En los últimos meses hemos sido testigos de varios incidentes de acoso, violencia y violaciones a mujeres en centros comerciales.
Cuando comentamos estos casos en nuestros círculos de amistades, las reacciones parecen ser similares: “Yo inmediatamente lo denunciaría”, “Ese desgraciado ya estaría muerto si la víctima hubiera sido yo”.
Pero, desafortunadamente, la cantidad de denuncias es muy baja en comparación a la cantidad de veces que estos actos de acoso o violencia ocurren.
Incluso la agrupación No Retrocedemos, una entidad que aboga por eliminar la impunidad en los casos de violencia sexual contra niños, ha mencionado varias veces que, por cada caso de violencia sexual que se denuncia, hay otros cuatro que quedan sin denunciarse.
¿Por qué las mujeres no reportan el acoso sexual?
Las psicólogas Julie Woodzicka de la Universidad de Washington and Lee, y Marianne LaFrance de la Universidad de Yale, llevaron a cabo un experimento que demostró la brecha entre la forma en que la gente imagina que va a reaccionar, y la forma en que responden en realidad.
Las psicólogas relatan su experimento así:
“Montamos una entrevista de trabajo en la que un entrevistador hombre, intercalaba entre las preguntas normales, preguntas acosadoras sexualmente a las entrevistadas.”
Las tres preguntas de acoso fueron
1. ¿Tienes novio?
2. ¿Piensas que la gente te encuentra deseable? y
3. ¿Piensas que es importante que las mujeres usen bra en el trabajo?
Las participantes, todas mujeres, tenían en promedio 22 años y no sabían que estaban en un experimento en el que se les había reclutado por medio de anuncios en prensa y afiches que ofrecían un puesto como asistente de investigación.
Los resultados de este experimento señalan algunas curiosidades en las conductas de las participantes:
Primero, ninguna se rehusó a responder las preguntas que implicaban algún grado de acoso.
Segundo, de todas las participantes, sólo unas pocas se animaron a responder las preguntas en una actitud confrontativa.
Lo curioso de estos resultados es que contrastan con otro experimento en el que se le preguntó a varias mujeres qué harían si en una entrevista les lanzaran preguntas acosadoras:
En dicho experimento, el 62% de las participantes dijo enérgicamente que confrontarían al entervistador y el 28% dijo que incluso desistirían de seguir con la entrevista.
Denuncia y conciencia ciudadana
Una de las conclusiones de estos estudios es que, la idea del acoso genera un sentimiento de enojo y repulsión, pero cuando la mujer promedio es acosada, el enojo se transforma en miedo.
El Observatorio Contra el Acoso Callejero en Guatemala advierte que la vía pública y el transporte colectivo son los lugares en donde más incidentes de acoso sufren las guatemaltecas. Lo triste es que aunque en la mayoría de casos hay testigos, estos no ayudan a la víctima.
Definitivamente el sistema de justicia en nuestro país debe ser más eficiente, y como sociedad, debemos trabajar para que el simple hecho de ser mujer no sea un factor de vulnerabilidad en espacios públicos.
En lo que respecta a comportamientos humanos, ahora que conoces que el patrón de reacción obedece a la emoción del miedo, la cual paraliza la acción, es bueno reflexionar que si en algún momento nos sentimos “amenazadas o incómodas” tenemos el derecho de detenernos y expresar cómo nos sentimos.