Incendio en el volcán Atitlán: El recuento de los daños imagen

Por Giovanni Aldana, para Mi Gente Informa Diez días tomó el esfuerzo entre entidades estatales y privadas, brigadistas y voluntarios,…

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Por Giovanni Aldana, para Mi Gente Informa

Diez días tomó el esfuerzo entre entidades estatales y privadas, brigadistas y voluntarios, para controlar el incendio forestal que arrasó centenares de hectáreas de flora y fauna en el volcán Atitlán, en Sololá.

Este se originó el domingo 7 de marzo entre Santiago Atitlán y San Lucas Tolimán, desde ese día se trabajó sin descanso para apagarlo lo más pronto posible. El volcán Atitlán, de 3,537 metros de altura, es un santuario para muchas especies de animales, incluido el Quetzal, nuestro ave símbolo, que ha encontrado en el lugar un hábitat en el cual desarrollarse.

El coloso también es refugio de dos especímenes de aves especialmente raros. El pavón de cuerno (Oreophasis derbianus) y la tángara chiapaneca (Tangara cabanisi) que necesitan los bosques nubosos del lugar, que están por encima de los 1,650 metros sobre el nivel del mar, para sobrevivir. No se encuentran en ningún otro lugar, al menos en Guatemala.

De ahí la gravedad del incendio y la carrera contra reloj para sofocarlo. Las autoridades anunciaron el martes 16 por la tarde que los cuatro focos detectados del siniestro fueron finalmente controlados al ciento por ciento. Ahora empieza el recuento de los daños.

Aeronaves del ejército y del sector privado, apagando las llamas

Aeronaves de la Fuerza Aérea Guatemalteca (FAG) y privadas realizaron decenas de vuelos para apoyar en las labores de apagar el incendio. En el caso de la FAG, utilizaron un helicóptero equipado con un “bambi bucket”, un balde especial suspendido por un cable que puede transportar hasta 300 galones de agua en cada viaje.

El ingeniero Andrew Burge, vicepresidente de la Asociación de Reservas Naturales Privadas de Guatemala relata que desde el mismo momento en que se detectó el incendio, se dedicaron a combatirlo.

“Tomaron parte muchas personas particulares, bomberos voluntarios y departamentales, así como instituciones como el Consejo Nacional de Áreas Protegidas (CONAP), la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (CONRED) las municipalidades y el Ejército de Guatemala. Vinieron de muchos lugares para colaborar. Incluso bomberos de El Progreso”, explicó.

Tragedia ecológica

Una brigada de CONAP se encuentra explorando el área devastada para elaborar un listado forense de especies que resultaron afectadas por el fuego. En principio, han encontrado restos de armadillos y aves, así como nidos con huevos, totalmente calcinados.

“Es terrible todo lo que se ha perdido en materia de biodiversidad a causa del incendio”, indica Burge. Se estima que fueron más de 200 hectáreas de bosque nuboso los que se perdieron en apenas 10 días. Un ecosistema complejo que le llevó centenares de años a la naturaleza poder perfeccionar y convertirlo en santuario para animales en peligro de extinción.

Empresarios que apoyaron en apagar el incendio, narraron que no era raro ver a tigrillos, coyotes, serpientes y venados de cola blanca huir del fuego para salvar sus vidas.

De la flora, resultaron afectados árboles de aguacatillo (base alimenticia del Quetzal), robles, encinos, hormigos, cedrillo de montaña, así como innumerables variedades de orquídeas, entre otras especies.

Ministerio Público cree que el incendio fue provocado

¿Qué pudo provocarlo? Los brigadistas localizaron un recipiente de combustible en uno de los puntos en los que probablemente se originó el siniestro. Las evidencias ya se encuentran en poder del Ministerio Público.

Se sabe que cazadores furtivos suelen provocar pequeños incendios controlados para obligar a los animales a salir de sus madrigueras. En ocasiones, el fuego se les va de las manos y ocurren incendios forestales mayores, pero rara vez de la magnitud del que arrasó con el volcán Atitlán.

De comprobarse esta teoría, se espera que las autoridades puedan dar con los responsables y que se les aplique todo el peso de la ley.

¿Qué se puede hacer para evitar otra tragedia ecológica como esta? Para Burge, esto evidenció la poca preparación que se tiene para combatir incendios forestales. “Mucha gente se sumó a los esfuerzos, aún a costa de salir heridos. Eso es bueno, pero se necesitan implementar programas de capacitación a brigadistas en el área”, considera.

Las autoridades tendrán que realizar un agresivo plan de reforestación para que el hábitat vuelva a la normalidad, esto no será de la noche a la mañana. Algunas especies quizás se han perdido para siempre. Se estima que deberán pasar entre 20 y 30 años para que la región se recupere.

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