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Vas en el carro, el semáforo te da rojo y casi de forma automática un grupo de niños empieza a hacer malabares frente a tu carro, te piden dinero, venden cosas y te ofrecen limpiar los vidrios. El semáforo da verde y continúas tu camino.

Ver a los “niños del semáforo” se vuelve normal después de pasar día tras día frente a ellos. Empiezas a reconocer sus caras. Te das cuenta que los productos que venden son los mismos y que cuando los cambian, todos lo hacen. Te cuestionas, ¿quién los coordina? El semáforo da verde y continúas tu camino.

A veces, en realidad son bebés que su madre carga en la espalda. Los ves por primera vez en la mañana, camino a tu oficina y te das cuenta que el pequeño está dormido. Sales de la oficina y por la tarde en tu camino encuentras a esa misma madre con su bebé que aún sigue dormido. Te preguntas, ¿cómo es que el niño permanece tanto tiempo dormido? ¿Estará adormecido o drogado? El semáforo da verde y continúas tu camino.

Así somos muchos guatemaltecos, indiferentes. Y quizás alguno de estos niños te ha conmovido y decidiste darle limosna. ¡No lo hagas! Darles dinero no es ayudarlos, es promover el trabajo y explotación infantil.

No darles limosna choca con tu sentido de moralidad. ¡Cómo no ayudarlos si no me cuesta nada darles 5 quetzales!

Tienes que entender que esos Q5 al final del día se convierten en por lo menos Q100.00 que llegan a las manos de quienes los obligan a salir a la calle a pedir limosna. Se vuelven 100 razones para que al día siguiente vuelvan a levantar a ese niño para que salga a pedir dinero a la calle.

¡Quédate tranquilo! Estos niños están recibiendo ayuda en el Programa Municipal Niñez en Riesgo de Calle, un programa que nació de la preocupación de la alcaldía por aquellos infantes forzados a trabajar en las calles. Hoy, este programa ha ayudado a más de 500.

Según Dora López, coordinadora del programa, el mayor problema es que los niños hacen uso de drogas menores como el pegamento, es que estos sean afectados por violencia común, accidentes y contaminación ambiental.

El programa busca la autorización de los padres para poder llevar a los niños a Centros de Atención para Niños y Adolescentes en Riesgo de Calle. López explica que cuando se inició el proyecto los padres y niños salían huyendo, les tiraban fruta podrida o bolsas de agua sucia. Se tuvo que recurrir a ejercer presión a los padres explicándoles que el trabajo infantil es un delito.

Además, nos explica que el programa se destinaba exclusivamente a niños entre 7 y 15 años, pero pronto se dieron cuenta que bebés de tan solo 18 meses eran utilizados en las calles para pedir limosna. Fue así como el programa se adaptó y creó un centro para niñas, otros para niños y un jardín infantil en los que se educa a los pequeños, se les imparten clases de danza, música, pintura y diferentes actividades recreativas.

La próxima vez que vayas en tu carro te invito a que cuando el semáforo dé verde, continúes tu camino. 

Es posible que te parezca duro verlos y no hacer nada, pero no les des limosna porque cada quetzal que regales se convierte en una razón más para que los manden a la calle a trabajar en las peores condiciones.

Y si aún no te convences de no darles limosna, conoce las caritas de estos niños que han sido rescatados de las calles por la Municipalidad de Guatemala:










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