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Por segunda vez, el trabajo de la mancuerna CICIG-MP es desechado por el sistema judicial de Guatemala. En un intento por reactivar el caso de los Valdés Paiz, la dupla buscó que la Corte de Constitucionalidad (CC) revocara el fallo que cerró el proceso en contra de los hermanos, por la muerte de Rodrigo Rosenberg.

Hoy, la Comisión Internacional contra la Impunidad, que se ha visto expuesta por su forma de operar poco transparente, se niega a dejar en paz dicho caso y acatar la orden del juez Mynor Moto. En agosto de 2017, el juicio en contra de los hermanos Valdés Paiz sufrió el golpe final, pues el juzgador ordenó cerrarlo. Aun así, el ente internacional y el Ministerio Público intentaron reactivar el proceso y buscaron en la CC un nuevo fallo, que hoy les fue denegado.

Así se desmoronó el caso del MP y la CICIG

En agosto de 2017, el juez Mynor Moto dictaminó que las “pruebas” presentadas por el MP y la CICIG no eran suficientes para inculpar a los hermanos Valdés Paiz, quienes fueron detenidos durante 36 meses y llevados a prisión mientras los acusadores intentaban sostener el proceso.

No hay un solo medio de prueba que justifique la acusación presentada”. – Sergio Escobar, abogado.

Falló la sucia estratagema de la CICIG y el cooptado MP. Uno a uno, los testigos se retractaron de sus declaraciones; peor aún, acusaron a los funcionarios de ambas entidades, de presionarlos para falsear sus testimonios.

Entre tales señalamientos está el de Manuel Cardona, que en una grabación declaró: “Fui amenazado por el MP y la CICIG para inculpar a los hermanos en el crimen”; y el de Luis Mario Paz, quien sostuvo que fue el fiscal “Rubén Herrera y personeros de CICIG, quienes lo obligaron a involucrar a los Valdés Paiz”.

Durante ocho años, la familia de los entonces procesados debió enfrentarse al aparato logístico y coercitivo de la CICIG, apoyada por el MP. Pruebas falsas, testigos comprados y un poder nunca antes visto en Guatemala, eran utilizados para manipular y ajustar todo a conveniencia de la entidad apéndice de las Naciones Unidas.

Estuardo perdió una batalla, pero ganó la guerra

El pasado 19 de abril, Estuardo Valdés Paiz, el menor de los hermanos, murió a manos del cáncer. No pudo optar a un tratamiento digno, pues las acusaciones de la CICIG y el MP le vedaron el acceso a viajar para ser atendido en el extranjero.

No pudimos ir a otros países para que mi hermano recibiera atención y cuidados médicos que pudieron haberle salvado la vida”. – Francisco Valdés

Lee: Tayito estaría vivo si la CICIG no lo hubiera acorralado (I) de Francisco Valdés Paiz. 

Pero una cosa es segura: Estuardo se fue de este mundo sabiendo que su nombre quedó limpio. Hoy estaría más que feliz al saber que los esfuerzos de la CICIG y el MP, de tratar por cualquier medio reactivar el caso en su contra, volvió a recibir un NO por parte de la justicia guatemalteca, que una vez más llegó tarde y oscura.

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