Los secretos detrás del horóscopo imagen

No es una regla, pero quizá en algún momento de la vida todos creímos en el horóscopo. Acá unas reflexiones acerca del fenómeno. A la gente que cree: ¿cómo imagina que se hace uno?

Las opiniones e imágenes de este artículo son responsabilidad directa de su autor.

“No creas todo lo lees”. Es una regla vital de la vida, y cuando se trata del horóscopo, más todavía. Este Relato es acerca de por qué hay quién tiene esa necesidad por leerlo, aun ahora, en un mundo en el que sabemos que la posición de Marte y el óxido de hierro de sus terrenos inhóspitos no afectará el que consigas o no trabajo.

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El astrólogo Francis Drake está en su observatorio. Es de noche y mientras contempla en silencio las estrellas, luego de ajustar su telescopio, toma nota con su pluma en el pergamino de los horóscopos. De pronto ve pasar una estrella fugaz y se ve obligado a borrar lo anotado, pero agrega más palabras a su informe. Eso hace todos los días del año, ver las estrellas antes de escribir el horóscopo que, al día siguiente, se publicará en algunos tabloides del mundo.

Pues no, el horóscopo no funciona así, es más simple de lo que cree. Un sujeto, al quedarse sin horóscopos para publicar en el periódico para el que trabajaba, y contra hora de cierre, decidió tomar la estafeta y escribir predicciones por cada signo del zodiaco. Sin buscarlo, se convirtió en el nuevo Francis Drake del diario para el que trabajaba. Con el tiempo se enteró de que a muchos periodistas les ha tocado escribir el horóscopo ante la poca constancia de los servicios de astrología que los diarios contratan (aunque muchos de ellos son gratis). Son muy pocos los matutinos que no dan este servicio, porque la gente lo solicita.

Un diario puede darse el lujo de no publicar una noticia vital para la nación, y nadie llamará reclamando la ausencia del dato. Pero con el horóscopo no, hasta hace muy poco la gente llamaba para reclamar. Habían lectores que, ofuscados, exigían el servicio; incluso decían que era el único motivo de la suscripción. Una vez, el mismo sujeto recibió uno de estos reclamos:

“Hola, soy XX XX de recepción, te paso una llamada de una lectora que quiere hablar con el que hace el horóscopo. Está enojada porque hoy no salió, y como está en tu sección, te la paso”.

– Sí, claro, yo la atiendo.

– ¿Si?

– ¿Por qué no salió hoy el horóscopo?

– Sí, buen día. Hoy no publicamos en horóscopo debido a motivos de pauta. Entró un anuncio a última hora, y debido a ello, se tomó el espacio en el que se publica el horóscopo, que es el mismo en el que está el crucigrama y el zudoku.

– ¡Esto no puede ser posible! ¡Quiero hablar con don Francis!

– Sí, claro… dime, hija, ¿en qué te puedo ayudar?

– ¿Es usted?

– Así es, hija, dime… ¿Aló? ¿Aló, sigues ahí?

La lectora cortó la comunicación.

Lo que sucede es que es fácil escribir un horóscopo, incluso vos mismo podés jugar a escribir uno. Lo único que necesitás es proponer información vaga que apele a verdades universales:

Pon tu signo del zodiaco aquí______: “Atiende a esa amistad que has descuidado estos últimos días. Tendrás roces en la familia y estos te harán meditar respecto de tu relación con ella. En el trabajo, pon más atención a lo que dices, evita los problemas. Esa persona especial puede que hoy te de una sorpresa. Cuida lo que comes. Número de la suerte, 3”.

Ahora bien, si en la predicción anterior, luego de leerla podés decir, “no tengo amigos, no tengo familia con quién tener roces, no tengo trabajo ni una persona especial en mi vida y me alimento muy bien”, pese a ello, es muy probable que te topés con un número 3 durante todo el día… y si tampoco, serás la excepción de la regla. De cualquier forma, ahora sabés cómo funciona el horóscopo.

Pero, ¿por qué creemos en el horóscopo? Julia Aragón, una seguidora de la astrología, dice: “Creo en el horóscopo porque siempre estamos ansiosos por el futuro, de lo que pueda pasarnos o no, o bien porque esperamos y queremos que suceda algo en cuanto a salud, dinero o amor. Esa necesidad nos empuja a saber si será bueno o no lo que nos pueda pasar. Hay personas que sí son muy atinadas, me dicen lo que me va a pasar y justamente así sucede”.

En opinión de Carl Sagan, un astrónomo, astrofísico, cosmólogo, escritor y divulgador científico estadounidense, creemos en esto “porque parece darle un significado cósmico a la rutina de nuestra vida diaria. Pretende satisfacer nuestro deseo de sentirnos conectados personalmente con el Universo. La astrología sugiere un peligroso fatalismo, si nuestras vidas están controladas por un grupo de señales luminosas en el cielo, ¿por qué tratar de cambiar algo? (…) Los horóscopos son información vaga acerca del porvenir, diseñadas para ser vagas y que cualquiera pueda caer en sus parámetros. La astrología puede ser puesta a prueba, pues los astrólogos no están de acuerdo entre ellos”.




