Vamos, ven y di imagen

A veces, se ganan amistades eternas, aunque una bala acabe con la vida de tu amigo, un nińo de 13 años solo porque no quería volver a vender droga, como le ocurrió a Orlando.

Las opiniones e imágenes de este artículo son responsabilidad directa de su autor.

Linda Gare conoció a Orlando en un asentamiento de Guatemala. Sus vidas se cruzaron porque Gare es parte de la red cuartomundogt.org, a donde acuden activista que no buscan ayudar a los demás, al contrario, buscan compartir y aprender, que no es lo mismo. A veces, se ganan amistades eternas, aunque una bala acabe con la vida de tu amigo, un niño de 13 años solo porque no quería volver a vender droga, como le ocurrió a Orlando.

Esa experiencia, más una larga lista de eventos agridulces, son los que impulsan a Gare y a otros guatemaltecos, a trabajar y crecer junto a nińos y jóvenes en áreas de riesgo. Su relato explica porque en lugar de ayudar, hay que compartir.


-¿Por qué debo ayudar a los demás?

-Ayer que me dijiste de la entrevista, me quedé pensando… y es que lo de ayudar, la verdad, es una palabra que no me gusta. Porque señala cierta verticalidad. Es decir “sos pobre, te voy ayudar… porque yo no soy pobre”… entonces, prefiero la palabra compartir… o cualquier otra que señale bidireccionalidad… para empezar.

Cuando yo inicié en esto, a los 17 años pensaba “voy a ayudar”, pero realmente, después de lo que he vivido, me doy cuenta que yo aprendí a compartir. Daba, sí, pero es siempre esa relación de dos vías, que no siempre es tan obvia, porque siempre se habla de caridad, más que de solidaridad y hermandad.

La diferencia es esa verticalidad, cuando ayudas o das, no siempre creés que el otro sea capaz de enseñarte o darte algo, en realidad, mantenés esa verticalidad.



Linda Gare.

-Haciendo de abogado del diablo, ¿no es una apreciación demasiado severa de las organizaciones que ayudan?

-Sí, es dura, sé que la gente no lo hace pensando en eso, no lo hace porque es más y tú sos menos, pero lo hace porque no ha visto el otro punto de vista, y no lo hace de mala fe, pero hay que tomar en cuenta otros puntos de vista.

He escuchado familias que viven en asentamientos, por ejemplo con el tema de la bolsa solidaria, un seńor decía “yo soy capaz de ganarme mi propia comida”, entonces eso de ayudar, es un discurso en el que predomina eso de “los pobres son pobre, porque quieren, solo quieren recibir, solo están esperando”, este seńor dice no, y luego habla de la dignidad y lo que se puede permitir. Eso pasa con las ayudas, hay gente que cuando lo hacés, podés ofender.

Una vez, a un asentamiento en Francia [Cuarto mundo es una red mundial] llegó una donación de zapatos izquierdos. No tiene sentido sabés. Con las donaciones de ropa te topás con prendas que están rotas, se pierde algo de la dignidad del otro, te estás deshaciendo de tu basura, ¿cómo se recibe eso?”


-Entonces es esa frase de enseñar a pescar…

-“Es que cuando decis eso, incluso impones que tiene que ser pescar. Lo imponés”.

-¿Entonces cómo debe ser? 

-Entre más joven más idealista, pero con el tiempo lo perdés 


-¿Cómo evitás perder ese ímpetu, de que podés estar codo a codo de alguien que no tiene las mismas oportunidad que vos?

-Yo personalmente, tengo en mi mente historias en concreto. Historias de personas que me hacen recordar por qué seguir. Por la vida de ellos, lo que llevaron, tuvieron una vida dura, de mierda y la forma en cómo terminan… yo no puedo concebir, solo ver por mí. Pasar mi vida.. que sería muy fácil ir a trabajar tener dinero, casa, cambiar carro y tener cosas… y yo voy a estar bien, pero no puedo porque yo pongo rostros y nombres de…”


-¿De qué? ¿sacrificios? [Linda me ve como un activista paciente lo haría a un comunicador sin tacto]

-Es que son vidas difíciles, son historias difíciles. Si las cuento me pondré a llorar [ríe]

-No te voy a juzgar, si esa es la duda

-…solo te contaré una. Cuando trabajaba directamente con Cuarto Mundo visitaba La Arenera en la zona 21. Ahí vive una mujer, una de las familias con más dificultades económicas que he conocido en la vida.

Tenía 5 hijos. El primero vive en la calle y está en las drogas. El segundo, de quien te voy a contar, lo conocí siendo un niño. Iba a la Biblioteca de calle, un proyecto de Cuarto Mundo, era un niño normal… pero entonces vino la adolescencia. Yo lo visitaba, le gustaba dibujar…

Pero solo nacer pobre en este país es difícil, y si sos artista igual, y si nacés pobre y querés ser artistas, estás perdido. Ese es tu maldito problema, entonces… el caso es que lo habían sacado de la escuela, porque esta se permite echar a los niños que repiten, a los que tienen dificultades para aprender (en fin, el sistema no funciona) al final, él se quedaba en la casa, pero quedarte en casa, cuando tenés 11 años… y no tenés mucho qué hacer más que salir a vender con tu mamá, es muy riesgoso.

