Persiguiendo a Arjona me encontré a mí misma imagen

Los seguidores en busca de Ricardo Arjona: este es un esbozo de un estilo de vida amado por muchos, y cuestionado por otros.

Las opiniones e imágenes de este artículo son responsabilidad directa de su autor.

La vida es tan emocionante que si a todos nos acompañara una banda sonora, abandonar nuestra existencia sería aun más traumático. Principalmente para personas como Anabella Reyes, una guatemalteca que come, respira y piensa en Ricardo Arjona. Desde la fundación no planeada de un club de fans, hasta a encontrarse a sí misma. Esta es su historia. 

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Fotos cortesía Anabella Reyes.

Muchos guatemaltecos celebran el éxito de Ricardo Arjona. Escuchan sus canciones, compran sus discos y se alegran cuando, como ahora, el cantautor anuncia que está por dar a conocer una nueva producción. Eso parece estar entre los límites comunes y aceptables. Otros, y sobre todo, otras, van un paso más allá, y llegan a enamorarse del personaje. Admiran su estatura, su bien cuidado cuerpo y elogian su presencia física en general. Están también, aquellos que mencionan cada poco tiempo, que lo conocieron, estudiaron, jugaron, pelearon y hasta trabajaron con él. De estos últimos hay que decir que, lógicamente, algunos cuentan vivencias reales, y otros, pues, solo quieren darse su paquete.

Pero dejemos estas generalidades e internémonos en la experiencia de Anabella Reyes. Ella admite sin más ni más, que su admiración se inició como una obsesión. Una vivencia cercana al artista, durante un concierto la hizo ponerse en acción y casi sin querer, fundó el que ahora es el club oficial del artista en el país. Más adelante, sus circunstancias la hicieron alejarse de ese grupo, pero su admiración evolucionó y en los círculos internacionales de seguidores y coleccionistas se le reconoce por su empeño y dedicación hacia el material del artista. Hoy accedió, no sin cierto pudor, a platicar con Relato.




¿Cómo se inició su admiración por Ricardo Arjona?

Bueno, yo lo conocía [su música], pero fue con Historia de Taxi que nació mi admiración. Mi primer cassette fue Historias. Lo arruiné de tanto escucharlo. Me lo regaló mi exmarido. Ya habían CDs pero no había más plata.

¿Qué descubrió en esa canción y en el resto del disco que la hizo identificarse con Ricardo?

Justamente las historias. Yo no había tenido la oportunidad ni libertad de escuchar las canciones, por temas de familia y culturales, al estar soltera. Fue hasta es disco que empecé a escuchar las letras y me enganché con las historias. Me fascinó el disco completo. Me obsesioné con él.

¿Cómo se hizo patente esa obsesión de la que habla?

Bueno, dejé de escuchar a otros [cantantes]. Quería saber de él. No tenía dinero, ni los medios, ni conocía a otros fans, pero me mantenía atenta a cualquier noticia, comentario de televisión, radio, donde fuera. Empecé a hablar de él con quien quisiera escucharme o con quien yo creía que quería escucharme.



Panda acompaña a Anabella en los conciertos. En una gira, Arjona lo tomó y lo colocó en el escenario durante todo el concierto.

¿Cuándo y con quién encontró eco?

Bueno, mi exesposo me apoyó, a él le gustaba. Pero no era lo mismo.

Usted fue probablemente la primera mujer a la que Ricardo le cantó de cerca Señora de las cuatro décadas, aunque usted aún no cumplía los 40. Cuéntenos, ¿cómo sucedió ese episodio?

Después de mil peripecias, logré tener primera fila en el concierto que se celebró en el Teatro Nacional el 28 de julio de 2003. Yo me pasé histérica, llorando, babeando, lanzándole besos y gritándole. En la parte en la que solo había música de la canción Señora de las cuatro décadas, me vio, se bajó y me dio un beso. Yo había asistido a otros conciertos, pero ese fue especial por eso.

Ese concierto fue decisivo. Me imagino…

Sí, yo me dije que tenía que haber más gente que sintiera como yo. Que también estuviera obsesionada con su trabajo y logré eco gracias al Internet. En los foros de Yahoo conocí primero a personas de México y Argentina.

¿Fue ahí cuando decidió formar un club?

No, no tenía intención de formar un club. Fui miembro virtual de clubes en varios países. Mi maestra Adriana Mercado, en Argentina, me llevó de la mano para formar el club. Yo esperé y busqué acá y nadie más lo hacía. Me animé a ciegas, pero ella, principalmente, me guío. Me dio los contactos y miles miles de consejos hace 11 años. Formé el club en 2005 y eso me llevó a conocer gente de acá y gracias a ese apadrinamiento en Argentina, lo volvieron oficial y eso.

¿Qué factores la hicieron dejar ese club?

Viví una etapa personal difícil. Mis ánimos no estaban para atender algo como un club. Mi deseo siempre fue ser una miembro más. Me alejé un tiempo para recuperarme. Fue un periodo, pero las cosas cambiaron a tal grado, que hoy por hoy no siento que la dinámica que se maneja pegue con mi mentalidad de hoy.

Sin embargo, la admiración siguió. Cuénteme, ¿cómo evolucionó?

Creo que esa es la palabra, evolución. Fue por influencia de Mynor Mcknight, quien es la persona que, según yo, más conoce sobre la carrera del señor [Arjona]. Me despertó un hambre por aprender que Ricardo es mucho más que el personaje a quien las mujeres persiguen porque las “enamora” y los hombres quieren ser como él, porque enamora a las mujeres. Al ir aprendiendo me he dado cuenta de cuánto ha pasado para que él esté donde está hoy. No ha sido gratis. Nadie le regaló nada. Es una carrera forjada con cada canción, con cada disco.



