El sonido de un contrabajo viajero inundó el pequeño Café del Centro. En las paredes rebozan pósters de algún Juannio de antaño, colección privada de un verdadero amante del arte. Las paredes casi no se ven: o tienen un póster artístico o están forradas de libros de toda clase de temas y autores. Una delicia para el lector urbano que casualmente queda atrapado por la casi célebre ventana que adorna un sin fin de perfiles en Instagram. Es normal ver a los peatones tomar fotos de la fachada, très parisien, haciendo que la mesa frente a ella sea uno de los espacios más codiciados del café. Una foto así no se desprecia ningún día de la semana.
Y es que este no es un café normal. Aparte del soufflé de chuchito o las infusiones de la casa (obvio, un muy buen preparado café) amerita la visita de todo comidista serio y dispuesto para disfrutar de un derroche de “guatemalidad” y buen gusto.
La genialidad de Expresso Music, proyecto que se realiza desde agosto en Café del Centro, se hace notar cuando Jairo Campos en el contrabajo nos relata sus viajes musicales por Europa con la misma pasión con la que cuenta de sus viajes en el interior del país “estamos uniendo lazos con la capital” dice durante la entrevista.
Este es un verdadero coloquio. Arte, música, diseño y producción artística hablan de todo un poco: los espacios del arte, cerrados y abiertos a la vez, el sincretismo mesoamericano con la música, los instrumentos autóctonos de Erick. Después de la música, quedó la buena melodía de la charla.
Expresso Music es de esos proyectos musicales donde el tiempo y el espacio convergen perfectamente para que el arte surja a flor de piel. No podia ser en otra parte que no fuera el Café del Centro.