Es esa parte de la vida de los jóvenes que la sociedad no entiende… estás en esa etapa de la vida en la que buscás qué hacer, y si nacés en medio de donde se vende la droga, y se tiran balazos todo el mundo ¿qué podés descubrir?… pues eso vaá… entonces aquel empezó con la drogas, cobrando extorsiones o pasando pequeñas cantidades de droga, cosas así… al final de tantas se lo llevaron preso. Terminó en Gaviotas, pasó poco menos de un año, no lo recuerdo”.

Contaba que ahí los golpeaban. 


-¿Quién?

-Los carceleros y los internos. Nos contaba, bueno, nunca lo fui a ver porque para entrar a Gaviotas, ahora no sé, pero en esa época, te tenías que desnudar, para que te revisaran por todas partes. No entiendo por qué… no es una cárcel de máxima seguridad ni nada, pero así es, o era, y yo no tenía ganas de vivir eso, nunca lo fui a ver, pero cuando salió decía que también había aprendido a hacer algunas cosas, como manualidades con origami y como a él le encantaba hacer cosa con las manos, salió con ganas de hacer eso, “tal vez lo que aprendí lo puedo vender” decía…

Y es duro visto desde acá, porque sabés que podés hacer todo lo que querrás en este país, pero no necesariamente lo vas a vender… en un país que no compra arte… 


-Y menos artesanías…

– ….Sí… menos artesanías, entonces durante mucho tiempo no quería salir de su casa, porque como ahí mismo estaba la persona que lo reclutó, no podía ni salir al campo de fútbol porque sabía que al salir lo iban a matar, porque había dejado de vender droga. Salió de Gaviotas y no había vuelto a vender drogas, pero es que no se puede salir de ese ambiente”.

Aunque querrás.. Recuerdo a la reclutadora, parecía hombre… [suelta una pequeña risa]. Y ocupa adolescentes para que le pasen droga, le cobren extorsiones… pero no se puede salir, quieren que volvás… el caso es que intenté realmente… le conseguí a un maestro de arte para que llegara a su casa… llegó un par de veces… ese es el momento en que odio no ser artista sabés… yo le llevaba hojas… dibujos, pinceles, crayones para poder desarrollar eso en él… … … pero es en ese momento en el que sabés que las organizaciones sociales no podemos solas… debe haber una estructura de Estado que le permita a estos jóvenes volver a insertarse, aprender en un ambiente interesante… con educación gratuita, de calidad, agradable…

– …Es decir, pareciera ser que la estancia en Gaviotas funcionó 

-Sí, de alguna manera, pero estás encerrado y el problema está en cuando regresas a tu contexto. Intentó, de verdad, lo vi. Pero intentá no salir a la calle cuando tenés 13 años… era un niño, y le dieron ganas de salir… no… no… no vas a estar encerrado… 

Recuerdo que su mamá tenía una gran preocupación por conseguirles una televisión a sus hijos para que no salieran, para que se quedaran encerrados… pero él salió y lo mataron… a los 13 años

… entonces… cuando me enteré, no recuerdo dónde estaba, pero llegué y todavía estaba allí… entonces… solo… dame un segundo…”


-Bueno… pero siempre le demostraste que estaba ahí

 -Sí… es decir, suponete… después de eso… no sé, trato como de… es que hay que entender que su vida no es un caso aislado, y no es la única vez que me pasa. Al final, como poder vivir… a ver… en ese momento me sentí culpable. Pensé en todo lo que pude haber hecho.. Pero que no hice… vaá vos… pero después, como decimos con mis amigos de Cuarto mundo… es todo un contexto que no es favorable, pero esa historia la viven un montón de jóvenes aquí, un montón”.


-Pero, de los cinco que tenía, ahora solo le quedan tres a la familia, o en ese momento solo le quedaban tres- 

-Cuando estaba en la U, vi a una de sus hermanas, ahora tiene como 16 ańos y otros dos, uno de 12, y una niña que tiene como 10. No van a la escuela pero son superpilas.. Eso solo, por ponerte un ejemplo”.

-¿Cómo se llamaba tu amigo?

-Orlando.

-¿Qué le dirías hoy, si supieras que antes de que acabe el día va morir, si sabés que es inevitable?
-¿Por qué me preguntás eso?

-¿Qué le dirías?…

-…Pues… le diría, no sé… todo lo que le pude haber dicho, se lo dije.. Bueno, serían dos cosas… [Orlando] que sepas que no estás solo, hay otras personas que te acompańan en esta vida, porque… no es evidente pero los pobres son los que más luchan… le diría que no está solo en esa “batalla” por decirlo de alguna forma… y segundo, que no es su culpa. Así como yo en un momento cargué con la culpa, ellos la cargan siempre, porque además… es como que el discurso oficial, “es tu culpa ser pobre, es tu culpa que te mataron, es tu culpa que te agarró la Policía, es tu culpa” y realmente no es así… si al caso, hay una culpa, debe ser compartida”.

Escuche la entrevista completa en este audio….






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