El pasado 31 de octubre se celebró en el mundo el día de halloween, mientras tanto el Presidente Jimmy Morales y sus políticas públicas no aparecen por ningún lado, está a menos de tres meses de cumplir un año al frente del Gobierno y la esperanza de avanzar hacía la transparencia parece cada vez más lejana.
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No se trata de una cacería de brujas o broma en doble sentido, pero ante la ausencia pública de nuestro Presidente, y sus evasiones a la prensa, no sabemos si agregar además un ¡feliz navidad y próspero año nuevo!
El domingo pasado, el mandatario regresó de un viaje a Colombia con motivo de la XXV Cumbre Iberoamericana en Cartagena. Sabemos que se reunió con su homólogo Peña Nieto y con el Rey de España. Sin embargo, es poco o nada lo que se sabe sobre esos encuentros, además de un mensaje a los pilotos de camiones que se encuentran en paro, desde el fin de semana no se sabe mayor cosa del mandatario. Ahora bien, ¿solo a nosotros nos intriga su silencio en la vida política guatemalteca?
En opinión del analista José Carlos Sanabria, de alguna manera lo que refleja el silencio es el poder actual que representa el Ejecutivo dentro del resto de actores políticos, Morales hoy, termina siendo un actor relegado en la escena política nacional.
El presidente Morales, no toma protagonismo dentro de la dinámica política, y todo parece ser parte de una estrategia en la que sus intervenciones no han sido muy afortunadas, “la declaraciones le han resultado contraproducentes, es una estrategia que busca o lo limita a actividades indispensables, para que evite el desgaste que traía por sus intervenciones. La dinámica política, ha adquirido mayor importancia en otros espacios como el Congreso”, explica Sanabria.
¿Y nosotros, la población?, Pues en opinión del experto, “de alguna manera lo está interpretando como algo con poca claridad, como poca capacidad para articular los proceso políticos”.
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En las últimas publicaciones de su perfil oficial, el mandatario, además de repartir bendiciones, menciona que el futuro está en nuestras manos, habla de la belleza de los volcanes, y además, que en la cumbre se trataron temas como el de la migración. Asimismo, que se inauguró la Fiscalía Especializada contra la Impunidad (FECI) en Quetzaltenango y la Sede Regional de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG). Pero en ese ínterin, no menciona ni opina respecto de que se busca un antejuicio en su contra por el Estado de Prevención que propuso en septiembre, la muerte de Pavel Centeno, o una nueva declaración respecto de los procesos en los que están involucrados su hijo y hermano.
Desde las perspectiva de Roberto Wagner, el estado de la comunicación presidencial, es el mismo que tuvo hasta agosto. Primero con la reforma fiscal, y luego con la factura de los Q90 mil de su hijo en el caso Fulanos y Menganos, “hasta entonces la gestión no se estaba haciendo mal, pero con esto fue criticado y fue sufriendo un desgaste por sus comentarios. Parecía que estaba en campaña, las frases, fábulas, era dicharachero no se miraba como un personajes serio (…) sumando a un pésimo equipo de comunicación, entonces, creo que sí [el silencio], es como que aprendió la lección”.
Entonces, el clima parece ser aquel de “todo lo que diga puede ser usado en su contra”. Entre tanto, Wagner coincide con algunos de sus colegas, según explica, en que Morales, debería hacer ciertos cambios vitales: “comunicarse en redes sociales no se debe, pues esta en una situación complicada. Por un lado cuando él comunica las cosas lo hace mal, y cuando deja que su equipo lo haga, se ve mal”, debe buscar un término medio y mejores asesores, definir qué ve la secretaría y qué si debe ser difundido en redes sociales”.
Ahora bien, ¿Cómo ve este silencio la población?, para Wagner, lo que sucede es que hay un mayor escrutinio hacia las carteras de parte de la gente y en ese panorama, la estrategia presidencial, evidencia en buena medida “que cada cartera se ocupa de lo suyo y no queda claro un plan sólido de Gobierno en el que todos caminan hacia un lado”.
Por el de momento, el plan de gobierno solo Morales lo conoce, su silencio y desaparición de la escena pública evidencian una falta de acción y de estrategia para comunicar a donde se quiere llegar.