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Es lunes y Mariana abre su cartera, no hay ni un solo billete para ir a la universidad, los Bs.70 mil que gana al mes que son US$10, se han esfumado en menos de dos semanas.

Por las mañanas estudia y por la tarde consiguió un trabajo de diseñadora gráfica para tener ingresos, pero son muy poco para sus necesidades. Ese es el salario mínimo en su país.

El cambio es de US$1 por Bs.7 mil, pero varía constantemente.

Para que te hagas una idea, un menú de hamburguesa en un restaurante de comida rápida cuesta US$2, así como lo lees, pero muy pocos pueden comprarlo, ya que eso equivale a Bs14 mil, es decir, el 20 por ciento de lo que ella gana.

Aquí te va otro dato. El agua pura en botella cuesta hasta 13 centavos de dólar, es decir, con los US$10 alcanzaría para comprar 35 botellas de agua, pero solo eso.

Una cerveza cuesta 40 centavos de dólar, lo que significa tomarse seis con US$2.40. Seguro pensarás qué barato, pero en Venezuela es muy difícil ganarse ese dinero.

El fin de semana Mariana tampoco pudo salir a divertirse, simplemente el dinero no alcanza en Venezuela, porque la crisis económica es cada vez más fuerte y afecta a millones de jóvenes.

“No sé qué voy hacer, la situación no da para más y a mis padres tampoco les alcanza el dinero”, estoy pensando en irme del país, dice.

Entrevisto a José y le pregunto por su comida favorita y responde: la lasaña de carne, pero la come cada tres meses, junto a él, se encuentra su novia, Alejandra, quien tiene un gusto especial por la pizza, aunque ya tiene más de dos meses de no disfrutarla.

Cada una de esas comidas puede costar US$5.

Matricularse es una universidad privada cuesta unos US$20 dólares, lo que significan dos salarios mínimos y la cuenta mensual varía entre los US$5 y US$15, dependiendo de la carrera y la casa de estudios.

Las universidades públicas son gratuitas, pero a muchos jóvenes les cuesta estudiar por los gastos que implica.

No es difícil encontrar a jóvenes que cuenten su historia. No importa si son opositores o simpatizantes del Gobierno, la situación es complicada para la mayoría.

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A escasos metros se encuentra Mariana quien relata que, además de las limitaciones económicas, tampoco hay productos esenciales como las toallas sanitarias.

Incluso, la acompaño a una farmacia cercana y preguntamos ¿tiene pastillas anticonceptivas? La respuesta inmediata es no, hacemos el mismo ejercicio en dos locales más y nada.

A principios de los años 90, Venezuela era una de las economías más estables de América Latina y sus avances se observan, por ejemplo, en su infraestructura. Pero, esa situación ha cambiado. Mucha de su población vive en la pobreza.

Hoy, lo jóvenes venezolanos tienen muy poca esperanza y, miles tienen como aspiración irse de su país, según lo reflejan ellos mismos.

Te invito a ver las siguientes entrevistas:



Antony O’Hara: Con tristeza dice que en su casa a veces no hay dinero para comer..



Encapuchado: Cree que hay futuro para los jóvenes en Venezuela, pero con otro Gobierno.


Habib Khawam, 23 años: Considera que el gobierno de Nicolás Maduro le ha hecho mucho daño al país.



Karla Pérez Urrutia, 26 años: Asegura que el futuro de los jóvenes de Venezuela no se encuentra en ese país.


Oswaldo Maldonado, 24 años: Expresa que el día a día para el joven venezolanos es muy difícil por la represión en las protestas.


Raúl Vásquez, 19 años: Dice que hace falta trabajo bien pagado para los jóvenes en Venezuela.


Yhonaiker Graterol, 23 años: Cree que no hay futuro para la juventud en Venezuela.

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