¡Dólares, dólares…, vos no te compliqués mano! imagen

Hoy, el tipo de cambio según el banco de Guatemala está a Q7.53, pero en la calle las reglas son otras, y según me indicaron, la meta es no perder el tiempo. Y doy fe, no hay colas, formularios ni exp

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Hoy, el tipo de cambio según el banco de Guatemala está a Q7.53, pero en la calle las reglas son otras, y según me indicaron, la meta es no perder el tiempo. Y doy fe, no hay colas, formularios ni explicaciones, no piden tener cuenta para cambiar la moneda. Eso pude comprobar hace un instante, en donde la ecuación Tiempo X Dinero es más cómoda en las calles que en una agencia bancaria. Además, la experiencia es más enriquecedora, pero más cara, eso sí. Este relato explica dos extremos que día a día ocurren en el mundo: el cambio de moneda.

Banco Industrial tiene una tasa de compra a Q7.43 y de venta Q7.63; a su vez, Banrural ofrece Q7.42 y Q7.62, respectivamente. En la calle, la cuota es de Q7.90 a la venta y Q7.45 a la compra. Caro, pero cómodo. ¿Seguro y legal? Habría que ver, al final esta crónica no es una apología al sistema, es un reflejo de lo que sucede.

Primero, hay que entender el mercado




Por la mañana hablé con Carlos González, investigador principal de Asies para que me explicara por qué no hay fiestas ni vítores si el quetzal se ha mantenido tan estable últimamente, incluso llegó a la cifra de Q7.45 por un US$ 1 la semana pasada.

Él, un master en economía internacional y finanzas públicas (EE. UU.) y licenciado en Economía (USAC), me explicó, que al final, y como todo en la vida, no hay vítores globales, porque depende de qué lado se esté, si es Exportador, o importador. Pero antes de continuar, regresaré por un momento a mi transacción monetaria.

“Dólares, dólares, canchito… dólares… -¿A cómo está?-, a Q7.45, ¿cuánto traés? –En realidad quiero comprar. Tengo Q40, ¿Cuánto es eso?-. Claro que sí, acompañame, -¿A dónde?- a mi oficina, a donde más”.

Me costó entenderle a mi cambista. Mientras caminamos a su oficina, dentro de Centro Comercial Capitol, evitó todas mis preguntas con gran cortesía. Llegamos a una puerta de vidrio polarizada y frente a ella retomó la conversación principal.“¿Cuánto decís que tenés? –Q40-, mmm. A Q7.90 eso son US $4 [en realidad son US $5.06] –Pero si me acabás de decir que estaba a Q7.45.- A sí, pero a la compra. A la venta es otra cosa”. El español mal masticado del inicio se convirtió en una verborragia difícil de seguir durante la transacción. Cuando saqué el teléfono para hacer la ecuación, me interrumpió: “entremos a mi oficina”. Se abrió la puerta y entramos a un lobby que da a un parqueo. Dos personas más nos vieron de pies a cabeza. El cambista tocó una puerta de metal que parecía blindada. Lo identificaron y entramos. Seguimos por un corredor, y tocó una nueva puerta. Abrió y llegamos con el cajero. Dentro de esa oficina reducida, había una puerta más a sus espaldas.

“Mire, él quiere comprar… -Q40… pero antes ¿por qué tanto rito?, por qué no en la calle si al final son Q40.- A porque en la calle nos pueden asaltar. Además yo no te estoy timando. Pasame ahí US$ 4. Mire le damos uno de US$2, para su suerte. –Mano, ¿pero es de verdad, existen esos dólares? Si yo no voy al banco porque mucha vuelta-.




Fue en ese momento, que el cajero, un sujeto con sobrepeso y de ojos claros, se metió en la conversación. “Claro que son de verdad. Si querés te doy de a US $1. Lo que pasa es que el flujo de dinero que manejamos nosotros es mucho mayor”. –Pero mirá, y ustedes como definen su tipo de cambio. No es lo mismo que los bancos vaa..- Claro que no. Nuestro rollo es otro. Vos no te compliqués, la onda es no perder tiempo. Acá te recibo cualquier cantidad de dinero y cualquier moneda. Dólares, euros, lempiras, fichas. La onda es que ganemos los dos. –¿Pero es de verdad el billete?, mano no te ofendás pero yo no sé de estas cosas. Mi hermano sale de viaje y aunque sea le quiero regalar Q40-. A no te ahuevés, allá le aceptan hasta pedazos de billete. Los gringos no se complican como acá. Yo también te recibo retazos. El flujo del dinero es lo que nos interesa. Vos vení cuando querrás. No le hacemos el feo a ninguna cantidad. –Pero mirá, ¿a ustedes no les afecta el tipo de cambio?, digo eso del precio del petróleo y lo que sale en las noticas?- Nel, de nada, como te digo nuestro negocio es el billete puro, nada más. Ni atención le ponemos a esas cosas. –Entonces ¿Cuánto me dan por los Q40?- US$ 4 [Q31.60] y Q5 para un tu chato”.

Terminó la transacción nos despedimos y el cambista del inicio me acompaño a la salida. “Mano acá estamos, ya sabés. No tenemos horario, me podes encontrar siempre en la calle. Acá la onda no es como en los bancos”. Lea mañana El subibaja del dólar ¿cómo funcional?​

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