Mi porno, mi compañera imagen

Cada minuto 44 mil personas visitan el portal de videos para adultos PornHub.

Las opiniones e imágenes de este artículo son responsabilidad directa de su autor.

Llegar a casa en las noches, servirse una copa de vino, encender la TV, el Apple TV y tomar el iPad para comenzar a navegar en busca de porno, forman parte de su ritual diario. “No se cómo, pero de un buen tiempo acá el ver porno es parte de mi rutina diaria”, comenta Carlos, un hombre de 40 años.

Sitios como PornHub, Sextube, Manporn, Pornado o ZenpornTV son sus favoritos. En ellos Carlos da rienda suelta a sus más oscuros y perversos fetiches. Lésbico, Sado, Bondage, Bi (Bisexual) y a veces hasta el tradicional hetero son los tópicos que acompañan el cierre de su día de trabajo.

Junto a Carlos en todo el mundo unas 44 mil personas se unen al festín de películas pornográficas cada minuto. De acuerdo con el portal PornHub el tiempo invertido en todo el mundo durante 2016, en ver porno superó los 524.3 años. 

Lo que equivaldría a que desde el descubrimiento de América, por Colon, en el mundo nadie hubiese hecho otra cosa más que ver porno.

De acuerdo con algunos vendedores de películas consultados, el 60 por ciento de las ventas son de porno hetero y el resto de variado, el cual incluye gay, sado, lésbico o de fetiches.

Y sorprendentemente el consumo es muy parejo entre hombres y mujeres. Una relación de entre 55 a 45 por ciento, donde los hombres se acercan más a comprar películas, sostiene.

Adicción o entretenimiento

La fascinación de Carlos por la pornografía ha ido en aumento. Inicialmente gustaba de videos “básicos”, es decir un hombre una mujer y ya.

Sin embargo las horas invertidas y la oferta en los sitios gratuitos es tal que sus intereses han evolucionado. “Comencé con porno normal, pero hoy veo tríos, cámaras ocultas, baños públicos, fetiches y hasta uno que otro con enanas”, confiesa con una sonrisa y poca vergüenza.

El caso de Carlos es lo que SECCATID (Secretaria Ejecutiva de la Comisión contra las Adicciones y el Trafico Ilícito de Drogas) define como una adicción. Hoy el acceso al Internet y los sitios gratuitos exponen más a las personas a caer en este tipo de situaciones, comenta Antonieta Solórzano, directora de tratamientos de dicha secretaría.

Al preguntarle a Carlos si se considera un adicto al porno este responde con total convicción: 

“Prefiero ver porno, veo lo que me gusta, en la tranquilidad de mi casa y no me expongo a enfermedades”.

La evolución del porno en Guatemala

En la década de los 80´s muchos fuimos tentados a ver pornografía, sin embargo para hacerlo había que tener un amigo mayor que fuera socio de un videoclub o bien uno con cédula de vecindad para afiliarse y así poder rentar la película en formato VHS. Luego llegaron los DVD´s, con ellos la piratería y el acceso se facilitó.

Edgar Castro, amante del Porno, comenta que en esa década invertía hasta Q600. en películas cada mes. “El Porno Europeo era el más caro y el mas buscado”, recuerda.

Por un breve espacio de tiempo tiendas como ADAN y EVA, un sex shop formal, proveían a los clientes con los últimos éxitos de la industria más lucrativa del mundo. Sin embargo la piratería y la popularización del DVD rompieron el mercado.

Y la llegada de la Internet llevó el porno más lejos, hoy todos los interesados acceden de manera rápida y gratuita, asegura Solórzano. La dinámica cambió y el mayor consumo de pornografía se da en línea, agrega.

La web le da la vuelta a los Sex Shops

Hoy las tiendas para adultos ven en la venta de películas porno un servicio a pedido. “Acá tenemos clientes que piden sus películas por tema y cada mes vienen a traer sus encargos” comenta un dependiente.

Antes los ingresos fuertes eran de las películas, hoy mantenemos pocas existencias y nuestro negocio se centra en accesorios, dildos, lubricantes, disfraces y todo tipo de aparatos para mejorar la experiencia sexual, comenta el dependiente.



Hoy los anaqueles de videos porno han cedido el espacio a productos de Novelty, como ropa interior comestible. Las bajas ventas  y el Internet han pasado la factura.

Carlos asegura que no paga por los videos que consume, más aún no tiene ni si quiera una cuenta de usuario en los sitios que visita. “Consumo los videos gratuitos y aprovecho la función de New Videos para evitarme ver repetidos”.

En su Ipad guarda como favoritos algunos de los que más le han gustado, pero le gusta sorprenderse con los mas recientes que los usuarios publican.

El dependiente del Sex Shop asegura que el 90 por ciento del consumo de películas porno se ha mudado al Internet y que las tiendas para sobrevivir deben o tener clientes con gustos muy excéntricos o bien traer productos divertidos para las personas, ya no tanto películas.

Carlos, que se define a sí mismo como un heterosexual, sostiene que no le molesta ver películas BI o de tema fetichista. Junto a él muchos guatemaltecos comparten el gusto por el sexo en la pantalla y han convertido el espectáculo del porno en parte de su vida diaria.

Hoy Guatemala se ha liberado de muchos tapujos, sin embargo el sexo es uno que aún se mantiene y hace que sitios para adultos en línea sean el lugar ideal para dejar por un lado el “que dirán” y dar cabida a las mas bajas pasiones. 

Todas las noticias, directamente a tu correo

Recibe todas las noticias destacadas de Relato.gt, una vez por semana, 0 spam.

¿Tienes un Relato por contar y quieres que nosotros lo hagamos por tí?

Haz click aquí
Comparte
Comparte