A 8 fechas del inicio de la temporada de la NFL aún se respira la polémica por el himno nacional estadounidense al entonarse en el inicio de cada partido. Las sanciones “morales” de Donald Trump a la liga y sus jugadores luego de tildarlos de hijos-de-puta, a los jugadores, y de cobardes a los dueños, es pan de todos los días.
Trump no cesa sus “críticas infantiles” y “mentadas superlativas” respaldadas por su slogan herrumbroso de “Make America Great Again”. Aaaah si, el patriotismo fantoche. Mientras tanto La Liga y los dueños, dentro de lo que cabe y mientras no le toquen sus intereses, respetarán la libertad de expresión de cada uno de sus jugadores. Las respuestas al “líder republicano”, por parte de la liga han sido “insinuaciones de insolencia” o en mejores términos “respuestas irónicas”.
Esto por muy extraño que parezca es una protesta. Fue iniciada por Colin Kaepernick mariscal de los 49ers de San Francisco. La condena contra el gran mariscal fue feroz. Desde señalamientos de líderes radicales y racistas hasta los dedos traicioneros y religiosos de la gente que camina en la acera de enfrente. La pasó muy mal. El debate en la media estadounidense fue también el Dedo de Dios contra Kaepernick.
De pronto el debate cambió. Varios jugadores que tienen problemas legales con cargos de violencia a la mujer, robos, y delitos misceláneos podían jugar. Por ejemplo Ezekiel Elliot que está acusado por golpear a su mujer pero la NFL le dio permiso para jugar. No digamos nada del presidente cuya misoginia está más que documentada y ahora, asumido él toda una autoridad moral, defiende el himno. ¡Qué bonito!. ¡Qué caradura!. ¡Qué maldita doble moral!
La solidaridad entre los jugadores se desvaneció y Kaepernick continua relegado. Algunos equipos tomaron la decisión de no salir a cantar el himno para evitar la polémica: Ellos van a jugar. Eso hicieron los Steelers de Pittsburgh. Su DT Mike Tomlin fue claro: -Venimos a jugar y nada más.
¿Cómo van?
Después de la polémica podemos ver que los campeones, los Patriotas de Nueva Inglaterra no empezaron con un paso arrollador. Con 4 ganados y 2 perdidos. Estrenaron su campeonato con derrota frente a los Jefes en la semana inaugural, comprobando la teoría que el primer partido que juega NE luego de ganar el Supertazón, pierde. NE no le ha ganado a un rival de peso a pesar que va primero en su conferencia.
Otro de los casos engañosos es el récord de 5-1 de los Jefes. Kansas City siempre termina con balance ganador. El 2016 finalizaron con 12-4 y el 2015 con 11-5 pero no pueden ganar en la postemporada. Andy Reid no sirve como coach, así de simple. Los Steelers van en camino. Tuvieron un mal día frente a los Jaguares. Su mariscal ‘Big Ben’ junto con su corredor Antonio Brown, están afinando a Pittsburgh.
Claros dominantes no hay. Los equipos aún vacilan. Green Bay, que tenía posibilidades grandes, ahora ve gris su temporada luego de la fractura de clavícula de su mariscal Aaron Rodgers. Los Gigantes de Nueva York que no tiene posibilidad alguna les llovió maldición por la fractura de tobillo de Odell Beckham su receptor mediático-estelar.
Los Seahawks de Seattle y los Santos de Nueva Orleans aunque están del lado positivo de victorias pero les falta un equipo más fuerte. Los Raiders que son a lo que más les apostaba, aún no tienen lo suficiente para ser equipo ganador. Marshaw Lynch, el running back por excelencia, apenas promedia 3.7 yardas por acarreo y ha anotado dos veces. Su mariscal Dereck Carr no despega.
Las Panteras y los Rams son los que, Dios sabe qué están haciendo, pero van primeros en sus conferencias con 4-2. Los Rams se hicieron respetar al ganarle a los vaqueros en casa. Aunque sus partidos han sido apretados les falta fuerza. Los Vikingos de Minnesota son los que han hecho presencia. Le han ganado a Tampa y Green Bay, dos equipos contendientes. Sigo esperando por Dallas le tengo fe a Dak Prescott.
Los récords de los equipos están muy nivelados. Está por finalizar el segundo mes de la temporada y noviembre pinta feroz.