La historia de la familia Veliz Carrera conmovió las redes sociales. Estaban por realizar un viaje a Estados Unidos. El padre es ciudadano estadounidense y tenía la intención de llevarse a su familia.
La prueba obligatoria de ADN que exige la embajada de Estados Unidos cambiaría los planes para siempre. Diecisiete años después, Florentina y su esposo se enteraron que Heidy, uno de sus cuatro hijos, no era biológicamente su hija. La habían cambiado en el hospital. Nació el 5 de marzo de 2001 en el Hospital General San Juan de Dios.
Su esposo fue quien se enteró primero. “Pensé que algo había fallado en la prueba, así que corrí a hacérmela yo”, contó.
“Fue muy doloroso cuando me dijeron que las probabilidades de maternidad eran cero”, mencionó la madre. Desde 2016, mantuvo en secreto la información. En mayo cumplirán dos años de estar en “la lucha”.
Los hermanos de Heidy tenían rasgos parecidos e inconfundibles. Pero a pesar de la tez morena y cabello obscuro de Heidy, sus padres nunca sospecharon nada, ya que tenían familiares con rasgos similares.
“Recuerdo que me molestaba cuando me decían que ella no era mi hija por ser morena”, contó. Florentina está segura que el único momento en que se separó de su hija fue durante su vacunación, unos 25 minutos.
“Estaba segura que era mi hija, pero uno nunca debe asegurar, porque a veces lo más seguro que se tiene es lo más lejano”.
Comenzó una búsqueda de abogados para encontrar una solución, pero tenían miedo de presentar una denuncia al Ministerio Público (MP) porque podían quitarles a su hija. Después de consultar a seis abogados, un primo de una amiga accedió a ayudarlos.
Pero para avanzar en su caso tenían que denunciar en el MP. “Yo no quería, porque uno sabe que la institución no ayuda en nada”, agregó la madre. El Sistema de Alerta Alba Keneth tomó el caso, pero en dos años los avances no han sido significativos.
Cuando el caso llegó a la Procuraduría General de la Nación (PGN) comenzaron a ver cambios. En agosto de 2017, les dieron el abrigo definitivo para apelar el caso en Estados Unidos, pero los gastos son muy altos. El proceso cuesta US$10 mil.
“Fui testigo de las solicitudes que el MP mandó al hospital solicitando datos y respondían que no tenían archivo”.
Claudia Benavente, vocera del Hospital San Juan de Dios, mencionó que sí llevan un registro de los niños nacidos. “Nunca se los roban ni los intercambian”, comentó. Además, agregó que estas no son prácticas del personal.
La angustia de madre
A pesar de amar con todo su corazón a Heidy, la inquietud de conocer a su hija biológica no deja en paz a Florentina. “Cada vez que me siento a comer me pregunto ¿será que mi hija tiene un plato de comida? Me duermo con frío ¿será que ella tiene con qué taparse?”, contó.
La madre siempre soñó a una niña con un vestido amarillo de manta. “Yo decía ella no es mi hija. Ahora comprendo los sueños que Dios me mostraba”, comentó.
Era una joven de espaldas, alta, delgada y con el pelo largo rizado. La soñaba en el camino hacia una aldea de Chuarrancho. “Tengo curiosidad de ver si está ahí”.
Florentina no recuerda el rostro de la bebé que le entregaron ese 5 de marzo, pero sí que tenía colochos rubios muy brillantes.
“En mis oraciones le pido a Dios que la proteja y libre de todo peligro. Una vez compré una veladora, me arrodillé ante el Santísimo y le dije que esto no podía pasarme a mí”, mencionó.
Le hablaba a gente que no conocía pero que sabía que tenían una niña. Pasaba noches enteras en Facebook buscando jóvenes de la misma edad, sin respuesta.
El impacto inicial
La familia ha sufrido mucho, pero nada cambia el amor que sienten el uno por el otro. “Tratamos de estar más unidos que nunca. Sabemos que no fue culpa de nadie, sino ineptitud del personal del hospital”, dijo Florentina.
Cuando la madre se reunió con sus hijos para contarles, Heidy ya sabía del resultado. “Tu sangre es diferente a la mía, la tuya es roja y la mía es corinta. No tengo nada tuyo”, le dijo en ese momento.
“Claro que sí. Yo te alimenté para que fueras quien eres. La leche materna es un alimento de mi misma sangre”, le respondió a la joven.
“Nunca olviden que padres son los que crían, no los que engendran”.
Cuando la joven supo la noticia, entró en shock. Se encerró en su cuarto. No quería hablar con nadie. Después de muchos intentos, su padre la llamó por teléfono y le dijo:
“Yo tengo una hija inteligente y madura, pase lo que pase no vas a dejar de ser nuestra hija hasta que nos muramos. Si tengo que mover mar y tierra lo haré, no voy a dejarte en Guatemala”.
Poco a poco, Heidy entendió que nada cambiará el amor familiar. “Hagan lo que tengan que hacer, lo más doloroso ya lo pasé. Tienen todo el derecho de buscar a mi hermana”, contó la joven.
La joven hace chistes de la situación y continúa su vida normal. No bajó sus calificaciones y ya tiene un título de cocinera profesional.
Ni un segundo que perder
La familia corre contra el tiempo. Heidy está por cumplir 18 años y saben que al ser mayor de edad, se van a cerrar muchas puertas. El próximo 4 de febrero, Florentina debe llegar a la PGN.
Tomó la fuerza y decidió hacer pública su historia en un canal nacional a pesar de su miedo. “Ella va a ver los medios de comunicación, le va a dar curiosidad y puede acercarse”, comentó.
Lamentablemente, comenta que en poco tiempo se han informado falsas declaraciones sobre su caso.
Mientras tanto, la familia continúa esperando un milagro y, por fin, conocer a su hija, y los jóvenes, a su hermana.
“Puede que no tenga esa fecha de nacimiento, ya que si fue un error, es posible le hayan puesto otra”, mencionó.
“Encomiéndense a Dios. Uno solo no puede. Quedarse callado no es bueno. Podemos evitar que otras personas sufran lo mismo”, mencionó.
Si conoces a alguien que tenga los mismos rasgos físicos que algún miembro de la familia, comunícate de inmediato con Relato para que contactemos a Florentina.
Fotos: Florentina Carrera