Mynor y Anabela, dos seguidores del trabajo de Ricardo Arjona.

Es usted una conocedora. ¿Qué es lo más relevante que ha descubierto?

No creo ser conocedora, más bien soy aprendiz. Lo más relevante [que ha descubierto] me mete en problemas. Ja, ja, ja, ja.

¿Qué clase de problemas?

Siempre hay algo nuevo. Algo sorprendente e impresionante sobre su carrera. Y decirle que hay una cosa relevante sería muy difícil. Me impresiona el material. La cantidad y variedad de versiones [de sus discos y canciones].

Hablando de problemas. ¿Ha tenido algún conflicto u oposición en su familia o trabajo?

Bueno, no lo ven con los mejores ojos. Ja, ja, ja, ja. Creo que es muy difícil que alguien que no siente igual pueda entender este estilo de vida. Gastar tiempo, plata y energía en algo así, es incomprensible para la mayoría.

¿Es un estilo de vida?

Sí definitivo. Una gran parte de mi vida gira alrededor de este señor.

¿Qué implica eso?

No hay día de mi vida actual en el que no esté presente de una u otra forma. El día a día es esperar o buscar noticias sobre material de colección, algún dato que no sé, alguna anécdota. Intercambio información con otros coleccionistas. Lo mínimo es escuchar sus canciones.

¿Cómo concilia esto con ser madre y trabajadora?

No sé cómo conciliar esto con mis otras cosas. Lo veo más como alguien que hace deporte. Solo sabe que lo hace a diario, y no ve su vida sin por lo menos correr un poco a diario. O a quien le gusta dibujar, que lo hace cada vez que puede.

Es decir, ¿lo ve como una vocación?

No sé. Ja, ja. Es un estilo de vida. No sé cómo vivir de otra manera. Veo como la gente me mira o nos mira.

Usted ha asistido a conciertos de Ricardo en otros países. Cuénteme de sus viajes.

Bueno, hemos hecho locuras con Mynor Mcknight. Lo vimos en la gira pasada en el Madison (Madison Square Garden, Nueva York). También nos escapamos a El Salvador. En 2015 fuimos al cierre de la gira en Argentina y yo fui a México hace unos años.

¿Cómo han sido estas experiencias?

Ha habido un poco de todo. Pero en general, creo que es una experiencia positiva. Cada persona tiene su propia historia y su forma de llevar su “fanatismo”. A mí me gusta observar familias completas, donde la mamá empezó, pero contagió a sus hijos.

¿Diría que los viajes han sido logros para usted?

Sí, uno platica que le gustaría hacer esto y lo otro, pero pensando en que posiblemente no pase. Por ejemplo, un cierre de gira en Argentina es algo que todos queremos. Fue [ese viaje] una locura. Viajamos un viernes y estábamos de vuelta en el trabajo el lunes al medio día. ¡Una loquera! Un dineral para estar unas horas en Argentina. Ver cómo la gente lo ama allá. La gente allá es otra voz, y el Noti-Arjona es el único club que actualmente tiene mi respeto. La vibra es otra.

¿Hay mucha diferencia con los admiradores de aquí?

Sí, el chapín es más parco. Allá expresan su admiración. Ricardo Arjona y Argentina tienen una relación especial. Al estar allá, lo vi y lo viví. Ricardo ama a su país y es guatemalteco, pero con Argentina tiene una relación especial. Tuvimos la oportunidad de verlo interactuar y es algo bien especial la complicidad de haber vivido experiencias mutuas durante 20 años.

Además de los viajes, usted es una coleccionista muy seria.

Empecé tarde con esto, pero descubrí el placer de buscar y encontrar material. Tener en las manos los Lps (vinilos), descubrir diferencias de las ediciones. Intercambiar información con otros coleccionistas es otro vicio. Es una sensación increíble el ganar un disco en una subasta. Tengo algunos conocidos que coleccionan vinilos (de distintos artistas). Los géneros son más rock. Pero siento una gran satisfacción al ver cómo a pesar de que mueren por ciertas bandas, cuando aparece un disco de Arjona se alocan. Ja, ja, ja, ja. En las subastas ningún disco llega a venderse tan alto como los de él.

¿Estas son subastas a nivel internacional verdad?

Algunas son internacionales y otras locales. Con el tiempo logré hacerme de un lugar y ahora por fin, me buscan directamente. Soy peleonera. A mí nadie me puede ganar un disco.

Dígame, ¿ha valido la pena el dinero, el trabajo y la energía invertidos?

Sí. Yo no me arrepiento de nada. Es que cada vez que abro la caja y veo mis cosas es una sensación única. Tener en mis manos historia. Mi colección no es nada comparada con la de otros, pero me siento orgullosa. Y esto es algo feo porque sé que es ego, pero es bien satisfactorio que en el mundo de los coleccionistas me incluyan. Que los coleccionistas hablen con respeto de Arjona porque estoy yo.

¿Qué ha descubierto acerca de usted misma en este proceso?

Persiguiendo a Arjona me encontré a mí misma. Él me retó a ir más allá y cada reto lo acepté y los sigo aceptando. Me descubrí siendo capaz de conseguir lo que yo quiera, proponiéndomelo y eso me inspiró.

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