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¿Por qué debería usted leer este artículo? En épocas de contracciones económicas, algunas organizaciones deciden desinvertir, tanto para recibir ingresos por la transacción, como para acortar costos operativos. ¿Qué hacen las mejores organizaciones? Al final de este artículo usted recibirá cuatro reglas que las mejores hacen y agregan valor considerable.

¿Se ha puesto usted a pensar que las empresas se diseñan para acumular activos pero no para salir de ellos? Los emprendimientos que han sobrevivido las etapas de crecimiento y han agregado otras empresas a su portafolio en ocasiones deben tomar la decisión de enfocarse al negocio principal. Al no planificar la estrategia concreta de desinversión, existe el riesgo de caer en el popular dicho de la sabiduría popular: “el que vende por necesidad pierde por obligación”.

En un estudio realizado por Bain & Company, se estudiaron 7,315 desinversiones completadas por 742 compañías en un período de 20 años. El estudio reveló que las desinversiones exitosas seguían cuatro principios. Veamos cada uno a continuación.

Regla 1: Establezca un equipo dedicado. Cuando se hace una adquisición de una firma, se establece un equipo dedicado para hacer la debida diligencia “due dilligence”. Las mejores prácticas muestran que las firmas establecen equipos que al menos anualmente monitorean los negocios que podrían ser candidatos a una desinversión, aquellos que no son cruciales para el valor de largo plazo de la empresa y aquellos que valdrían más para una tercera empresa. ¿Quiénes en su organización son encargados de analizar los negocios que agregan valor y los que podrían desinvertirse?

Regla 2: Pruebe por calce y valor. Cuando una empresa está rindiendo por debajo de lo previsto, surgen tres alternativas posibles: vender, “ordeñar” o reestructurar. La mayoría de empresas caen en la tentación de invertir recursos en ordeñar el negocio o en complejas reestructuraciones. Sin embargo, las firmas de mejores prácticas aplican una doble prueba a las empresas que piensan en vender: ¿es esta empresa crítica para el negocio principal? y ¿tendrá mayor valor la empresa para alguien más?

Regla 3. Planee para la des-integración. Hay varias formas de desinvertir en un negocio. Una alternativa es la venta total directa, a compradores estratégicos, capital privado o compradores financieros. Una segunda alternativa es la separación de la organización en sub partes y vender porcentajes accionarios y conservar ciertos intereses en la firma. Cualesquiera que sean las decisiones para des-integrar la empresa, el equipo deberá elegir qué hacer con los activos, patentes, costos operativos compartidos, sistemas y procesos, entre otros.

Regla 4. Comunique los beneficios del acuerdo a compradores y empleados. Usted deberá preparar respuestas honestas a algunas preguntas como ¿Qué acciones debería tomar la empresa que se ha des-integrado para mejorar su rentabilidad o crecimiento? ¿Cuándo podrá el comprador conseguir el valor completo potencial de la compra? ¿Cómo deberá el comprador y vendedor compartir el valor creado por la des-inversión? ¿Qué recompensas existirán para los empleados? ¿Existen contingencias en el negocio?

Como usted podrá notar, el proceso descrito en estas cuatro reglas es similar al que se hace en un proceso de “diligencia debida” en procesos de fusiones y adquisiciones.

Recuerde, las empresas están pensadas para comprar activos, no para venderlos, por lo que una adecuada preparación le ahorrará mucho, y le permitirá generar valor para usted y sus compradores. ¿Está aplicando las cuatro reglas?

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