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Por: Juan Manuel Castillo Zamora



Archivo Relato.gt

Algunos ex funcionarios encarcelados, nuevos nombramientos, cientos de veladoras, pancartas que reclaman justicia, pero nada más… la gran lección que dejó aquel aterrador y macabro incendio ocurrido hace menos de un mes y que acabó con la sonrisa, el llanto, la angustia y quizás alguno que otro pasaje de amor y felicidad de aquellas 41 niñas recluidas en un “hogar seguro”, se limita a eso: a una que otra audiencia judicial que, seguramente terminará en alguna tibia condena y en la sustitución de unos por otros y…

Las razones que originaron esta vergonzosa tragedia siguen ahí, perennes, como estrellas de la noche o como el palpitar de un joven y vigoroso corazón. La REVICTIMIZACIÓN e incluso satanización de nuestra niñez es el pan de cada día.



Archivo Relato.gt

Hablo de esa niña que crece en medio de grandes carencias, que es protagonista de la más infame exclusión social y que posteriormente es llevada a un hogar creado para protegerla, pero en donde paradójicamente se vulneran sus derechos.

Esa historia, hasta donde me actualizaron, no ha cambiado mucho, se repite, con diferentes actores, con nuevas víctimas y recién estrenados victimarios.

De lo último que leí del caso de las niñas atropelladas es que el Ministerio de Educación, desoía los reclamos de las estudiantes. Primero se encarceló al presunto homicida antes que la cartera educativa, fuera tan solo capaz de reaccionar con coherencia, con al menos un dejo de empatía y humanismo ante la brutal tragedia.

Hoy todos lloramos a Brenda, vemos en ella el ejemplo de la ineficiencia del Estado por proveerle a los suyos el sagrado derecho a la educación. Por supuesto que también se espera que ese derecho sea otorgado con los mínimos estándares de calidad, para que se le garanticen a la infancia guatemalteca oportunidades reales para salir del circulo de la pobreza y la exclusión en la que están sumidos.



Facebook, RIP Brenda Dominguez

Lo cierto es que la muerte de Brenda no mejorará la calidad educativa las niñas y adolescentes que a diario acuden, con la ilusión de formarse para la vida, a la Escuela Nacional de Ciencias Comerciales II.

La tragedia tampoco llamará a la consciencia de aquellos que criminalizaron la protesta social y que con voces tibias se atrevieron a dividir la responsabilidad en partes iguales. El doloroso homicidio de Brenda no cambiará nada, nos mantendrá tan divididos como ayer.

Volveremos a escuchar las voces de aquellos que vociferaron: “ellas se lo buscaron” y de los otros que exigían un “linchamiento” en contra del responsable.

La triste verdad que en un mes Brenda será historia y su desgarradores gritos de dolor no servirán para nada. 

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