Las opiniones e imágenes de este artículo son responsabilidad directa de su autor.

Es un sábado de agosto del año mil novecientos noventa y cinco. Marco Tulio es un triste púber con escasos amigos. A Marco Tulio no le gusta hacer casi nada. No le gustan los deportes. Y no es bueno haciendo deportes. No le gusta leer, o estudiar. Tampoco practica algún arte. Las únicas cosas que Marco Tulio disfruta son la masturbación y comer cereal Trix. A la mamá de Marco Tulio le preocupa el intenso hábito masturbatorio de su hijo, por lo que, con el afán de que socialice más y conozca nuevos intereses, lo ha apuntado en una célula de jóvenes cristianos.

Son alrededor de las tres de la tarde de ese sábado. Marco Tulio ya se ha masturbado dos veces y tanto su desayuno como su almuerzo fueron Trix con leche. Marco Tulio está recostado en su cama, mirando una presentación en vivo de la cantante mexicana Patricia Manterola en Acapulco. Patricia Manterola es la Garibaldi favorita de Marco Tulio y suele masturbarse cuando la observa bailar. Marco Tulio, por supuesto, procede a masturbarse.

Fue ahí cuando nací yo. Marco Tulio se encontraba en la tercera o cuarta parte de su procedimiento masturbatorio, a unos treinta segundos de culminar, cuando escuchó que un carro se parqueaba frente a su casa. Al rato la mamá tocaba su puerta y le avisaba, “Mijo, lo busca un nuevo amigo. Es un muchacho del grupo de la Frater. Dice que viene a traerlo y que se pone bien alegre el grupo. Que lleve ropa cómoda y tenis porque hoy van a jugar fut después de la plática, dice”. Por un momento, Marco Tulio duda si continuar con la fase final de su procedimiento masturbatorio o si mejor se apura a cepillarse los dientes recubiertos con Trix y a lavarse las manos y echarse un poco de gel en el pelo y ponerse ropa cómoda y tenis y salir a saludar a su “nuevo amigo”. Mientras tanto, yo empiezo a desvanecerme y me asfixio. Es allí cuando tú, Marco Tulio, decides abandonarme para acicalarte rapidito y salir con tu “nuevo amigo”. Creíste que me había extinguido por completo conforme abordabas el carro Mitsubishi Lancer de tu amigo cristiano, e iban rumbo a la célula en donde escuchaste la palabra de Dios y comiste nachos con pollo y bebiste horchata y jugaste futbol de manera mediocre—la única manera en que sabías jugarlo—, y después todos juntos en la célula comieron pizza y miraron la película Jumanji—no sin dejar de discutir si la magia involucrada en el tablero mágico de Jumanji podía ser un elemento que desagradaría al Señor.

Pero yo nunca me extinguí, Tulio querido. Solo me oculté en el foso más obscuro de tu memoria y entonces esperé, aprendí y adquirí herramientas y planeé este momento por veintitrés años. VEINTITRÉS AÑOS en los que el anhelo por el regocijo de mi venganza fue mi único alimento… mi Trix con leche.

¡Oh! Creo que me extendí demasiado con mi historia. Lo lamento. Hey, ¿acaso no es el que viene entrando Hans acompañado del resto de alemanes?

—MIERDA. MIERDA. MIERDA.

—JAJÁ. Sechs, fünf, vier, drei, zwei…

Me levanté intentando tapar mi área pélvica con fotos de especies de árboles frutales sembradas como parte del microproyecto de reforestación en la comunidad de Paluwa’, Nentón, Huehuetenango; hice un rápido saludo a los alemanes presentes y luego les anuncié que, con la pena, pero tenía que irme pues me sentía indispuesto—esa fue la palabra que utilicé, “indispuesto”—. Entonces salí de la sala de presentaciones sin siquiera voltear a ver el gesto, imagino, de angustia y enojo en el rostro de Karlita, la de los hombros untados con manzana paraíso y chantilly.

En el camino apagué el teléfono. Pasé comprando algunos productos y conduje hasta nuestra vieja casa, en donde nací y habité toda mi vida previa al matrimonio. Mis papás se mudaron a un apartamento, la dieron en renta y ahora la casa se encontraba vacía desde que se habían marchado los últimos inquilinos. Abrí la puerta, inspeccioné brevemente el lugar y luego me dirigí al que fuera mi cuarto. La habitación estaba ocupada solo por un colchón, que le servía a un muchacho a quien estuvimos pagándole por quedarse a dormir y echarle una miradita al inmueble.

Continua Leyendo  

Ilustración: Gustavo Fajardo a.k.a G1ft3d
https://www.facebook.com/g1ft3dart/

Todas las noticias, directamente a tu correo

Recibe todas las noticias destacadas de Relato.gt, una vez por semana, 0 spam.

¿Tienes un Relato por contar y quieres que nosotros lo hagamos por tí?

Haz click aquí
Comparte
Comparte