima en la historia era un familiar nuestro que hacía mucho tiempo había muerto.
Lugares de Antigua y de la Capital eran los escenarios perfectos donde estas leyendas se desarrollaban. Sin duda alguna dentro de la Ciudad de Guatemala no hay lugar más tétrico que el místico Cerrito del Carmen y no es para menos. A lo alto del Cerro se puede apreciar una de las iglesias más antiguas de Guatemala, incluso más antigua que Santo Domingo, La Recolección o La Merced. La iglesia de Nuestra Señora del Carmen data de aproximadamente 1620 y se caracteriza principalmente por estar en lo que era el punto más alto del Valle de la Ermita o como se le conocía antes, el Valle de las Vacas. A los pies de la iglesia se levantaba uno de los barrios más antiguos de la Capital y que tuvieron bastante influencia por parte de la iglesia católica y familias españolas.
Cuando se pasa junto al Cerrito del Carmen su pueden percibir energías distintas, se puede sentir la magia de todas esas leyendas famosas como la de las luces misteriosas que se posan en lo más alto de la iglesia o por supuesto la del famoso bandido Pies de Lana. Que decir de los relatos que cuentan las personas que viven cerca del Cerrito, experiencias con sombras o gente que aparece y desaparece, ni que decir de las más escalofriantes que involucran el famoso llanto de una mujer que pena por sus hijos y por supuesto mi leyenda favorita que narra como un carruaje estilo colonial jalado por caballos, cuyo galopeo contra el empedrado del camino levanta a más de algún curioso que se asoma a ver por su balcón o ventana.
Todas estas historias son parte de nuestra cultura y de un lugar que es bastante propio del pueblo guatemalteco, es imposible no quedarse impresionado por lo que representa el Cerrito del Carmen, hoy en día es un parque municipal y está abierto a todo el público que quiera visitarlo. Quise saber que otras leyendas me podían contar los empleados que se encargan de administrar el Cerrito del Carmen. Lamentablemente las historias de las que me enteré me llenaron de bastante tristeza e indignación.
Me encontré con el oficial Silvestre, jefe de la Patrulla Municipal encargada de velar por la seguridad en el Cerrito del Carmen, el oficial Silvestre tiene cuatro de años de servicio dentro del Cerrito, a pesar de hacer rondas nocturna dice nunca haber sentido ni escuchado nada que fuera del otro mundo. El oficial se santigua y encomienda a Dios todos los días debido a que afirma tenerles más miedo a los vivos que a los muertos. Bastante preocupado me narra su experiencia con personas que asisten al Cerrito para realizar actos indebidos como fumar marihuana, tener relaciones sexuales e incluso robarle y asaltar a otros visitantes que se encuentran haciendo ejercicio o que sacan a caminar a sus mascotas.
El oficial me afirma que incluso se han robado materiales de los empleados municipales y es bastante estresante tener que lidiar con la seguridad del Cerrito, sobre todo porque es un lugar muy grande y dentro del mismo hay familias viviendo. Hay que resaltar que para estas fechas el Cerrito se llena de visitantes debido a diferentes actividades y recorridos que se realizan adentro. Lugares tan hermosos como el Cerrito sufren bastante y no es por culpa de las leyendas que se cuentan de ese lugar. Esta es una verdadera reflexión, por un lado es algo increíble que las leyendas nacionales tengan tanto auge y popularidad en estos tiempos, pero es triste ver como unas cuantas personas se pasan de vivas para causar más miedo que los mismos fantasmas.