Por esto es que está equivocado quien cree en el horóscopo.


Aun así, no tenés que acudir a un astrólogo a preguntar, y más de algún conocido tuyo te lo puede demostrar. Si vos o tu conocido nacieron los siguientes días: 20 de enero o 18 de febrero; 19 de febrero o 20 de marzo; 21 de marzo o 19 de abril; 20 de abril o 20 de mayo; 21 de mayo o 20 de junio; 21 de junio o 22 de julio; 23 de julio o 22 de agosto; 23 de agosto o 22 de septiembre; 23 de septiembre o 22 de octubre; 23 de octubre o 21 de noviembre; 22 de noviembre o 21 de diciembre; y finalmente, 22 de diciembre o 19 de enero, tienen la respuesta.

Todas esas persona nacidas esas fechas guardan en común algo. Todos varían de signo zodiacal, según el horóscopo que lean. Todos ellos nacieron en las fronteras entre signos, según el horóscopo que lean, pueden ser Acuario o Piscis, si nacieron el 19 de febrero, por ejemplo. Y aún hay más, si tu cumpleaños es entre el 30 de noviembre y el 18 de diciembre, estuviste engañado, tu signo es Ofiuco (quizá por eso no te acertaba), una nueva constelación aceptada como signo en las altas esferas de la astrología y que no todos los horóscopos tienen. Y esta información no es sacada de monografía.com, elrincondelvago.com o similares, son datos sacados de la BBC, un sitio real de información que al publicar este tipo de datos, valida esta seudociencia.







Pero, ¿por qué creemos en esto?

Claudia García es sicóloga y nos ayuda en este Relato y nos explica: “Desde mi experiencia no he visto que le crean tanto. Como sicóloga clínica no lo he visto tanto en las personas que he evaluado, todas tienen más que todo creencias religiosas judeocristianas. Ahora, si lo analizamos como sociedad, que a lo mejor el fenómeno se ha estigmatizado un poquito por el tema de las religiones, los horóscopos, el tarot, y todo lo que son teorías alternativas, si encuentran personas que las buscan, pero en mi experiencia es más para satisfacer morbo y, bueno, reconozcamos que la suerte existe.




Me parece que como seres humanos no solo somos seres físicos, biológicos y sociales, también somos espirituales. Por tanto, hay varios caminos para encontrar o tener una vida espiritual. Uno de esos caminos es esto, las seudociencias son caminos que hay para llegar a una espiritualidad y para practicarla; igual que la religión, es un camino. Sin embargo, cuando hablo de espiritualidad hablo de algo que es superior a toda religión, seudociencia o magia, pero no los mezclemos.

Una religión tiene dogmas, jerarquías, principios, categorías, y digamos que el tema mágico que sería donde entra las seudociencias, son cuestiones que se quieren comprobar [no las religiones]. Por ejemplo la alquimia, que es magia, que se comprueban de alguna manera y que en ese caso específico no existe, pero aun así hay estudios para ello. La numerología, el horóscopo ambos tiene estudios, para ‘demostrarlas’. En cambio, la religión se trabaja con fe, y no con pruebas. Los horóscopos no, son básicamente creencias pero el que la gente les tenga fe no, eso solo ocurre en la religión.

El papel de la casualidad

Es casualidad cuando el horóscopo acierta, porque cuántos millones de personas habremos en el mundo. Otro ejemplo, hay cuestiones que sí están comprobadas y que las religiones no hablan de ellas. Cuando uno nace, viene con un campo electromagnético, un aura, el día de nacimiento tiene significado, vibraciones y de eso sí hablan las seudociencias y las religiones no y, a veces, sí hay hay influencias de los astros, pero solo desde la seudociencia. Pero, como no es demostrable, se toma como casualidad.

Por lo que yo he podido atender, nunca he tenido un caso de una persona que crea en el horóscopo en su totalidad, pero debe haber. La gente lee porque es como parte del morbo y nuestra necesidad de esa área espiritual, que queremos llenar de alguna manera. Lo hacemos con ese pensamiento mágico, al final de cuentas, la mente es la que tiene el poder y nosotros decidimos en qué creemos o no.

La persona que siente que tiene o que está obsesionada por con el horóscopo, ya hablamos de trastornos y de una posible disociación de la realidad. Casos en los que en lugar de asumir los problemas y el control de su vida, prefieren delegar el poder de su vida a otras cosas, como el horóscopo, pero ahí hablamos de algo que no es sano. Es un extremo.

La gente cree pero no cree, es como cuando se inicia algo, como cuando cambiamos de ciclo, o de año, hay emoción por ser un evento significativo. Todos de alguna manera queremos que nos vaya bien, y el cambio de año es un ejemplo tangible en el que las personas buscan estas cosas, necesitan ver cómo les va ir, pero creo que cuando lo leen, la búsqueda es momentánea, morbo por querer saber cómo les va ir. No creo que piensen en ello todo el tiempo”.




Ofiuco tomó la foto, por eso no sale en este retrato.

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