Entre diputados te veas imagen

Cada quince días en Relato.gt podrá encontrar las intimidades de lo que entre 2007 y 2011 sucedió en los pasillos del Organismo Legislativo.

Las opiniones e imágenes de este artículo son responsabilidad directa de su autor.

el Congreso desde sus entrañas: por Aníbal García

Tengo presente aún aquél 9 de septiembre del año 2007, día en el cual fui electo Diputado al Congreso de la República, por la ciudad de Guatemala. Si bien es cierto soy antigüeño, por cuestiones de estudio, laborales y profesionales, desde los 19 años he vivido en la ciudad de Guatemala y aquí establecí mi familia y labores.

Mi destino es idéntico al de cientos de miles de guatemaltecos que no tenemos o tuvimos otra que migrar a la gran ciudad a buscar los derroteros de la vida, aún enfrentando las peores condiciones y tirándonos al vacío prácticamente sin paracaídas. 

La Antigua Guatemala, está muy cerca pero no así las aldeas. Yo soy oriundo de San Pedro Las Huertas, una aldea que está a escasos dos kilómetros y medio de la Antigua, pero vaya si no en aquella época (1987) esos dos kilómetros y medio significaban una gran distancia entre tener o no oportunidades. Cierto Presidente, luego de recorrer la ciudad y las aldeas exclamó: “Ay Antigua, tan cerca del desarrollo y al mismo tiempo tan lejos”.

Tirarme al agua y venirme a labrar un destino a la gran ciudad, sin nada más que una férrea voluntad y determinación, fue producto de lo siguiente: a) Estaba determinado a graduarme de la Universidad. b) Honrar a los dos seres humanos que más respeto en el mundo en cuanto a dignidad y entereza, mi padre y mi madre. c) Mi deseo de ser dirigente estudiantil de la Universidad de San Carlos de Guatemala. d) Estaba convencido, que la ruta del esfuerzo universitario era el camino para lograr la superación personal para poder acceder a una vida digna. e) Pero el elemento definitivo para incorporarme de lleno a lo que considero una vida universitaria plena, fue la beca que me otorgó la Universidad.

Por eso aquél 9 de septiembre de 2007 cuando fui electo diputado, en la sala de nuestro hogar con nuestros hijos ya dormidos a eso de las 4 de la mañana, habiendo comprobado que la elección como diputado era una realidad nos fundimos en un abrazo con mi compañera de batallas, mi esposa amada. Le dimos gracias a la vida, recordamos con nostalgia a los nuestros y los caminos recorridos y le entramos al juramento de seguir siendo fieles a la causa pasara lo que pasara, enfrentando a quien hubiese que enfrentar.

De una cosa estaba seguro, no iba a ser fácil. Había llegado a la cima de las aspiraciones que podía tener políticamente hablando, un sueño estaba cumplido y no podía fallar a la cita que la historia me había concedido, mucho menos caer en la traición a los ideales o terminar en la cochina danza de corrupción que tanto daño le ha hecho al país. 

Tenía una gran ventaja de mi lado: la campaña que me llevó al Congreso fue muy modesta y fue sufragada con fondos propios, aportes personales y un trabajo descomunal a pie, desplegado en áreas estratégicas de la ciudad de Guatemala. En otras palabras iba con las manos limpias, sin compromisos y sin condicionamientos.  


Lamentablemente puedo asegurar que de los 158 diputados electos, fruto de un sistema electoral hecho a la medida de los dueños del país y de los políticos casados con la corrupción, con esfuerzo, solo 5 diputados probablemente no iban condicionados. 

Aunque siendo honestos cuando terminamos el período para el que fuimos electos, mi cifra de diputados con las manos limpias y sin condicionamientos se había reducido. El sistema es el sistema, y las pruebas vendrían rápido y tupido, las invitaciones exhortativas y apremios para sumarnos a la rueda de la corrupción empezaron a llegar aún sin haber tomado posesión del cargo. 

Un primer acercamiento al lado oscuro

Una cafetería china de la zona 9, sería el marco de una reunión con un dirigente del partido por el que me postulé (él también había sido candidato a Diputado).

En dicha reunión entre bocado y bocado y las felicitaciones del caso, me invitó y exhortó a “aprovechar la gran oportunidad que la vida me estaba dando”, dijo que eso no era de todos los días. 

Palabras más, palabras menos, me indicó que tenía contactos con mucha gente en el Congreso. Con Diputados experimentados que ya sabían cómo funcionaba, así como con empresarios dedicados a los negocios con el Estado, los cuales querían tenerme cerca para hacerme participar en sus negocios en donde podría obtener beneficios económicos altos, más allá del sueldo y otras cosas.

“No te vas a ensuciar, no vas a salir involucrado en nada, ni siquiera se va a sospechar de tu trabajo, lo único que tenés que hacer es dar tu visto bueno, del resto yo me encargo. De todos modos, así funciona el Congreso y así seguirá funcionando estés o no estés de acuerdo”, espetó. 

Lo más desconcertante e indignante es que la oferta no provenía de un desconocido o de alguien que no fuese parte del equipo, la oferta venía de un dirigente partidario, que además había estado, en su calidad de candidato a diputado, muy cerca de obtener una curul y además, gente de mucha confianza en el partido.

Demás está decir que ignoré la particular invitación y tome mis precauciones. Lamentablemente, dentro del partido postulante inexplicablemente, algunos dirigentes de altas esferas partidarias no habían tomado con simpatía mi elección, lo cual convertiría la convivencia en insoportable.

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*Cada quince días en Relato.gt, podrá encontrar las intimidades de lo que entre 2007 y 2011 sucedió en los pasillos del Organismo Legislativo, en donde cada movimiento, cada negociación para aprobar una ley, tenía un trasfondo. El ex diputado Aníbal García cuenta a través de su blog estos detalles ajenos para los ciudadanos comunes y corrientes.

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