Son las 8 horas de un frío enero y en la 6ª. avenida A y 8ª calle de la zona 9, la cola para sacar constancia de carencia de antecedentes penales y policíacos parece interminable. Miles de personas tramitan el documento que se supone les servirá para encontrar una oportunidad laboral en el recién iniciado año.
La consigna de cada enero es la misma: año nuevo, trabajo nuevo. Esa esperanza es la que mueve a muchos a estar ahí y hacerle frente con estoicismo a esa fila que promete será de algunas horas, y es que las condiciones con las que trabaja la gran mayoría de los guatemaltecos son poco alentadoras.
Aunque eso no quebranta la fe de los miles que anhelan ser contratados durante los primeros días de enero. A continuación comparto algunas cifras arrojadas por la última Encuesta Nacional de Empleo e Ingresos –ENEI-, publicada en septiembre de 2017 .
El estudio deja al desnudo la precariedad con las que los guatemaltecos laboran en el país, sin goce de beneficios tales como aguinaldo, bono 14, vacaciones y afiliación al Seguro Social. También relato la historia de Yesenia, una empleada gubernamental que tuvo que asumir que continuaría en la institución para la que laboró en 2017, pues sus jefes aún no le confirman la renovación de su contrato para este año.
La realidad laboral en el país
La ENEI arroja que la Población Económicamente Activa –PEA-, es decir personas mayores de 15 años en edad de trabajar que realizaron alguna actividad económica o que estaban dispuestas a realizar alguna, alcanza los 6.7 millones de personas.
Según el estudio la PEA está compuesta por 65.5 por ciento de hombres y 35.5 por ciento de mujeres. Al momento de realizar la encuesta 6.5 millones de personas se encontraban ocupadas y de estas un 70.2 lo hacían en la economía informal.
De hecho el estudio refleja que solo el 21 por ciento se encuentra afiliada al Instituto Guatemalteco de Seguridad Social –IGSS-.
Del total de empleados que trabajan en áreas urbanas el 21.7 por ciento se encuentra afiliado. El área metropolitana es la que cuenta con el mayor porcentaje de personas que gozan de este beneficio con un 44.1 por ciento. En contraparte el área rural solo el 10.4 por ciento de los empleados cuentan con la cobertura.
Trabajan sin contrato ni beneficios
La ENEI da cuenta que a nivel nacional el 66.2 por ciento de los asalariados no tienen un contrato de trabajo, solo un 27.7 por ciento tienen uno por tiempo indefinido y un 6.1 por ciento cuenta con un contrato temporal, pese a que las obligaciones son permanentes.
Yessenia se presentó a trabajar el 2 de enero a una dependencia del Estado, lo hizo con mucha fe pero con poca certeza. Tras haber concluido la primera semana de labores, aún desconoce si sus jefes le renovarán su contrato laboral para 2018.
Ella es uno de los miles de casos de personas con contrato temporal, que laboran con muchas responsabilidades y ningún beneficio.
En el papel ella está desempleada, pues su contrato caducó el 31 de diciembre, pero ha decidido tomar como una señal de continuidad el silencio de sus jefes. “No me han dicho nada aún, pero yo digo que sigo”, asume.
Ella debe costear los estudios de su hija y se enfrenta a la terrible incertidumbre de cada enero, esa que pone a temblar a miles con el conteo regresivo del año nuevo.
En el área rural esta cifra es aún más alarmante puesto que el 81.7 por ciento de personas se encuentran en esta condición.
El estudio da cuenta que solo el 33.4 por ciento de los asalariados reciben bono 14 y que solo el 34.8 por ciento gozan de prestación de aguinaldo. “No me gusta la incertidumbre, pero entre todo sé que tener trabajo, aunque sea por contrato anual, es una bendición en este país donde los beneficios son la excepción y no la regla”.