Música nuestra imagen

Necesitamos más música con sentido, más letras escritas con ingenio y sentimiento, más suavidad. Es estupendo que una de las nuestras esté en esa sintonía.

Las opiniones e imágenes de este artículo son responsabilidad directa de su autor.

Imagínala sin música. No muy, ¿verdad?

Yo tampoco puedo. Sin ella no la llamaría vida. No concibo una experiencia tan plana y fría y oscura. Es que la música está en todo y está aquí. Es además, un fenómeno que también cuenta historias.

La primera vez que escuché a Gaby Moreno ella era niñita y yo adolescente. Coincidimos en el mismo colegio, separadas por un buen número de años. Mentiría si dijera que recuerdo qué cantó. Su voz era dulce, eso sí es inolvidable.

Los años y su trabajo la convirtieron en lo que hoy es, una estrella ubicada en un muy particular nicho musical, una cantante que disfruta lo que hace. Y como lo suyo son el blues, el jazz y las letras melancólicas, coincidimos de nuevo. Su forma de cantar azulado enloquece a quienes sin remedio, caemos seducidos por esa especial forma de hacer música, por la sensualidad implícita, por la nostalgia y por la poesía de sus letras.

El jueves 10 de agosto se presentó en la Gran Sala del Teatro Nacional, en un espectáculo de calidad asombrosa. Gaby se lució invadiendo el ambiente con su voz. Invitó a su versión nacional de Tour Ilusión a artistas fuera de serie. De Guate estuvieron Manguito (Daniela Guirola y Javier Samayoa) y la hoy pequeña pero famosa Yahaira Tubac, sí, la pianista chiquita pero grande de San Juan Sacatepequez. Invitó también a estrellas internacionales: Depedro de España y el grupo Caléxico (género folk indie) de Arizona.

Desde el formato del concierto, con un escenario de pantallas asimétricas, hasta la secuencia musical, mostraron el altísimo nivel con el que ella y su equipo trabajan. Ya todos se habrán enterado sobre la interpretación de Gaby acompañada por Yahaira al piano de Luna de Xelajú. Fue fantástica, hubo piel de gallina, llanto y ovación colectiva. Por ahí apareció el Ministerio de Cultura y Deportes otorgando a Gaby el premio de La Paz. Merecido reconocimiento por todo lo que Gaby representa.




 Sin embargo el espectáculo fue mucho más que nuestra canción con nuestras artistas o la entrega del premio. Para los amantes del blues, de la música folk, inclusive para quienes reverenciamos a Chabela Vargas y su inolvidable Llorona, el concierto del jueves fue un alucine. 

Abrió con la canción multigenerational “Quizás”. Estás perdiendo el tiempo pensando, pensando… Y fue resbalando sobre música genial, su blues cadencioso, la seducción de sus letras. También nos llevó por su historia en el planeta de la música, lo cual fue atinado porque no todos conocemos cómo es que está en ese sitio del pentagrama y del medio. Salpicó su relato musical con retazos de grandes canciones. La Novicia Rebelde con sus Few favorite things y la Sirenita con Part of your world, por mencionar algunas. Pero fue cuando cantó brevemente Dream a little dream of me, de Ella Fitzgerald, que terminamos de entender quién es Gaby Moreno.

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