El dilema de comer una dona imagen

El Gordito siempre habla de una mentalidad de “no dieta”, pero hasta ahora se sienta a contarnos con una dona de qué se trata este asunto.

Las opiniones e imágenes de este artículo son responsabilidad directa de su autor.

Muchas personas me han preguntado qué es eso de tener una mentalidad “no dieta”. Y tantas otras me ha costado explicar lo que yo entiendo por el asunto, porque no es como andar con un pin en la mochila o tener una estampa en el carro o de pronto un día indignarse y salir a la calle a hacerle un plantón a las facultades de ciencias químicas y farmacias. Tampoco es algo que se le impone a los otros disparando carbohidratos a las bocas -aunque me encanta la idea de una pistola que lance paquetitos de pasta alla carbonara-.

No, más bien es un estado de conciencia sobre la alimentación y se debe hacer con gusto. Pero aún así la idea la tengo vaga y no logro aterrizarla. Hablando de esto con mi nutricionista, recordé uno de los primeros documentos que me envió luego de la sesión que explicaba el asunto oponiendo ideas entre “dieta” y “no dieta”.




Por ejemplo, pensar en términos de dieta es estar frente a una dona de glaseado y preguntarse si la merecemos o no, en vez de pensar: ¿tengo ganas de hendirle el colmillo a ese aro perfecto, suave y tibio? ¿Es eso lo que quiero?

Otro caso que me sigue pasando es “me siento culpable cuando me como algo que asumo tiene un vergo de calorías”. Me repito como un mantra que merezco disfrutar la comida sin sentirme culpable, y trato de dejar atrás esa ira maldita de comerme una docena de donas como vengándome de esa culpa que me impongo.

Y de las doce donas me como una, tranquilo, en paz. Respirando y sintiendo el aroma a levadura que suda la rosca en la tardecita con un té negro sin azúcar porque así me gusta. Pienso entonces si quiero otra o no, si estoy satisfecho. Pero la batalla por dentro sigue y la mentalidad de la dieta avanza.

“Una dona mano. ¿Será que vas a moverte de la silla siquiera para quemar un poco de calorías? Esa dona se te va a ir a la chiche izquierda y desde arriba entre las dos parecen orejas de gato”. 

Se me retuerce la panza pero recuerdo que el peso y mi cuerpo no son los indicadores de progreso, y le apuesto a que conforme identifique y obedezca mejor mis señales de hambre y saciedad mi cuerpo va a encontrar su peso normal.

La lucha se detiene, tengo que escribir una columna. Me levanto, quito los restos de glaseado de un par de dedos raspándolos con la lengua y prendo de la computadora. Quizás hoy escriba sobre qué es la mentalidad de “no dieta” porque muchas personas me han preguntado qué es eso.

Todas las noticias, directamente a tu correo

Recibe todas las noticias destacadas de Relato.gt, una vez por semana, 0 spam.

¿Tienes un Relato por contar y quieres que nosotros lo hagamos por tí?

Haz click aquí
Comparte
Comparte