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Por: Julio Zelaya

¿Por qué debería usted leer este artículo? Nuestra región es una en desarrollo. Se observan emprendimientos de todo tipo en las calles, en los barrios y en los complejos de vivienda. ¿Cómo apoyar a los más pobres? ¿Cómo promover el desarrollo económico donde el acceso a capital es casi nulo? A continuación, un artículo sobre una emprendedora que lo está haciendo.

Jacqueline Novogratz, de Estados Unidos, usó su conocimiento de negocios para darle un cambio al enfoque filantrópico tradicional. Formó el fondo Acumen en el 2001, dirigido a formar emprendedores en los países más pobres. ¿Cómo funciona? Utiliza fondos filantrópicos, que inicialmente aportó la Fundación Rockefeller y la Fundación Cisco Systems para invertir en nuevos negocios.

Acumen cree que se debe usar el mercado como un instrumento de escucha y tratar a todas las personas, no importando su nivel de ingreso, como clientes potenciales que desean tomar decisiones activas en sus vidas. Como ejemplo, Novogratz menciona el tomar agua potable. Actualmente, 1.2 billones de personas en el mundo no tienen acceso a tomar agua potable. Cuando nos planteamos la pregunta “¿Es el agua potable un derecho humano y por lo tanto deberá ser distribuida gratuitamente a todas las personas o debería ser privatizada?”, Novogratz menciona a Tralance Addy. Ella es una ghanesa que vive en Los Ángeles que deseaba fundar una empresa en India para probar si era posible vender agua potable a personas de bajo ingreso en la región rural de Andhra Pradesh. Cuando preguntó a los políticos, le dijeron “la política es agua gratis para todos”. Novogratz argumenta “tienen 200 millones de personas en el país que no tienen acceso a agua y 400 millones de personas que tienen extremadamente limitado el acceso, por lo que un experimento no haría daño”.

Se utilizó el dinero paciente –dinero que la mayoría de inversionistas no tendrían en riesgo, pero al mismo tiempo, no exigirían retornos altos- para colocar $600,000 en una empresa nueva. Esta empresa utiliza una tecnología ultravioleta para filtrar agua de pantano y hacerla disponible a personas de bajos ingresos. Hubo mucha experimentación. Los emprendedores fueron a bancos y no recibieron fondos por no contar con garantías. Se utilizó el dinero del fondo Acumen para colocar un 30% de garantía y de esa forma apoyar el emprendimiento.

Hoy, WaterHealth International llega a 350,000 clientes que pagan en 200 pueblos y se estará sirviendo a más de un millón de clientes en los próximos dos o tres años.Casos como el anterior prueban que es posible impactar en temas sociales con emprendimientos sostenibles.




En África, donde el 92% de los casos registrados de malaria existen, nacen oportunidades de emprendimientos orientados a erradicar la enfermedad. ¿Por qué no se ha hecho esto? A opinión de Novogratz, el caso en muchos países en desarrollo es falta de liderazgo. Muchas personas tienen miedo o no se creen capaces de subir al nivel de empresarios. Adicionalmente, el acceso a capital es una limitante importante. No menos importante, menciona Novogratz, es que muchos emprendimientos con impacto social son amenaza para políticos locales, en donde podría dificultarse la implementación del emprendimiento.

Cuando Novogratz habla de la crisis, resume el impacto en miedo, en no arriesgar y en frases como “no tengo suficiente para dar”. Adicionalmente, se está observando que los niveles más bajos de la sociedad enfrentan precios más altos. En países como Paquistán, la inflación es tan alta como 27%. Si se contrata a cualquiera, es muy difícil alcanzar márgenes aceptables. En resumen, la época es difícil para las personas de bajo ingreso. Sin embargo, en los emprendimientos que Acumen fondea, se venden productos y servicios básicos: alimentos, salud y agua. Las personas están aún buscando cómo satisfacer estas necesidades, por lo que las inversiones, aunque volviéndose un poco lentas, siguen robustas.

¿Puede aplicarse el modelo a Centroamérica? Definitivamente. Nuestra región tiene problemas acentuados en las variables clave: alimentos, salud, vivienda, seguridad, empleo, entre otras. ¿No deberíamos ver como emprendedores oportunidades de impactar en las naciones de forma sostenible?

Ejemplos como el de Acumen demuestran que es posible, aplicando los conceptos empresariales, impactar en el desarrollo económico de las naciones.

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