¡Viva el Farza, arriba el Mandril! imagen

¿Del Barza o del Madrid? Pregunta obligada en todos los círculos sociales, familiares e incluso en entrevistas laborales.

Las opiniones e imágenes de este artículo son responsabilidad directa de su autor.

Por: Juan Manuel Castillo 

¿Del Barza o del Madrid? ¿Acaso puede ser un tercero? ¿Qué tal un equipo nacional? Para nada, el fútbol guatemalteco es una porquería. “Son unos shumos”, escucho decir a menudo a una compañera de trabajo.

El domingo fui a desayunar con mi familia a un centro comercial en zona 16, vi a mi alrededor y fue inevitable ver una horda de fans de un equipo y otro. Los restaurantes estaban repletos, como una vez dijo el famoso narrador de beisbol Abdón Rodríguez, “ya no cabía gente ni con calzador”.

Por un momento tuve la sensación de estar en dos lugares en simultáneo: La Rambla, en Barcelona y la Gran Vía, en Madrid, solo el inconfundible sabor de los Tortrix me regresó a mi realidad.

¿Del Barza o del Madrid? Pregunta obligada en todos los círculos sociales, familiares e incluso en entrevistas laborales. El hijo de un amigo guatemalteco casado con una belga, que posee la nacionalidad europea y que visita el país una vez al año me preguntó: ¿Por qué le tengo que ir a uno u otro? ¿Por qué aquí preguntan eso? El adolescente, a pasos de ser adulto, reside en Bélgica, cuya selección tiene una decente reputación en la difícil eliminatoria mundialista europea.

¿Por qué la euforia en Guatemala por estos dos equipos? Acaso ¿La poca calidad de nuestro fútbol justifica el fanatismo? ¿Es la calidad de esos jugadores suficiente pretexto para enloquecer?




En medio de esa algarabía pienso: quizás esta afición se extiende por toda América Latina. Mi cuñado me corrige: “no, yo viví 4 años en México y cuando había clásico español, los restaurantes estaban vacíos y solo el grupo de guatemaltecos buscaba con desesperación una televisión para ver el juego”.

Conozco a muchos que son capaces de perder los estribos por uno u otro equipo y que lo hacen tan propio como el más importante inversionista y directivo. “Perdimos” o “ganamos” los escucho decir a menudo con tono de pertenencia.

¿Por qué? Antropológicamente debe existir una explicación, yo aún la busco, siento ese fútbol tan lejano, extraño y ajeno, que más allá del enorme espectáculo en la cancha me resulta imposible apropiarme de cualquiera de esos colores.

Hay otros hinchas que se agarran a golpes y no faltan aquellos que hacen uso de todas las redes sociales para manifestar su alegría con un resultado, mofarse de los fans del otro equipo o escupir insultos contra árbitros y jugadores.

¿Estamos frente a un síntoma de poca autoestima nacional? “Es falta de identidad”, asegura mi cuñado. “No vayas a poner que nos ponemos mulas”, me suplica un amigo cuando le cuento el tema de este primer post.




Dudo mucho que la afición más radical del Madrid o del Barcelona acoja con entrañable cariño la estima que le tienen los guatemaltecos al equipo de sus amores.

Cuando viví en España constaté que algunos españoles piensan que Guatemala está en Sur América, ósea que somos “sudacas” el peyorativo para referirse a los latinos. Otros, simplemente desconocen nuestra ubicación geográfica. Y usted ¿Le va al Farza o al Mandril? 

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