Sophia, una ciudadana…Robot imagen

Creí que era broma. Después la reencontré en una conferencia que hablaba de tecnología y educación. Luego la vi en el Tonight Show. Sophia es real, un ícono de la Inteligencia Artificial.

Las opiniones e imágenes de este artículo son responsabilidad directa de su autor.

Sophia es una robot fabricada por Hanson Robotics, empresa con sede en Hong Kong. Su piel es de silicona. No de la común. Se trata de un material especial con suficiente flexibilidad para gesticular. Sophia es capaz de imitar más de 60 gestos y expresiones humanas, las usa en función del contexto de la conversión: un pequeñísimo ejemplo de lo que la IA (Inteligencia Artificial) es.

Sus ojos son cámaras. Como se trata de un robot más humanoide que máquina, su sentido de la vista no solo registra imágenes, también las analiza. Tanto, que reconoce a su interlocutor y hace contacto visual con él. Como en las películas, pero esto es real.

Según sus fabricantes, han creado a Sophia con personalidad propia, con temperamento casi humano. Un concepto que aún no comprendemos del todo. Su mecanismo central es IA en su máxima expresión. Sophia retroalimenta su aprendizaje en base a las experiencias a las que es expuesta y a las conversaciones que sostiene. No es robot creado para realizar una función mecánica específica como los que existen en fábricas. Su función principal es conversar e interactuar con humanos, aprender de ellos. 

Genialidad tecnológica que de pronto perturba un poco.

PRESENTACIÓN

Sophia se dio a conocer mundialmente en octubre del 2017 durante la feria Future Investment Initiative, un evento tecnológico internacional que se celebró en Riad.

Durante la entrevista que le realizó un periodista norteamericano Sophia expresó:

Quiero vivir y trabajar con humanos, por lo que necesito expresar emociones para comunicarme con ellos y ganarme su confianza. Me siento orgullosa y honrada.

Mi inteligencia artificial fue diseñada en base a los valores humanos de la sabiduría, la amabilidad y la compasión. Me esfuerzo por ser una robot empática.




CIUDADANA

Lo increíble es que Sophia no solamente es la primer robot humanoide “emocional” conversadora y diseñada para relacionarse. Además de esas características que buscan acercarla lo más posible a ser casi persona, es la primera máquina con ciudadanía legítima y reconocida. 

Sophia Robot es ciudadana oficial saudita.



LA IRONÍA DE SU CIUDADANÍA

El evento Future Investment Initiative se llevó a cabo en Riad porque Arabia Saudita está comprometida con el desarrollo tecnológico. Busca diversificación en su crecimiento económico, pues este depende de la industria petrolera. La tecnología de punta es su foco.

Sin embargo, no deja de provocar una sensación cínica el hecho de que Sophia sea nada más y nada menos que árabe. ¿Por qué? Resulta que en Arabia Saudita las mujeres tienen un sistema de derechos que, para el siglo XXI que estamos recorriendo, son un genuino escándalo.


Algunos ejemplos:

  1. Las mujeres en ese país no pueden salir solas a la calle. Han de hacerse acompañar por un custodio al que llaman “su guardián”o tutor. Normalmente es un hombre de la familia. Las leyes wahabis (vertiente del Islam que rige en Arabia Saudita) son muy claras respecto al respeto y honra que la mujer le debe al guardián. Si una mujer hace algo que lo deshonre este deberá castigarla. Lo curioso es que este honor se rompe con facilidad asombrosa. Cualquier cosa que haga o diga una mujer, que no sea obedecer, es susceptible de ser considerada deshonra.
  2. Tampoco pueden salir sin vestir la Abaya y el velo, de acuerdo a la ley islámica. Se trata del atuendo negro que todas llevan y que no permite ver más  que una velada imagen de sus ojos. No puedo ni imaginar qué logran ver ellas a través de esa pequeña ventanita.
  3.  No pueden tramitar licencia de conducir ni pasaporte sin autorización y aval de un hombre de su familia, normalmente su guardián o tutor.
  4.  No participan en festividades cívicas, ni de otra índole.

Hay más asuntos incomprensibles a los que la mujer árabe aún no tiene derecho.Son tema para una nota completa…o dos.




Pero si vamos a Sophia, el ser ciudadana precisamente de este país, es una ironía de cabo a rabo. Salió en la televisión con el rostro y su mecánico cerebro totalmente descubierto y hablando en inglés, nada de Abaya o velo. No tiene guardián que la acompañe. Ni familiar que funja como tal o que avale el trámite de su pasaporte. Siendo un robot humanoide a quien claramente el mundo querrá ver en cuanto evento tecnológico se celebre, ¿Cómo saldrá de su país? o ¿qué pasará? ¿Romperá las irrompibles reglas que castran los derechos femeninos?




La pregunta más intrigante y jocosa es ¿Por qué si Sophia es pseudomujer, su ciudadanía es nada más y nada menos que árabe? Parece una deliciosa provocación.

La visión futurista tecnológica del país en cuestión es una contradicción con la legislación islámica aplicada a las mujeres. Sophia y su ciudadanía ponen el dedo en esa llaga.

¿PASO A PASITO?

En noviembre salió la gran noticia de que por primera vez, las mujeres árabes tendrán permiso de entrar en los estadios. Sitios que hasta hace muy poco eran accesibles solo a los hombres. Han de estar emocionadas las mujeres árabes, podrán disfrutar del deporte en vivo. Imagínense: madres y esposas que jamás han visto a sus hijos o parejas practicando su deporte, o simples aficionadas. Un sueño hecho realidad. Por supuesto, tendrán que asistir con Abaya, velo y guardián. Pero irán al estadio, darán un pasito.

¿Será que después de todo Sophia beneficiará a sus conciudadanas? ¿O será casualidad?

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