Mi mamá murió de cáncer y ese dolor me convirtió en oncóloga imagen

Mi hermana se tituló de oncóloga, la muerte de nuestra mamá fue su mayor inspiración para ayudar a personas con cáncer. Esta es su (nuestra) historia.

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Mi hermana se tituló de oncóloga, la muerte de nuestra mamá fue su inspiración para ayudar a personas con cáncer. Esta es su (nuestra) historia.

El reloj marcaba las 15:25 horas de un jueves 10 de agosto de 1995, esa tarde como muchas otras el tiempo parecía transcurrir con detenimiento. Los días son más largos cuando tu mamá agoniza en el cuarto de al lado. Mi hermano, Juan Manuel, escuchaba casi en escondidas aquel disco de Maná que mi papá le había regalado horas atrás en un intento desesperado por mitigar la depresión que lo agobiaba.

Esa tarde gris el corazón de mi mamá dejó de latir. Mi hermanos y yo fuimos convocados por mi tío quien nos confirmó la noticia. Lloramos con infinito desconsuelo. Juan Manuel subió y se aferró de la mano de mi mamá, fue doloroso ver como la besaba y como se negaba a soltarla. Nuestro dolor fue tan grande que en ese momento no encontramos alivio, ni salidas, nuestras vidas parecían haberse acabado.

Que distinto debe ser perder a tu madre con profundas arrugas y cabellos blanquecinos, que diferente debe ser verla partir y encontrar un bálsamo en el balbuceo de tus hijos. Mi mamá se fue cuando más la necesitábamos, nos dejó a los tres con 14, 13 y 11 años.

Un lustro atrás mi mamá fue diagnosticada en el Seguro Social con cáncer de mama, padecimiento que según un estudio de Globocan publicado en 2014 mata a unas 500 mil mujeres por año y que perjudica a 1.67 millones alrededor del mundo.

Estadísticas de la Liga Nacional Contra el Cáncer da cuenta que anualmente se detectan 3 mil 500 casos de cáncer y que alrededor del 20 por ciento de estos son de mama, la segunda causa más frecuente solo detrás del cáncer de cérvix que representa cerca del 30 por ciento de los casos.

Fuente de inspiración

Cada 10 de mayo, cada navidad y cada día de nuestras vidas fue diferente sin ella. Tuvimos que aprender a vivir con su ausencia, sin sus sobrenombres, sin sus canciones improvisadas y sin toda esa luz que emanaba. Años más tarde entré a la Escuela de Medicina de la Universidad de San Carlos y me gradúe de médico y después de internista.

Tras estar unos años fuera del país pude titularme de oncóloga, fue difícil, pero se lo debía a ella, a su memoria y la necesidad de evitar que más mujeres murieran a causa de esta enfermedad. La detección temprana del cáncer de mama permite la curación de hasta el 90 por ciento de los casos, pero está cifra decae según el avance de la enfermedad.

Ojala hubiera tenido algunos de estos conocimientos cuando mi madre enfermó, seguro le habría dado una mejor calidad de vida. Hace meses mi cuñada me dijo: “que feo ha tener que dar tantas malas noticias”. A veces me toca dar horribles avisos, pero también he podido dar los mejores. La vida me ha permitido decirles a muchos pacientes que están fuera de peligro y que empiezan un periodo de vigilancia. El reto es dar esas buenas noticias y decirle a esa mujer que podrá abrazar a su esposo ver crecer a sus hijos, como estoy segura que mi madre hubiera querido. Es por ti mamá, tu fuiste y serás mi mayor inspiración. 

Más información Integra Clinic: 6ta Avenida 7-39 Zona 10 Edificio Las Brisas, piso 2, clínica 204B, ciudad de Guatemala, teléfono 2219 1956

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