Cuando me desperté estaba corriendo hacia las gradas y todo parecía que iba a colapsar, osea salí corriendo por instinto antes de estar despierta. El ruido era muy intenso, los muebles se mecían de un lado a otro, el piso de madera crujía. “Es un terremoto” pensé.
Bajando las gradas del segundo nivel, dejó de temblar. Llegamos a la puerta de la casa adormitados, asustados y de inmediato se fue la luz. Nos quedamos completamente a oscuras.
Lo primero es lo primero: el volcán Santiaguito. Sus constantes erupciones causan lluvias de ceniza, olor a azufre durante varios días, retumbos y ocasionales temblores. ¿Será que fue el volcán? era la pregunta.
Afuera se escuchaban voces: ¿están todos bien? grité hacia la oscuridad esperando escuchar a nuestros huéspedes. Usualmente tenemos extranjeros que vienen con Airbnb, esta vez son estudiantes universitarios, pensionistas. Todos bien.
Una de las cosas que más me gustan de vivir en Xela es el sentido de comunidad. Los vecinos no son unos extraños y fue así como del otro lado de la pared llegó un grito preguntando cómo estábamos. Todo bien, acordamos de ambos lados.
A oscuras todavía, empezó a llover. Algunas familias decidieron salir a la calle a esperar las inevitables réplicas. Muchas casas en Xela son de adobe, fácilmente pueden derrumbarse. Lastimosamente, los permisos de construcción hacen que sea imposible para las personas cambiar los muros, fachadas y cimientos de sus casas poniéndolos en peligro constante en una zona altamente sísmica como lo explica Norman Ávila de climaya.com: “la zona de suroccidente de Guatemala es la parte donde se juntan 3 placas tectónicas, Cocos, Caribe y norte América. Allí está más cerca la zona de subducción del Pacífico (significa que la placa de Cocos se “mete” debajo de la placa de Caribe).”
En Twitter decía el INSIVUMEH que había sido un sismo M4 (escala 4 de Mercali) pero ya todos sabíamos por experiencia, que eso no había sido 4. Más tarde confirmaron 6.6, mientras que el servicio meteorológico de Estados Unidos dijo 7.
Norman Avila de climaya.com tiene una alarma sísmica en su casa en la capital, que se activa cuando la casa se mueve por un temblor o terremoto. Esta es la tercera vez que se activa, la primera vez fue para el terremoto de San Marcos.
¿Sismo o terremoto?
Sismo y terremoto son lo mismo. En Guatemala, la costumbre es llamar terremoto a los sismos que causan muchos daños (me lo explicó Norman de climaya.com) Decidí que voy a llamarle terremoto.
Facebook habilitó la opción de “Safety Check” para que usuarios que se encuentran cerca de una zona de emergencia puedan declararse “a salvo” y ver el status de sus amigos que también se encuentran en el área. Muy cool excepto que confundieron Sololá con San Marcos.
Recuento de los daños: día 1
Al día siguiente salimos a dar una vuelta para ver el daño. La mayoría de colapsos ya estaban limpios y ordenados para cuando llegamos. Los colegios y universidades cancelaron las clases. La catedral de Xela no corrió la misma suerte. Se mantiene cerrada excepto para la misa diaria mientras el equipo de restauración y de la Casa de la Cultura guardan las reliquias para conservarlas. El daño es grave en dos de las cúpulas de la nave lateral. Varias bancas quedaron destrozadas con los escombros que cayeron y una cinta amarilla previene a las personas para que no pasen por allí.
Al salir de la iglesia, un policía colocaba una cinta de “escena del crimen” en la puerta. La señora que vende rosarios y veladoras lo regañaba, él decía que solo estaba siguiendo órdenes.
Al caminar por el parque todo parece normal. Verde, porque llueve todos los días. Las personas caminan de un lado a otro, los turistas tienen cara de asustados pero van tranquilos a comer tacos y por la oferta de margaritas a 2X1, para quitar los nervios, dicen.