La decisión, última parte imagen

Este es el último episodio de la novela La Decisión, parte de los casos del Comisario Wenceslado Pérez Chanan, obra de Francisco Alejandro Méndez.

Las opiniones e imágenes de este artículo son responsabilidad directa de su autor.

La decisión, primera parte

La decisión, segunda parte

La decisión, tercera parte

La decisión, cuarta parte

La decisión, quinta parte

La decisión, sexta parte

La decisión, séptima parte

La decisión, octava parte

La decisión, novena parte

La decisión, décima parte




El semáforo detuvo el tráfico y yo aproveché para ubicarme a la par de su auto. Desenfundé el arma y apunté hacia José. En ese preciso momento Sara se percató de mis intenciones, giró el timón para adelantar al auto que permanecía delante de ellos. Sin embargo, en ese momento un tráiler pasaba a gran velocidad y enbistió su auto. Se escucharon gritos, chirridos de autos, frenazos y un ruido estridente. El pesado vehículo de carga se había llevado el diminuto carro de ellos dos y se empotró contra una gasolinera. Hubo un estallido, los gritos de la muchedumbre y luego, a los breves segundos, las sirenas de los bomberos. Como usted sabe, comisario, fue un incendio terrible. Prácticamente todos los involucrados en el accidente habían muerto. Llegaron varias motobombas de bomberos, pero necesitaron de más de una hora para detener el fuego.

Yo permanecía paralizada. Había dejado abandonado el auto y me mezclé entre la muchedumbre. Por supuesto que lloré, y mucho. Pero, finalmente pensé que terminaba uno de los capítulos más tristes de mi vida.

Todo lo demás, pues usted lo tiene en su expediente. Mi inocencia o mi culpabilidad están en estas palabras que le acabo de decir. Usted sabe, comisario que me están acusando de un triple homicidio. Mi defensa es mi palabra. ¿No sé si tiene alguna otra pregunta?

La mujer permaneció callada por un momento. De su bolsa sacó un pañuelo con el que se secó el sudor de su cara y una lágrima que se le resbalaba por su rostro. Se quedó en una posición erguida, como un pavorreal que saca su pecho y abanica su cola.

El comisario se levantó. Caminó parsimoniosamente hacia la puerta. Él sintió como si se hubiera tardado una hora en llegar. Se imaginó que era una caricatura y que en ese momento le habían puesto la cámara lenta. Bajó a su oficina y se sentó en su escritorio. Abrió su correo y se topó con un mensaje de Arthur, su amigo escritor detenido en una cárcel en Heredia, Costa Rica. No lo abrió, pero en cambio abrió el mensaje que le había enviado el juez de sentencia. Pulsó hasta abajo el ícono de contestar el mensaje. Le escribió la síntesis de su informe y de su opinión al respecto, la cual el mismo juez le había solicitado. Wenceslao fue breve. Escribió dos palabras.

Seguidamente abrió el mensaje de su amigo y sin leer lo que él le había escrito, le escribió otro corto mensaje: tengo interesante historia que le va gustar escribir. Luego le cuento.

Ilustración: Tenshi Arts 




BLOG EL COMISARIO VA A LA UNIVERSIDAD POR FRANCISCO ALEJANDRO MÉNDEZ




Periodista, catedrático universitario regional, pero antes que todo, escritor. El Comisario Wenceslao Pérez Chanán es su personaje principal, entre una larga lista de libros que exploran la novela negra guatemalteca. Lea las dos novelas anteriores en este enlace 

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