De ida y vuelta imagen

Monsanto termina su narración sobre su experiencia en el pueblo santuario del arte Boadilla de Río Seco.

Las opiniones e imágenes de este artículo son responsabilidad directa de su autor.

DE IDA Y VUELTA. Por Guillermo Monsanto




La semana pasada introduje la labor que los hermanos Melero han realizado en el rescate de una población que estuvo condenada a transformarse en fantasma. Hoy, Boadilla de Rioseco, es un santuario del arte. La comunidad es ya una protagonista que algunos medios están destacando y cuya acción difusora la convertirá en la parada obligada del turismo cultural. Impacta el compromiso comunitario y con él, el ejercicio de buscar un espacio sano para vivir. Algo que quizás deberíamos intentar replicar en Guatemala. Javier Melero piensa que el propósito podría servir como ejemplo de una nueva actividad económica que genere empleo y atraiga el turismo cultural. Echemos pan en nuestro matate. El arte como fuente de trabajo.







Es vital no hacerse la idea de un patrón cuadrado del arte. El solo hecho de ser pensado para exteriores ya es un buen indicio. Lo que ya se ha propuesto en la región entra en distintos campos y con lenguajes contemporáneos. Integración al paisaje sin dañarlo, por ejemplo. Instalación, arte digital. Las posibilidades no poseen más límites que no sean los que impongan los artistas. Desde allí que el reto sigue creciendo orquestado por el buen olfato que ha sabido atraer distintas y prestigiosas firmas.







En 2010 se colocó el primer mural: La memoria compartida. Éste, constituido por 1200 collages que incluyen las fotografías de unos tres mil personajes del pueblo hermano Santiago de las Misiones del Paraguay. El más reciente, titulado de Ida y vuelta, de mi autoría. Y no soy el único chapín con obra dentro de Boadilla de Rioseco. También hay un trabajo, de grandes dimensiones, creado por Alejandro Noriega. Guatemala visible en este importante proyecto, a partir de la generosidad de Juan Carlos y Javier Melero, compartiendo a la par de autores del tamaño de José Luis López Moral.







De ida y vuelta representa una alianza para honrar, a toda costa. Las relaciones de amistad y profesionales que he mantenido con los Melero, desde el 2008, han sido fundamentales en mi carrera visual, pero también en la de muchos otros creadores. Lo más significativo, han sido siempre precisas y desinteresadas. Llevadas de la mano y de la confianza en los guatemaltecos y lo que podemos hacer. Es aquí en donde se me ocurre que se puede programar un buen ejercicio de intercambio con la Madre Patria, en el que artistas emergentes guatemaltecos viajen a recibir capacitaciones, visitar espacios culturales y dejen a cambio el fruto de su labor ¿qué sugerencias me dan?




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