Historias insólitas de bomberos guatemaltecos imagen

Desde asistir un nacimiento en tu primer día hasta historias de aparecidos y borrachines necios: ¡si solo se me cayó la frente! ¿Para qué ir al hospital?

Las opiniones e imágenes de este artículo son responsabilidad directa de su autor.

Mynor Ruano y William González son bomberos y sus historias parecen sacadas de algún libro fantástico. Pero no, son vivencias impresionantes, todas ocurridas acá en el país y que merecen ser registradas. Estos Relatos son demasiado insólitos para ser reales, pero lo son, ellos dan fe.

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Mynor Ruano, de motoristas a monos

“Pues así como insólito, recuerdo una historia que me pasó a mí. Nos mandaron a traer a unas personas atropelladas por el kilómetro 8, carretera a Muxbal. Ocurrió como a las 11 de la noche, y al llegar, nos topamos con dos motoristas que estaban sentados tomándose unas cervecitas y platicando. Nos acercamos y preguntamos si sabía de algún atropellado y lo negaron. Por tanto nos regresamos.

Por la 20 calle y 26 avenida de la zona 10 nos llamaron por radio para informarnos que habían unos atropellados entre el kilómetro 11 y 13, en Carretera a El Salvador, por lo que dimos vuelta. Cuando llegamos al lugar, eran los dos motoristas con los que acabábamos de platicar. Habían muerto.

Sí… así fue. Íbamos bajo el mando del Oficial Juan José Vásquez, lo recuerdo bien. Y fue extraño, verdad, porque después de que los acabábamos de encontrar seguro decidieron irse, y después les ocurrió eso.

La mayoría de bomberos trabaja 24 por 24 y en sus días de descanso se dedican a otras cosas, como pintar casas, son pilotos en empresas, otros de electricistas o en un carwash. Hay varias profesiones.

Acerca de la vocación hay de todo, ahora hay bomberos con 44 años de servicio. Nosotros tenemos 56 años de servir al pueblo y, de esos años, hay uno que tiene 55 o 50 años de servico. Unos aún salen a ruta pero no hacen trabajo pesado. Lo que sucede es que su sabiduría está presente, saben de rescates o incendios, digamos que son más administrativos en lo operativo. Transmiten su conocimiento in situ.

Acá en la profesión pasan cosas que uno no se imagina. Recuerdo que los compañeros rescataron a un mono en la zona 14. Fue hace poco, 8 días después de Navidad, creo que fue el 31. Nos llamaron porque había un animalito trabado en unos alambres de púas y, al llegar, vieron que se trataba de un mono araña.

Creemos que era una mascota del lugar, pero por las instrucciones del Conap se requiere que los animales exóticos tengan papeles. Si no, lo que toca es rescatarlos y ese se llevó con un veterinario y luego Arca lo trasladó a su hábitat natural.

Rescatar animales pasa, no en los árboles pero si rescatamos gatos en los alambres de púas. Claro, hay prioridades, la vida de los seres humanos es primordial cuando coinciden llamadas, pero siempre se coordina una ambulancia para que vaya al rescate”.

“Las bromas por teléfono aún suceden. Se registran anualmente 63 mil llamadas de este tipo y son para bromear e incluso para insultar. Niños y adultos por igual, venís y contestás ‘¿bomberos municipales?’ y te topás con ‘¡estúpidos!’ ‘¡hijos de tantas!’… aún suceden estas cosas. Hasta cierto punto es frustrante, pero con el tiempo no les ponés importancia. A la fecha no hay una ley que castigue eso”.




El oficial González, vivir para contarlo

“Yo tengo miles de historias, usted. Hasta fantasmas puede ir a agarrar a la estación, si es lo que quiere. Son muchas… pero voy contando las que me vengan a la mente. 

Una cortita. Una vez, los muchachos fueron aquí al puente del Incienso porque se había suicidado una persona en horas de la madrugada. Llegó la primera unidad, y en estos casos, al evaluar la situación ya deciden ellos si solicitan apoyo por radio, de su misma estación o de otra.

Ese día iban dos en la ambulancia y uno de ellos decidió bajar por el barranco para buscar al suicida. El otro se quedó en el puente y vio que abajo había gente asistiendo a su compañero, alumbrando con lámparas, entonces el que se quedó arriba consideró que no era necesario pedir refuerzos.

Tiempo después, el compañero que estaba en la búsqueda tomó el radio y se comunicó con el otro para informarle que no encontró nada y que lo mejor sería subir y, en la mañana, con la luz del sol buscar de nuevo. Cuando llegó a la ambulancia, el compañero que lo esperaba le dijo: ‘Mirá vos, yo no pedí refuerzo con tanta gente que te estaba ayudando, ahí con sus lamparas’. –¿cómo?, le respondió él, si yo todo el tiempo estuve solo, dice que le dijo.

