Descendés junto al bebé ligoso a las profundidades océanicas. Frente a una cueva forrada de conchas, el bebé te dice, “Aquí mero es”. Todo en el mundo subacuático es mágico… excepto por el recibimiento que su familia le da al bebé.
El bebé toca la puerta y una voz—cualquier voz de criatura ligosa es como compresor de carro mezclada con Romeo Santos—grita, “¡Ya van, hombre!”.
A los ojos de los hombres, todas las criaturas ligosas son iguales. En este caso, únicamente distinguís quiénes son los papás y quién es el bebé en base a quiénes están ignorando a alguien y quién está siendo ignorando.
Según el bebé ligoso que lo iban a recibir con una pequeña celebración pero, en cambio, sus papás y un hermano están sentados en lo que parece ser la sala haciendo que sus pieles brillen mucho.
Como ninguno los atiende, el bebé te dice que te va a preparar algo de comer y vos le decís que, nel, que no tenga pena. Pero él insiste. Uno de los papás ligosos grita, “Cuidadito me hacés un desorden en la cocina, mirá que acabo de arreglar allí”. Con un montón de incomodidad le decís al bebé, “No, vos, de veras que mejor me voy. Acordate que tengo que nadar hasta allá arriba”. Antes de que salgás, el bebé te toma del brazo y te dice, “Llevame con vos. Ahorita ya ya arreglo mis cosas y llevo una mi caja con agua para vivir. Es que de verdá ya me cansé de tantas malas actitudes aquí. En serio no se aguanta. Llevame a vivir con vos, por fa”.
Le respondés al bebé que órale, que se venga con vos. Siempre quisiste un amigo mágico como Eleven de Stranger Things, E.T. de E.T. o Nancy de Chiquirrines Club. [Pulsa Aquí]
C1A1B) Le explicás al bebé que no le podrías echar la mano porque ahorita las cosas en el chance no están muy bien y aparte tenés unos clavos con tu ex pareja, entonces no tenés mucha estabilidad como para que viva con vos. [Pulsa Aquí]