Escenarte: Wenses y Lala imagen

El amor es una profundidad que pocos llegan a conocer. Un privilegio que une almas por la eternidad.

Las opiniones e imágenes de este artículo son responsabilidad directa de su autor.

Cada vez escribo menos sobre arte y cultura. Ahora que es posible evaluar por medio de los “me gusta” y los “emoticonos” es fácil cuantificar las personas que tienen algún interés en este tipo de contenidos y créanme, no son todos los que yo quisiera. De allí mi desinflada motivación respecto al tema. Malaya mi trabajo fuera colgar “memes”, esos sí obtienen respuesta inmediata y multitudinaria.

Haciendo una excepción, luego de haber visto la nueva producción de Escenarte, decidí abrir un paréntesis en mis relatos y hablar de teatro. El trabajo de Adrián Vásquez (autor y director de Wenses y Lala), Samantha de la Garza y Juan Pablo Asturias (actores y productores) invita a dejar registros por la dimensión que estos artistas han sabido insuflarle a su hecho escénico.




Como recomendación, el solo hecho de mencionar a Escenarte como compañía que apadrina la obra de teatro, es suficiente para intuir la calidad de material que se oferta al público. Esta productora y escuela de artes escénicas, ha presentado innumerables espectáculos que han puesto de manifiesto su interés por llevar al escenario un teatro profesional, bien fundamentado y amparado de una dramaturgia y actuaciones de primer orden. Por ende, han contribuido para refrescar el panorama, creando espacios entre los que caben destacar sus propuestas ejecutadas desde el microteatro.

Wenses y Lala es una obra entrañable, fluida y sincera. Evoluciona naturalmente, trasportando al público por un camino en el que, ambos intérpretes, van confeccionando imágenes en la mente del espectador. Visiones que se trasforman en sentimientos empáticos cautivadores. Lala, expresiva, extrovertida, toda vida. Wenses, tímido y bondadoso. Inocente e incapaz de ocultar sus turbaciones. Fusión de distancias y acercamientos que los hace ser la pareja ideal y los portadores de ese amor utópico que todos soñamos con alcanzar.




La concepción escénica incluye únicamente una banca de madera y el juego casi monocromático de luces. Lala, en un traje blanco, como de novia. Él, en café tostado, ataviado de ranchero, con sombrero y todo. El resto es puro y valioso trabajo escénico. Casi no hay movimientos (y no son necesarios). Pocas veces se levantan de su asiento y los pocos desplazamientos quedan justificados por la temporalidad que los motivan. Método, como principal soporte del ejercicio escénico. Utilización magistral de silencios, acciones y emociones. En pocas palabras, un deleite que hace reír al público, le arranca suspiros y hasta lágrimas.




De la dramaturgia hay que agregar que es ese tipo de textos que se agradece. Sutil, pleno de matices, claro y profundo. Adrián Vásquez ha sabido encontrar en la naturaleza humana sentimientos bellos y puros. Mismos que, como director, supo traducir al escenario, para que, de las letras, se transformara en las riquezas que Juan Pablo Asturias y Samantha de la Garza expresaron por medio de su actuación. Wenses y Lala es una obra recomendada, no se la pierda.

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