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Cada mañana Toto, Mike, Lucas, Matty y Mikey suben a la camionetilla y salen a trabajar, o al menos así lo define Sergio, el único de ellos que puede hablar. Los cinco primeros respiran con la boca abierta, babean y pegan la nariz contra la ventana durante el recorrido de media hora hasta sus labores.

Mientras habla, cuenta que no tiene muy claro cómo dejó por un lado el traje formal y se colocó los vaqueros. “Un día estaba en una oficina y atendía a ejecutivos, y de pronto llevaba jeans y huellas de perros en los zapatos”.




Lo que sí tiene claro es que fue Donna y su gentileza con los niños, la que lo llevaron al programa de mascotas terapeutas. “Me impresionó la influencia que puede tener un animalito en los niños, algunos se tomaban su medicina, se bañaban cuando el perro llegaba a jugar con ellos”.

No habría más reuniones con clientes, creativos, deadlines para campañas publicitarias. “Desde ese día recuperar la sonrisa de los niños, y pasar tiempo con Donna, serían suficientes para sentirme bien”.

De la terapia al daycare

La voz se corrió sobre su trato con los perros y así llegó un rebelde a su vida, TOTO. Nadie le quería, pues gustaba de morder y perseguir a la gente, con amor y paciencia comenzó el camino para entrenarlo en las terapias infantiles.

Mientras lo atendía un amigo, le preguntó si podía cuidarle a su perro unos días y cuánto le cobraba. “Así nació la idea del daycare, que hoy cuenta con más de 30 peluditos diariamente”.




Hoy, el negocio del cuidado diario se combina con una escuela de entrenamiento para perros y un centro de equinoterapia, para ayudar a los más jóvenes. “Aquí vienen niños con diferentes traumas y los ayudamos a superarlos”.

Dos Corazones, en la carretera a El Salvador, es un terreno de unas tres manzanas donde caballos, perros y pacientes se dan cita para curar el alma y alguna que otra fobia. Para ello, Sergio Muñoz se ha capacitado como técnico en terapia asistida con animales y tiene la certificación EAGALA, para terapia de piso con caballos.

Animales para sanar el alma

En Dos Corazones se ofrecen terapias, con caballos para diversas aflicciones, entre ellas el abuso sexual en niñas. Un programa de piso, donde las participantes no montan el caballo, sino trabajan alrededor de él, para ayudarlas a superar las huellas de las vejaciones, asistidas por un equipo de profesionales.

Los caballos que viven en Dos Corazones están especialmente entrenados para trabajar con seres humanos y cada uno tiene un nombre muy cristiano.




Así, Mila, María Luisa, Fátima y sus compañeros esperan cada mañana la llegada de quienes buscan alivio emocional.

“El año pasado trabajamos con varias niñas y les ayudamos a superar los traumas, eso sí con la ayuda de los caballos”. Desde hace tres años, iniciaron las terapias con niñas y caballos “y en 2018 seguiremos trabajando por las niñas”.

El daycare y la escuela canina sostienen la obra

Debido a que algunas de las terapias con perros son gratuitas, los fondos para sostenerlas vienen del daycare y la escuela canina. “Cobramos unos Q100 por el cuidado diario del perro y Q100 por la clase de obediencia, dentro de la escuela”.



Así cada día, las niñas que buscan sanar, seguir adelante o distraerse de sus peores temores, esperan la llegada de la patrulla canina en el centro La Alianza. Otros en cambio, van a Dos Corazones, en busca de una nueva oportunidad agarrados de la crin del caballo o la cola de un perro. 




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