Asaltados, robados y manoseados en un viaje a Petén imagen

Manejar de noche es peligroso, pero lo es aún más en las carreteras. La historia que Bianca y Eddie vivieron saliendo de Petén pudo pasarle a cualquiera.

Las opiniones e imágenes de este artículo son responsabilidad directa de su autor.

La alta velocidad con la que Bianca manejaba saliendo de Petén, no pudo evitar que un par de horas después, se encontrara caminando de noche junto a su novio, a orillas de la carretera buscando ayuda. Los encontraron con la ropa jaloneada y golpeados, ellos habían sido asaltados, robados y manoseados.




Bianca estaba nerviosa, pues hace ya casi 3 meses, que no veía a su novio. Fue al aeropuerto a traerlo; Eddie venía de Michigan nervioso y ansioso también.

Vieron a la familia, estuvieron un par de días y emprendieron su viaje a Petén.

“Llegó un momento en el que ya no sentí mis pompas, fue un viaje bien largo”, asegura Bianca.

Cansados de pasar casi 10 horas de camino, por fin llegan al hotel que se hospedarían; uno en la isla de Flores. Bianca tenía preparadas muchas actividades en su viaje con Eddie; visitar Tikal, Yaxhá, hacer canopy en Ixpanpajul y muchas actividades que seguro disfrutaría con su novio.

La estadía fue de siete días, de miércoles a miércoles.

“La pasamos increíble, pero no sabía que eso nos iba a durar poco”, comenta Eddie.

Salieron de Petén, aproximadamente a las 9 de la noche, porque la pareja aprovechó muy bien la semana en el departamento, ya que era la primera vez que Eddie visitaba Petén y sus alrededores.

El retorno

Emprendieron su camino a la capital, tras ellos solo iba un picop, este no se desviaba para ningún otro camino sino que siguieron tras la pareja, pasaron alrededor de tres horas después de salir de Petén. Ya eran muy escasos los carros que veían pasar.

Después de mucho tiempo de manejar, pasaron a un pueblo pequeño en el que todo estaba silencio, debido a la hora. Una persona que iba en la “palangana” comenzó a hacerle señas y la pareja bajó la velocidad pensando que algo les había pasado.

El vehículo los rebasó y aceleró.




“Iban como 4 personas en la palangana”, expresa Bianca.

Y casi un kilómetro después estaba parado el picop; Bianca puso sus luces de emergencia e intentó rebasarlos también, pero todos se bajaron rápidamente del vehículo y el piloto se puso enfrente.

La pareja comenzó a subir los vidrios del carro y a cerrar con llave, pero lo pensaron demasiado tarde.

“Metieron los brazos en los vidrios antes que pudiera cerrarlos, eran solo hombres y no me acuerdo cuántos con exactitud, le dije a Eddie que tratara de cerrar las ventanas aunque les cortara los brazos o dedos, que los mordiera, pegara o lo que sea para que no nos hicieran nada”, indica Bianca.

Fue inútil, pues tres de estos hombres portaban pistolas y comenzaron a apuntarles desde fuera del carro.

“SÁLGANSE DEL CARRO O LES QUEBRAMOS EL CULO”, les decía uno de los tipos que sostenía arma.




Se salieron y comenzaron a golpear a Eddie; a Bianca comenzaron a manosearla, le levantaron la blusa e intentaron quitarle el pantalón, mientras ambos luchaban para que la situación no fuera peor.

Querían subir a Bianca al picop, mientras seguían golpeando a su novio, pero un par de minutos después todos se alejaron de ellos, se subieron al carro llevándose también el de ellos. Perdieron sus maletas y documentos y solo ella conservaba su teléfono.

Quisieron llamar a la Policía, pero no sabían con exactitud dónde estaban, así que comenzaron a caminar y caminar.

“No entiendo cómo es que no pasaba ningún carro, no sé si era el karma o qué, pero estaba bien asustada, parecía película de miedo”, dice Bianca.

Caminaron un poco más de las dos horas porque les daba miedo quedarse esperando en algún lugar, que los tipos regresaran por el mismo camino y decidieran hacerles más daño.

La única luz que realmente les ayudaba a ver bien era la del celular.

Finalmente, lograron visualizar un par de casas y parecía la entrada de un pueblo o algo parecido; tocaron la puerta de una de ellas y salió un hombre en pijama.

“Perdón que lo molestemos pero nos acaban de robar el carro en plena carretera”, le dijo ella a un señor algo desconfiado, quien les contestó que iba a llamar a la policía… Al cabo del tiempo llegaron.

Le tomaron sus datos, el color del carro, modelo, marca y placas para buscarlo. Bianca llamó a su madre y al día siguiente llegaron por ellos. El resto de la estadía de Eddie, en Guatemala la pasaron en la capital, y la suerte de él era que no se se llevaron su pasaporte y sus papeles importantes; mala suerte para Bianca que se llevaron su cartera donde tenía todos sus documentos.

“Fui a dejar a Eddie al aeropuerto aún sintiéndome culpable de lo que pasó, pero él siempre me dice que gracias a Dios estamos vivos. Lo extraño mucho, pero la siguiente vez seré yo quien viaje para Michigan”, indica Bianca.




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