En el país, los mendigos viven ataques a diario imagen

Durante agosto atestiguamos una serie de noticias en las que se evidenciaba un ataque, casi sistemático, a desamparados de la capital de Guatemala. Sin embargo, esto es más común de lo que se cree.

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Durante agosto atestiguamos una serie de noticias en las que se evidenciaba un ataque, casi sistemático, a desamparados de la capital de Guatemala. Sin embargo, esto es más común de lo que se cree. Tan habitual como decir que es cosa de todos los días, así lo confirma Julio Sánchez, vocero de los Bomberos Voluntarios, quien ha participado en varias asistencias, incluso recuerda que en 2014, a los desamparados se les prendía fuego. El mes pasado se supo de 21 ataques, algunos de ellos fueron ultrajados antes de ser asesinados.

Desde entones, según publican medios nacionales, los desamparados optan por dormir en grupos de 5 y 20, y se habla de una teoría: los mendigos acusan a un grupo de indigentes que frecuentan la Plaza de la Constitución, zona 1. Y de ella, el Ministerio Público coincide en que sí podrías ser otro indigente, por los lugares y horas. Pero Julio Sánchez explica que no es novedad. Bombero activo desde hace 10 años y 4 de ellos como relacionista público de los rescatistas, brinda su relato:



Julio Sánchez

“La mayoría de veces nos enteramos porque, o avisan las personas que transitan por el lugar, a pie o en carro, o los mismos mendigos son los que dan la alerta. Nos informan de los heridos. Por ejemplo, uno reciente que tuvimos en la puerta de una iglesia católica de la zona 1, llegamos y al ver que la persona se encontraba fallecida con señales de violencia, llegó el Ministerio Público, y luego de la evaluación forense pues uno se entera, en estos casos, que fueron violados, eso sale de lo común, pero no es novedad”.

“Realmente se atiende a muchas personas de la calle. Los mismo indigentes los llevan a los bomberos. Ahora bien, son las autoridades las que se encargan de establecer una línea de investigación, pero nosotros como socorrista notamos cuando los hechos de violencia empieza a salirse del “orden”, por decirlo de alguna forma”.

“El año antepasado, sucedieron eventos similares. La diferencia es que a los indigentes los estaban quemando. En esa ocasión fueron tres veces en una misma semana. Cerca de la Licorera Nacional, hay un tragante que un mendigo usaba de resguardo. Alguien paso y le prendió fuego. Un caso igual en zona 1 de Villa Nueva, también calcinado, y el último en San Miguel Petapa, todo eso en 2014, y no hubo mayor ruido mediático”.

“En los casos recientes si se nota un patrón, porque hay casos de violación. Sin embargo, la línea de agresión a indigentes no es cosa nueva, siempre se da, incluso entre ellos. Lo que puedo opinar es que las agresiones son a diario en zona 1 y zona 3”.

“Esta vez, la diferencia fue la atención mediática. Un medio publica, llega a las redes y se vuelve viral. En mi experiencia y con lo que escuchamos en la frecuencia de emergencias, todos los días hay abusos. Es decir: si estoy en el calle, estoy propenso a cualquier tipo de agresión, esta vez, los medios pusieron atención debido al ataque sexual, pero es cuestión de tiempo para que desvíen su atención a otra noticia. Ya viene la época navideña y las agresiones continuarán”.

Sobre el ejercicio de rescatar al prójimo

“En todo este tiempo puedo decir que los casos son muy diferentes, por así decirlo. De los más impactantes que he visto, fue la experiencia del terremoto de San Marcos, y el año pasado en la asistencia al deslave de Cambray 2, fueron situaciones muy fuertes. Pero todos los días vemos hechos de violencia que resaltan. Si hay menores involucrados, sean victimarios o victimarios, es fuerte verlo”.

 “Eso hablamos ayer a mediodía con unos compañeros periodistas. Muchos decimos -ya no le pongo sentimiento, no me afecta- pero cuando eso pasa, es precisamente cuando más nos afecta. Aunque somos bomberos, también somos espectadores, uno se mueve entre las dos líneas. A raíz de esto se empiezan a ver síntomas. Generamos ansiedad, depresión sin motivo, descontrol en el sistema nervioso. Al final, a nosotros si nos afecta, lastimosamente no tenemos asistencia psicológica”.

Fotos: Cortesía Julio Sánchez y Prensa Libre  

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