Con los bomberos es más común cosa de aparecidos y así. Hay un compañero que cuenta que llegó una persona a pedir auxilio a la estación, allá en El Periferico. Aquel dice que entonces la persona desapareció, se fue, había dicho que se iba ir a la Policía y así de repente ya no estaba. A la mañana siguiente, pocas horas después, aquellos salieron a un rescate, pues había aparecido un cadáver en un barranco. El fallecido era el muchacho que en la madrugada había ido a pedir ayuda. 

Ahora, lo que pasa es que aquel es paramédico y sabe bastante de medicina. Pues dice que por la rigidez cadavérica, ya tenía por lo menos unas 10 horas de fallecido. Pero de habérsele aparecido a aquel tenía 3 horas, fíjese usted. Dice que andaba con la misma ropa, con todo con lo que se le apareció a él.

Ahora, en mi caso, le cuento, yo tengo 29 años de ser bombero y recuerdo que en mi primer turno me mandaron a la estación número 8, que ahora es la 78 compañía de Nimajuyú. Entonces no existían varias estaciones de bomberos. Esa estación cubría también Boca del Monte. Salió un servicio y me quedé solo en la estación, cuando en eso entró una señora que requería un servicio por maternidad, pues el bebé ya iba a nacer.

Me dice: ‘Figúrese jovencito que necesito una ambulancia, por que ya voy a tener a mi bebé’. Yo le dije que pasara adelante. No había ambulancia, pero le informé que iba pedir una a otra estación. En eso estaba cuando la señora rompió fuente. Y dije yo, ‘¿ahora qué hago?’… la metí al cuarto y disculpándome porque no teníamos cama ni nada. Le tocó dar a luz en el puro suelo. Atendí el parto, todo fue en completa normalidad.

Luego llegó la ambulancia, se llevaron a la señora para su chequeo médico y del niño. Para mi sorpresa, al poco tiempo llegó el esposo de la señora y me dijo: ‘Mire, yo quiero hablar con el bombero que atendió a mi esposa por maternidad’. Yo no lo quería atender porque dije, ‘¿y si había salido algo mal?’, pero se trata de asumir responsabilidades y pues sí, ‘yo fui’, le dije… ‘¿que desea?’, fíjese que necesito su nombre, porque es el nombre que le voy a poner a mi hijo, le pusieron mi nombre, y cabal estaba hablando en estos días con un compañero de eso y le dije que que si el niño creció y está vivo ahora tiene 28 o 29 años.

Hay varias cosas que le puedo contar, me pasaría la noche entera, hay miles de experiencias personales y de otros compañeros. Casi todas las historias de bombero nadie las cree. Incluso se han dado a conocer en los noticieros y la gente no las cree.

Hace poco unos compañeros fueron a buscar a una paciente por enfermedad común. Sucede que en el camino se toparon con una señora que los ubicó mejor en la dirección porque aquellos no daban. Los muchachos llegaron y cuando entraron a la casa, la señora que les dio indicaciones era la fallecida. Son historias que la gente no cree, nos dicen coloquialmente que somos unos pajeros. Pero sí son cosas ciertas.

Con los animalitos siempre hay historias. Recuerdo que para una Navidad, como hace 2 años, en Ciudad San Cristóbal estaban reunidos en la cena de Navidad cuando se empezó a mover el árbol. Todo estaba en calma, entonces no era un temblor, y dispusieron salirse de la casa por si era un espanto y nos llamaron.

Cuando llegaron, les explicaron y fueron a ver. Lo que tenía el árbol en el tronco era una serpiente enrollada. Lo llevaron, lo adornaron y no se dieron cuenta.

Una vez me tocó ir a atender a un ebrio. A él lo había tirado un carro. Entonces el carro le sobó la cara, pero le rompió el hueso frontal. Entonces la frente la tenía hacia adelante y se le miraba el cerebro… como que fuera cigüeñal de carro le hacía… tuc tuc, tuc tuc, se le movía. Pero la cosa es que él estaba orinando cuando llegamos.

Le dijimos, ‘señor, usted tiene que ir al hospital’, pero nos respondió: ‘¿Y yo para qué voy a ir al hospital, si no tengo nada?’, No señor, sí, sí tiene. ‘¡Que no!’, y con la frente tirada para adelante usted y todo expuesto.

Lo llevamos al hospital, no es legal llevarlos a la fuerza, pero en este caso sí tuvimos que hacerlo. Hay muchas historias que pueden contarse. Ahí en la cabina telefónica de la estación hay una niña que se mete y pasa las paredes y así, pero aquellos lo toman como normal.

Como última referencia, hubo una persona que quería hacer una entrevista y se reía por que no creía lo que le contábamos, yo le dije que, si quería, lo llevamos a grabar esa cosas y él fue. Lo llevamos a la estación de la zona 6, él no creía, pero ahí aparece un enanito. Esta persona, cuando lo vio, nos contó que luego lo fue a molestar a su cama en la noche, y esta persona jamás se acercó a una estación de bomberos. Pasan, esas cosas pasan.”

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