Más de dos semanas pasaron desde que la erupción del Volcán de Fuego arrasara con familias enteras y el dolor sigue tan vivo como aquel 3 de junio. Ese día, miles de guatemaltecos perdieron a sus seres queridos y muchos dejaron atrás todas sus pertenencias cuando corrían por sus vidas huyendo de la lava. La tragedia dejó 112 personas fallecidas, 197 desaparecidas, 12 mil 823 evacuadas, 1 millón 714 mil 387 afectadas y 186 viviendas completamente destruidas, de acuerdo a las cifras actualizadas al 25 de junio de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (CONRED).
Esta semana, las autoridades suspendieron la búsqueda de víctimas en las comunidades El Rodeo y San Miguel Los Lotes. Pero muchos sobrevivientes no se dieron por vencidos e ingresaron por su cuenta a la zona cero con la esperanza de encontrar los cuerpos de sus familiares. A otros, se les puede encontrar sentados frente a la morgue provisional que el Instituto Nacional de Ciencias Forenses (INACIF) instaló en el instituto de la colonia Hunapú, Escuintla.
Otro escenario de la tragedia
Desde el día del desastre, los sobrevivientes, la mayoría provenientes de San Miguel Los Lotes, esperan a las afueras del instituto bajo el sol, que el INACIF identifique y les entregue los cuerpos de sus seres queridos, pero no es una tarea sencilla. La espera ha durado más de dos semanas, en donde todos los días sin falta, varias personas se reúnen a la espera.
Los cuerpos, o lo que queda de ellos, continúan ingresando a la morgue desde el primer día en que la identificación y las autopsias de los cuerpos comenzó. El 22 de junio, la institución forense informó que había 162 casos ingresados. De ellos, se han identificado 74 víctimas mortales. La más reciente víctima identificada fue Darelin Arenales de un año de edad.
En total, hay cuatro morgues trabajando en la identificación y recepción de los cuerpos: una ubicada en Alotenango, otra en Escuintla, la morgue central y la de Hunapú. Esta última ha recibido la mayor cantidad de casos; más de 130. En total, más de 55 cadáveres que se encuentran en las morgues son de sexo femenino, de acuerdo a estadísticas del INACIF actualizadas al 18 de junio.
El proceso es lento, pero lo único que quieren las familias es darles sepultura a sus seres queridos. El INACIF señaló en un comunicado en redes sociales, que “continúa brindando un servicio con eficacia y debido respeto a la dignidad de las familias afectadas”.
Olga Marina y Clara
Bajo la sombra de un árbol, Olga Marina, su hermana Clara y varios familiares más, se sientan cada día a esperar que por la puerta salga alguien a avisarles sobre la entrega de los cuerpos de sus seres queridos. Olga espera los cuerpos de su hija, su nieta, su nieto, su hermano y sus sobrinos. Todos vivían en Los Lotes y van a cumplir más de 20 días de estar en la morgue de Hunapú.
“Desde el primer día que pasó buscamos en todos los lugares, pero nada”, menciona Olga con las lágrimas comenzando a formarse en sus ojos. Mientras muestra un álbum con las fotos de sus familiares, la voz se le quiebra, pero continúa contando su historia. “Mis cuñados fueron a sacarlos a ellos (los cuerpos que esperan) al segundo día”, cuenta la mujer a quien el Volcán de Fuego le cambió la vida.
A veces viene solo una pierna o una mano. – Clara, sobreviviente de la tragedia.
Mientras tanto, Clara, hermana de Olga, comienza a llorar también. Ella perdió a sus sobrinos, tíos y niños de la familia. En total, espera que le entreguen los cuerpos de ocho de sus familiares. “Desde el lunes estamos esperando, venimos todos los días”. Ambas comentan que las autoridades solamente les indicaron que tengan paciencia porque se trata de un proceso muy complejo. “Creo que es por la forma en que los cuerpos vienen. A veces viene solo una pierna o una mano”, cuenta Clara entre el llanto.
Wendy Hernández
A unos pocos metros de la familia de Olga y Clara, se encuentra Wendy Hernández acompañada de su hijo. Ella está esperando los cuerpos de dos de sus hijas y un sobrino desde hace 20 días. Wendy y su familia también vivían en Los Lotes, pero estaba trabajando al momento del desastre.
Únicamente me han entregado a mi mamá y hermana. – Wendy, sobreviviente de la tragedia.
Al igual que a las demás personas, a Wendy solo le queda continuar velando a las afueras de la morgue por noticias sobre sus seres queridos. “Únicamente me han entregado a mi mamá y a mi hermana, a quienes ya enterramos”, cuenta mientras abraza a su hijo, quien logró sobrevivir a la tragedia porque corrió lo más rápido que pudo.
La mayoría de personas llega a la morgue durante la tarde, después del trabajo. Pero sin importar el clima o las circunstancias, el patio en donde antes jugaban los niños, ahora lo ocupan personas con la mirada sumida en la tristeza, desolación y desesperación por enterrar a sus familiares. Además de la zona cero y de los albergues, la tragedia continúa viva en las morgues de la región, en donde solo queda esperar.
Fotografías: Elena Gaytán