La inesperada muerte del Alcalde de la Ciudad de Guatemala, Álvaro Arzú Irigoyen, el pasado viernes 27 de abril, una serie de emociones encontradas se desbordaron en los capitalinos. Las lágrimas no se hicieron esperar, por el deceso de este funcionario que siempre dio de qué hablar. Luego de conocerse la noticia del fallecimiento en un hospital de la zona 15, el cuerpo fue entregado a su familia para una velación privada en su casa.
El sábado por la mañana, la familia Arzú se mostró al público. El Patio de la Paz, en el Palacio Nacional de la Cultura, fue el escenario donde varios políticos, diputados y el Presidente Jimmy Morales fueron a rendir honores a Álvaro Arzú. La viuda del Alcalde, Patricia de Arzú, recibió una bandera por parte del Presidente Morales.
La reacción de la gente
Marcados por las flores, lágrimas y clamor de varios de los asistentes, varias personas decidieron acompañar el ataúd. “No tengo palabras para expresar mi tristeza. El Señor Arzú hizo mucho bien a esta ciudad y esto es una pérdida histórica” comentaba una de las personas que asistió a los actos fúnebres en la Plaza de la Constitución.
El sol, la cantidad de gente, o la lejanía del Palacio Nacional, no fue impedimento para que permanecieran durante todo el acto protocolario. Separados por una reja y varios metros de distancia, varios observaban con ojos llorosos y con gritos temblorosos de “gracias Arzú”, expresaban sus sentimientos.
Ese mismo día, se realizaba la carrera de 10 kilómetros, la cual fue su creación. Durante este evento, también se le homenajeó. Uno a uno llegaban los participantes al carril principal de la carrera, otros intentaban acercarse lo más posible para poder dejar flores frente a la Municipalidad de Guatemala. Las cintas negras y los moños negros aparecían en los brazos y mangas de las camisas de cientos de competidores.
Para muchos, el anuncio de salida durante la competencia y el espacio vacío del Alcalde Arzú a un costado fue suficiente para dejar escapar sus lágrimas. Patricia de Arzú, quien se hizo presente para dar el banderazo de salida, regresó junto al ataúd de su esposo con sus brazos llenos de flores que le fueron entregados por algunos corredores.
Su última vez frente a la Municipalidad
El domingo 28, poco después de las 9 de la mañana, el cortejo salió del Palacio Nacional de la Cultura para dirigirse a la Municipalidad de Guatemala. Una carroza fúnebre transportaba el ataúd del ex presidente y alcalde capitalino acompañado de cientos de personas, agentes y miembros de la comuna capitalina.
Toda una caravana de personas seguía el paso constante del alcalde por las calles de la capital. A su alrededor, las expresiones de tristeza no se hicieron esperar en cuanto pasaba. Carteles de despedida y flores eran lanzados sobre la parte superior del ataúd, esperando a que permanecieran junto al alcalde.
Frente a los escalones en donde alguna vez caminó, era homenajeado ante sus familiares, trabajadores ediles y un público que llenó la municipalidad. Con 21 cañonazos se despidió al alcalde en su última visita a la Municipalidad que por cinco períodos lideró.
La escolta del pupilo
Luego de terminada la ceremonia en el Palacio de la Loba, el cortejo continuó esta vez en un carro fúnebre para dirigirse a Sacatepéquez y escoltado por miembros de la Policía Municipal. A lo largo de la Calzada Roosevelt, cientos de personas se ubicaron en pasarelas, banquetas y arriates para despedir al alcalde capitalino, mientras los automóviles detenían su camino en plena calzada. En el límite del municipio de la ciudad de Guatemala con Mixco, lo esperaba el alcalde mixqueño Neto Bran para hacer cambio de escolta y acompañarlo por gran parte del recorrido.
Agentes de Emixtra en moto, jeeps y el alcalde de Mixco lo acompañaron. Ya en carretera, algunos tráilers detuvieron su viaje para apreciar la escena. Otros los seguían valientemente a pie, sin saber hasta dónde podrían acompañar al ex presidente.
Tras tres días, en donde toda la atención del país se centró en una despedida, Arzú llegó a su lugar final descanso en San Pedro El Panorama, Sacatepéquez, luego de pasar por Antigua Guatemala en donde se colocó el féretro sobre una carroza tirada por caballos pura sangre .
